El producto bruto del agro, principal sector generador de divisas de la economía argentina, creció un 31,3% en 2024 respecto del año previo, que se caracterizó por una sequía fatídica.
Tal crecimiento, según muestran las cifras oficiales (Indec), corresponde casi a la totalidad al sector agrícola, ya que los rubros relativos a producción animal en su conjunto no registraron crecimiento alguno el año pasado respecto de 2023.
La recuperación del producto bruto del agro, de todas maneras, no fue suficiente para superar los máximos niveles registrados por el sector en la última década, lo que indica que la actividad continúa operando por debajo de su potencial explorado.
El agro, por razones obvias, está expuesto a golpes climáticos que derriban el nivel de actividad. La cuestión es que si el sector, como sucede en la Argentina, está condicionado por una elevada carga impositiva y distorsiones cambiarias, le cuesta mucho más recuperarse de tales embates.
Gran parte del estancamiento de la economía argentina se explica precisamente por la incapacidad del sector agropecuario para trabajar con plenitud.
La estimación preliminar del PIB de la Argentina en el año 2024 muestra una caída de 1,7% con relación al año anterior. Ese decrecimiento se explica fundamentalmente por un derrumbe de la inversión (-174%) junto con una baja del consumo privado (-4,2%) y el consumo público (-3,2%).
Tales factores negativos fueron compensados, aunque no en magnitud suficiente, por un crecimiento del 23,2% de las exportaciones, las cuales, sin derechos de exportación, habrían seguramente sido muy superiores.
Por el lado de la oferta, entre los sectores de actividad que mostraron una disminución en 2024 se destacan la construcción (-17,7% interanual), la industria manufacturera (-9,2%) y el comercio mayorista y minorista (-7,3%). Además del agro, también aumentó la actividad minera con un 7,4% interanual.