El Grupo Los Grobo, presidido por el famoso empresario Gustavo Grobocopatel, posee en su rama de negocios a la empresa Agrofina, la cual fabrica insumos fitosanitarios para la agricultura y fue adquirida por el Grupo en el año 2013.
En aquel entonces resultaba arriesgado lanzarse con una fábrica de genéricos cuando el glifosato de las grandes multinacionales reinaba en los campos argentinos. Hoy, con el gran avance de las malezas resistentes a tal modo de acción herbicida, han reaparecido principios activos que habían quedado en desuso y las empresas de genéricos ganaron mucho terreno. De modo que la visión de Grobo en aquel entonces fue acertada.
“Somos lo únicos no glifosato”, señaló. Y destacó que en su planta de Zárate sintetizan los productos en base a las necesidades de los agricultores locales, a diferencia de las multinacionales que solo formulan los productos que vienen de afuera.
¿Y cuál es la nueva visión de Grobo? En una reunión para periodistas convocada por la empresa para comunicar que han recibido un aporte de 100 millones de dólares por parte de inversionistas extranjeros en el año 2016 para un plan estratégico 2017-22 que marcha de maravillas (gacetilla); Gustavo comentó que están trabajando en productos biológicos porque “se van preparando para los cambios en las regulaciones”, dijo.
Cree que los biofunguicidas y bioinsecticidas ganarán terreno en el futuro debido a la presión creciente que existe por parte de la sociedad sobre los productos de síntesis química. Informaron que generar un nuevo producto les lleva cinco años pero ya están trabajando sobre estos.
En cuanto a los fallos provinciales y municipales que se han dado en los últimos meses en Entre Ríos y Pergamino, donde se prohíbe el uso de agroquímicos en determinadas áreas rurales; Gustavo dijo a Bichos de Campo que “el Estado debe asumir el rol fundamental creando un espacio de discusión de estos temas, sin que se decida a los gritos ni con supuestos”.
“Los productos van cambiando, hoy no son los mismos que hace 30 a 40 años y serán distintos en el futuro. Está claro que no es neutra la utilización de agroquímicos y fertilizantes pero hoy se pone en la balanza de que si no los usas es peor”, continuó.
De esta forma, el empresario que comenzó solo con su padre en 1984 en Carlos Casares y poco tiempo más tarde inventó el sistema de pooles participativos de siembra, con gran éxito a principios de los 90s y mediados de los 2000, sigue reinventándose en el mercado agrícola actual.