En la Argentina la Enfermedad de Aujeszky (EA) se encuentra de manera endémica y afecta a la producción porcina, pero al igual que la aftosa en los bovinos, es completamente inofensiva para el consumo humano y se soluciona de la misma manera: vacunando.
Un brote registrado a finales de 2023 en el establecimiento porcino más grande del país encendió las alarmas en el sector. A pesar de contar con estrictas medidas de bioseguridad, el virus logró ingresar, dejando en evidencia la latencia de la enfermedad y generando preocupación entre los productores. La situación se complicó aún más cuando los predios afectados se encontraron con la falta de vacunas para frenar de manera rápida y efectiva el brote.
Aunque el Senasa tenía aprobada una vacuna contra la EA, ésta ya no se encontraba en producción y su stock era prácticamente inexistente. En respuesta a esta emergencia sanitaria, la Federación Porcina Argentina (FPA), institución representativa del sector productivo primario porcino, gestionó la importación de 1.200.000 dosis de la vacuna contra la EA con carácter de excepción, que se dio en un contexto de cambio de gobierno y restricciones para las importaciones.
Además, junto a su equipo técnico de sanidad, la FPA desarrolló un Plan de Acciones para la Erradicación de la Enfermedad de Aujeszky. Este plan fue presentado en agosto de 2024 ante las máximas autoridades del Senasa y ratificado en octubre del mismo año ante la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, demostrando la voluntad política de avanzar hacia la erradicación de esta enfermedad.
“No obstante, a la fecha, y pese a los nuevos brotes reportados, incluyendo otro de los establecimientos más grandes e importantes del país, el Senasa continúa discutiendo cuestiones administrativas que han demorado la puesta en marcha del plan y que siguen evidenciando la falta de control y eficiencia de la autoridad sanitaria ante una enfermedad que ha sido controlada en gran parte del mundo”, reclamó la FPA por medio de un comunicado.
“El sector productivo porcino encuentra en la falta de acción del organismo público una limitante crucial para poner en marcha el plan de erradicación, cuyo financiamiento será provisto exclusivamente por los mismos productores”, añadió.
“Esta ineficiencia del Estado no sólo impide el control de la situación, sino que también deja a las granjas sin vacunas disponibles para protegerse de una enfermedad que afecta directamente sus niveles productivos, causando pérdidas millonarias”, alertó la FPA.
Si bien la EA es inofensiva para los consumidores, su impacto económico en la producción porcina es considerable. La experiencia reciente ha demostrado que incluso las granjas con las más estrictas medidas de bioseguridad son vulnerables, y la falta de vacunas y de un plan efectivo de erradicación pone en riesgo la estabilidad del sector.
“En este contexto, resulta urgente que las autoridades sanitarias avancen con celeridad para poner en marcha el plan de erradicación, evitando así que esta “aftosa” porcina siga afectando a un sector productivo clave para la economía nacional”, exigió la federación.