El trigo argentino es el más barato del mundo y cotiza a valores FOB casi equivalentes al de un producto forrajero que se emplea para consumo animal.
Ni siquiera el trigo exportado por Rusia, principal vendedor mundial del cereal que se caracteriza por despachar volúmenes colosales del producto a granel, es tan barato como el argentino.
La razón de esa desgracia comercial es la falta de competitividad de la Argentina en el mercado mundial de trigo, dado que el cereal de ese origen sólo es competitivo en Brasil tanto por cercanía (menor costo logístico) como por el Arancel Externo Común del Mercosur (que es del 10% para el trigo extra-Mercosur).
Cuando la oferta exportable argentina de trigo supera la capacidad de importación del producto por parte de Brasil –como sucede en el presente ciclo 2024/25–, Argentina debe colocar partidas del cereal en el norte de África o el sudeste asiático, regiones que compran cereal a granel por precio.
La ironía es que, si bien estos mercados privilegian compras al precio más barato posible, este año, al menos en lo que respecta a los embarques argentinos, se están llevado una mercadería de gran calidad. Sería muy triste –aunque probable– que en esos mercados el cereal argentino termine alimentando cerdos en lugar de destinarse para elaborar unas deliciosas croissants.
La calidad del trigo argentino en la zona de influencia del complejo industrial agroexportador de Rosario en la presente campaña alcanzó valores por demás destacados: el tenor proteico promedio del trigo 2024/25 en la zona núcleo pampeana es de 12,5% con un peso hectolítrico de 79,0 kg/hl. En lo que respecta a gluten, el promedio de las muestras analizadas por la Cámara Arbitral de la Bolsa de Comercio de Rosario es de 30,4%, una cifra que supera ampliamente la media histórica regional de 26,0%.
Los análisis realizados por la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, correspondientes a partidas de trigo de la zona sur de la región pampeana argentina, también muestran indicadores de calidad elevados con un tenor proteico promedio que a la fecha es de 11,4% y un peso hectolítrico de 79,0 kg/hl.
El precio FOB oficial del trigo argentino se encuentra este martes en 236 u$s/tonelada, apenas 8,0 u$s/tonelada más que el valor de exportación de la cebada forrajera del mismo origen. Una locura.
La manera de proteger comercialmente al trigo que llevan a cabo EE.UU., Canadá y Australia es segregar partidas obtenidas en regiones específicas para conferirles una denominación propia, de manera tal que cada una, según la situación coyuntural del mercado, cuenta con un valor distinto.
Por ejemplo: U.S. Wheat Associates (USW), entidad financiada tanto con aportes de los productores estadounidenses como por el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), comercializa partidas segregadas de trigo con atributos diferenciados de calidad en función de las distintas necesidades de los clientes.
Al exportar trigo a granel sin diferenciación de origen, Argentina debe competir en destinos lejanos con Rusia y Francia –que también exportan cereal a granel– y esperar que Brasil termine de consumir su propia cosecha del cereal para aprovechar la ventaja comparativa presente en el ámbito regional, algo que, por lo general, sucede en algún momento del segundo trimestre del año. Mientras tanto: ajo y agua.
Es el precio que pagamos por ATRASAR 100 años exportando granos en estado primario
No volemos alto pretendiendo exportar crossans, ni fideos secos, pero al menos, tratemos de ganar mercados con algo tan simple y elemental como la harina
Lo mismo nos pasa con la soja. 20 años llevamos vendiéndoles a los chinos promedio 7 millones de tt. de poroto en estado primario, pués no nos compran casi nada de aceite, ni de harina, ni de expeller.
NOS USAN DE PROFILACTICOS. No sólo no llegamos a las góndolas del mundo con productos terminados, sino que ni siquiera al estacionamiento de los supers intentamos hacerlo
Los procesos industriales requieren estabilidad económica, son a largo plazo, producir cereales u oleaginosas requiere unos meses y si el que sembró se funde el campo queda, siempre viene alguien más eficiente o arriesgado para producir al año siguiente