David Thiesen es un empresario molinero que se define, tan paraguayo como la mandioca. La comparación no la hace solo por casualidad. La razón es que está muy vinculado a la industria molinera que en este país procesa tanto harina de trigo como de mandioca.
Desde hace varios años el empresario distribuye sus horas y experiencia entre dos empresas: Sem-Agro y Truck Service, y lo que ambas tienen en común es que cuentan con molinos que procesan harina para el consumo interno principalmente. Aunque destinan algunas toneladas a la exportación, sobre todo fécula de mandioca hacia otros países de la región consumidores de este alimento.
Como integrante de la cadena triguera Thiesen, es un paraguayo que se siente orgulloso del vertiginoso crecimiento que ha experimentado el agro en este país en los últimos 20 años, en distintos indicadores y particularmente en la producción y exportación de trigo. El éxito se lo atribuye principalmente al clima, luego a la tecnología y a las políticas de gobierno actualmente encabezado por el presidente Santiago Peña.
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“Realmente estamos creciendo mucho. Nosotros comparando la producción de trigo del año pasado, en esta campaña tuvimos casi el doble de la producción. Tuvimos un clima muy favorable y los rindes en la chacra fueron más o menos, en promedio, de 3500 kilos por hectárea de trigo. Tenemos realmente una tierra muy rica, muy fértil y muy productiva. Nosotros producimos soja, producimos maíz, producimos trigo, girasol también ganado y mucha leche”, dijo el empresario paraguayo a Bichos de Campo.
Sobre la adopción de tecnología Thiesen habla con total propiedad, ya que trabaja para la semillera Sem-Agro, una de las empresas pioneras en la selección de semillas de calidad en el país vecino. “Acá instamos a los productores a que siembren la mejor variedad de trigo para que los molinos puedan producir una buena calidad de harina. Con un buen gluten, buen falling, buen pH. Nosotros trabajamos mucho con tecnología en semilla y también en cuanto a fertilización de los suelos. Echamos cal agrícola, yeso, todo lo que hace falta realmente, es decir aplicamos el llamado corrector de suelos”, detalló Thiesen.
Tanto ha crecido Paraguay dentro de la industria del trigo, que no solo piensa en aumentar rendimientos, superficie de siembra y exportación. Al contrario, a los productores guaraníes también les preocupan la calidad del cereal, y a diferencia de lo que sucede en Argentina -con muchos más años de experiencia en estas producciones- ellos intentan segregar el grano.
“Nosotros tratamos de segregar. Por un lado, el trigo mejorado y en otro el trigo más frágil, todo por separado. Después, conforme a eso, nosotros mezclamos. Lo que siempre recomendamos, que es que se ponga por separado, la calidad número uno, el trigo mejorado y el trigo, que es un poco más frágil. Pero todavía hay muchos que mezclan”, explicó.
Como empresario al fin, Thiesen pone en valor la influencia del mercado y las políticas del gobierno en favor del agro que mantienen motivado al productor. “Acá los productores no tienen incentivos, simplemente es el precio del mercado. Realmente tenemos que agradecer a nuestro gobierno por apoyarnos siempre y estar con los productores. Nosotros por supuesto que pagamos impuestos, pero no tanto como en Argentina, que por ejemplo está pagando más del 30% en la exportación de soja. Y eso nosotros no lo tenemos, pagamos todo el impuesto en los insumos, en el combustible, y después cuando vendemos la soja, facturamos con el impuesto incluido. Entonces el Estado no nos cobra tanto en la exportación como en Argentina”, comparó el empresario molinero.
Además, dijo. “Como productores, tenemos acceso a las Bolsa de Valores y verificamos cómo está el mercado mundial, cuáles son los costos de exportación. Entonces conforme eso tomamos la decisión de vender o esperar unos días. Cada productor tiene que tomar su propia decisión.
-¿Pensás que tienen muchas más posibilidades de crecer en la producción de trigo?
-Podemos crecer más realmente en trigo. Nosotros nunca sembramos toda el área por cuestiones de precios. En años donde el precio es bueno, por ejemplo, este que más o menos se mantuvo en 235 dólares la tonelada y con los rindes a 3500 kilos por hectárea, es suficiente para pagar todos los gastos y finalmente queda un poco de ganancia todavía en el bolsillo. Nosotros realmente podríamos producir, yo diría, casi el doble del trigo que hacemos hoy.
-Al inicio dijiste que te desempeñas entre dos molinos de trigo y de mandioca ¿consideras la harina de mandioca como buen negocio o solo es una tradición que no quieren abandonar?
-Es buen negocio. La mandioca es mucho más fluctuante, tiene sus altibajos. Hay años que se gana bien con la mandioca, años que no se gana tan bien, pero si es un buen negocio. Es una tradición paraguaya y tenemos que seguirla, porque la gran mayoría proviene de pequeños productores. Entonces ellos también tienen un ingreso anual y con eso mantienen su familia.
Aunque la molienda de mandioca no se posicione como un gran negocio, Thiesen admite que no hay posibilidad de un Paraguay plenamente orgulloso sin consumo de mandioca.
“Si bien es muy distinto el proceso industrial al del trigo, porque la mandioca el rendimiento sería más o menos entre el 26 hasta 27% y en trigo tenemos entre el 74 y el 75% de rendimiento de harina, somos paraguayos y sin mandioca, no se puede vivir”, declaró.