Flavia Giordano se recibió de ingeniera agrónoma en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), en Zavalla, donde el plan de estudios casi no hace mención al cultivos de la arveja pese a que a pocos kilómetros de allí, en las localidades limítrofes entre Santa Fe y Buenos Aires, producir esa legumbre era una tradición de muchos productores, que la valoran bastante como opción al trigo como cultivo de invierno, antes de un maíz de segunda.
Como hija de productores, Flavia no había escuchado hablar demasiado de la arveja tampoco en su familia, dedicada más a la horticultura. Pero se tropezó de frente con esta opción cuando hace 9 años comenzó a trabajar en el staff de la planta de cultivos especiales que la cooperativa AFA levantó hace más de una década en la localidad de Rueda, justamente para potenciar la producción de arveja -y en menos medida lenteja- que hacían sus socios. Como dijimos en otra nota previa de Bichos de Campo, esa fue la rueda que le faltaba a esta vasta región para consolidarse como legumbrera.
Desde hace unos 9 años, entonces, Flavia trabaja muy ligada al cultivo de la arveja y se ha especializado. Lo que más valora es lo mucho ha aprendido de los productores y su larga experiencia con estos cultivos especiales. Ella interactúa con ellos desde la cooperativa que les va a comprar la producción, pero a la vez va testeando y ensayando a campo nuevas variedades que mejor se adapten a la zona y a los objetivos productivos de la planta.
“Mi trabajo en AFA es estar al servicio del productor para cuestiones técnicas, para asesoramiento, venta de insumos, entre otras cuestiones. Pero sobre todo, en estos cultivos, uno va haciendo experiencia en el hacer y estando muy en contacto con los productores. Obviamente una sale de la facultad con algunas herramientas, pero la experiencia lo es todo y hay que nutrirse de eso”, dijo Giordano en su diálogo con Bichos de Campo.
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Con un poco más de dominio de las características que posee esa zona para producir tanto arvejas como lentejas, Claudia se atreve a afirmar que estos cultivos especiales ocupan usualmente el espacio del trigo dentro de las rotaciones.
“Acá es muy fuerte la tradición legumbrera, hay muchos productores que que tradicionalmente hacen legumbres. Se van generando microzonas, a lo mejor un poco más de arveja, pero nos corremos 20 kilómetros y los productores se especializan en lenteja. Pero son esas dos, la arveja y la lenteja, la principal producción. Son dos cultivos de invierno que entre ellos compiten, no podés hacer lenteja y arveja en el mismo lote”, precisó la agrónoma.
Y agregó. “Estas legumbres encajan en la rotación como un cultivo de invierno similar al trigo y después lo puede seguir en rotación una soja de segunda o algo que se adaptó muy bien en la zona, el llamado maíz de segunda, porque justamente tienen este cultivo en la primer etapa del año”.
Si bien está demostrado agronómicamente que las legumbres, como cultivo predecesor dejan una buena oferta de nutrientes en el suelo, Giordano especificó que en la zona -del sur del Santa Fe y el norte de Buenos Aires- los productores siguen apostando a la producción de arvejas y lentejas, más que nada, porque les ofrece rentabilidad.
“Las legumbres acá son un cultivo de renta, con mercados muy distintos porque son especialidades. Hay años en los que los márgenes dan mejor, años en los que los márgenes dan peor. Pero es un cultivo de renta donde se cosecha la producción. Por eso muchos productores, antes de que AFA o alguna otra empresa haya incursionado en traer variedades nuevas, estaban acostumbrados a guardar su semilla para seguir con la producción año a año”, contó la especialista.
No obstante, y como agrónoma al fin, Flavia destaca las ventajas de las legumbres como cultivos de servicios y asegura que es muy beneficioso para la agricultura local que se hayan instalado dentro del esquema de rotación. “Como toda oleaginosas o legumbres, la arveja es un cultivo que fija nitrógeno y justamente la gramínea que le sigue, en este caso maíz o sorgo, puede aprovechar ese beneficio, si se abastece de ese nitrógeno que queda fijado”, indicó.
-¿La producción de estas legumbres suelen ser más compleja que la de los cultivos extensivos tradicionales?
-En realidad no es más complejo, pero sí son una especialidad y por los mercados a los que nosotros comercializamos tenemos que tener ciertos cuidados en cuanto a trazabilidad e inocuidad. Pero en lo que es a campo es un cultivo más. Tiene algunos detalles que hay que cuidar, pero no difiere de otros cultivos. Por ejemplo hacer una muy buena siembra y tratar de tener un stand de plantas de una implantación muy buena. Por la parte agronómica se le hacen aplicaciones de cobertura contra insectos, ya que las plagas son más o menos las mismas que otro cultivo. L arveja puede estar afectada por pulgón, por trips o por bolillero básicamente. Después puede ser afectada por un complejo de enfermedades que si bien no hay demasiados estudios al respecto, se hace un manejo más preventivo, a diferencias de otros cultivos.
Sobre la tecnología empleada para la siembra y cosecha tanto de lentejas como de arvejas Flavia aclaró. “Se usa la misma sembradora. Inclusive hoy hay variedades de arvejas que tienen un muy buen porte a cosecha y podés usar la misma cosechadora que para la soja. Eso se ha ido logrando a lo largo de los años y mejorando las variedades que vamos incorporando. En definitiva son estas las características que vamos buscando. Y la verdad que los implementos son los mismos”.
-¿Se está haciendo algo en materia de mejoramiento genético?
-En realidad yo lo llamaría más que mejoramiento genético, una incorporación y adaptación de nuevas variedades a la zona. Se ha dado un cambio en estos últimos años, en que tradicionalmente se hacían en la zona variedades primaverales o de ciclo más corto, que se siembran en julio y se cosechan a mediados de noviembre o hasta fines de diciembre. Últimamente los semilleros han instalado en el país otras variedades que son a lo mejor de ciclos un poquito más largos, que se las llama invernales, las cuales han logrado aumentar el potencial de rendimiento del cultivo.
-¿Cuanto rinde habitualmente la arveja en una muy buena campaña?
-Habitualmente con las variedades tradicionales veníamos logrando en la zona entre 20 y 30 quintales por hectárea. Pero con estas nuevas variedades, ese techo de producción se ha aumentado. Obviamente que la particularidad del cultivo en lo que es el desarrollo es similar a otro cultivo, pero tiene la particularidad de de ser un cultivo un poco más vulnerable a las condiciones climáticas. Por ejemplo en estado reproductivo es muy sensible a heladas y tiene una floración escalonada. Entonces hay un período un poquito amplio en donde las heladas pueden generar una pérdida bastante importante de rendimiento. Los productores por lo general están acostumbrados a ese riesgo climático.
-¿Te gustó haber salido de la facultad y encontrarte con esta veta de trabajo, es decir especializarte en arvejas en Argentina?
-Me gustan los desafíos. Y es justamente desafiante encontrarte con un cultivo nuevo, con prácticas nuevas e ir desarrollando algunas variedades o hacer ese trabajo de evaluación. Es muy lindo. El contacto con los productores y nutrirse de todo eso también es enriquecedor.