No debe haber habido, desde que comenzó el gobierno de Javier Milei en diciembre de 2023, un momento tan álgido en la discusión sobre política agropecuaria como el que se está viviendo en las últimas semanas. El clima aprieta y los precios de los granos se han desplomado, mientras los productores reclaman una baja de la presión fiscal cada vez con mayor énfasis. De hecho, este jueves se reunirán por primera vez en 2025 los dirigentes de la Mesa de Enlace.
La creciente efervescencia, de todos modos, parece no haber siquiera agitado la calma que rodea a la gestión de Sergio Iraeta en la Secretaría de Agricultura de la Nación. El hecho más evidente fue que ese organismo (que solía emitir al menos tres o cuatro gacetillas de prensa semanales contando sobre su actividad en otros tiempos) no emitía ningún informe desde hace veinte días. El último había sido el 23 de diciembre, en vísperas de las Navidad.
Pasaron más de veinte días de absoluto silencio, pasaron las fiestas de fin de año, y recién esta semana -luego de tres semanas de silencio- Agricultura retomó la comunicación oficial con una gacetilla que no dice nada sobre las inquietudes crecientes de los productores sino que se refiere a un récord en los ritmos de aprobación de nuevos eventos transgénicos.
Bienvenido sea, por lo menos, algo para leer en medio de los tórridos calores del verano.
“La Secretaría de Agricultura Ganadería y Pesca del Ministerio de Economía autorizó durante este año 25 productos biotecnológicos, tanto en vegetales como en microorganismos, cifra que representa un hito histórico ya que constituye el 24,53% del total de aprobaciones en nuestro país en 28 años”, destacó el organismo.
El gráfico es elocuente. La gestión libertaria incrementó fuertemente el ritmo de aprobación de OGM. A juicio del equipo de Iraeta, esto “marca una línea de trabajo enfocada en agilizar los plazos de los trámites de evaluación, autorización y registro de cultivares, vacunas y levaduras modificadas genéticamente”.
Los funcionarios libertarios de Agricultura incluso se permiten una pequeña chicana a sus actuales rivales macristas en al interna del poder, al alegar que sus aprobaciones superan “ampliamente el mayor número anual alcanzado en 2018, con 16 productos aprobados”.
Lo que no aclaran del todo es que este supuesto “récord” en la aprobación de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) se apoya básicamente en la autorización comercial a 19 microorganismos modificados para diferentes fines, y no se trata de nuevos cultivos, de los cuales lograron aval apenas 5.
Esta saga fue iniciada por el ex secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, quien fue eyectado del gobierno a mitad de 2024 en medio de una fuerte interna con Iraeta. Como defensor acérrimo de la industria del bioetanol, ni bien comenzó su gestión Vilella comenzó a dictar aprobaciones de diversas levaduras modificadas para ser usadas justamente en la elaboración de ese biocombustibles. Esos microorganismos fueron los más aprobados este año.
La gacetilla oficial que marca el regreso de Agricultura de las fiestas lo admite: “Se destacan este año también los 19 productos biotecnológicos autorizados en microorganismos de uso agropecuario y agroindustrial que contribuyen a mejorar la productividad del agro argentino. Sobresalen las levaduras para potenciar la producción de bioetanol y las vacunas genéticamente modificadas para controlar enfermedades en porcinos y aves de producción agropecuaria”.
Es decir que los cultivos transgénicos aprobados este año han sido muy escasos: se trata de cultivos con eventos apilados (dos sojas y cuatro maíces) de las compañías multinacionales del sector semillero.