Desde hace aproximadamente 30 años que existe en la región el denominado Movimiento Agroecológico Latinoamericano y del Caribe (MAELA), que articula a organizaciones campesinas, de pequeños y medianos productores familiares, comunidades indígenas, sin tierra, mujeres y jóvenes rurales. Todos unidos por un elemento en común: defender las prácticas agroecológica que emanan de la agricultura campesina y familiar.
Integrada por 19 países, en la Argentina, este movimiento tiene como prioridad revindicar el rol de la agricultura familiar, un sector que ha quedado absolutamente relegado por la actual administración de Javier Milei, luego de que se disolviera la Dirección de Agroecología y se liquidara casi por completo el Instituto de la Agricultura Familiar, despidiendo a casi 900 de sus promotores.
Esto viene a interrumpir un proceso que en MAELA consideraban virtuoso. “En Argentina se dieron grandes avances en los últimos tiempos, principalmente la legislación. Está la Ley Nacional de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar, pero podemos decir que es mucha palabra. Por otro lado en Misiones tenemos una Ley de Promoción de la Agroecología, pero con escasa inversión para los agricultores. Y bueno, ahora estamos más críticos todavía porque la Dirección Nacional de Agroecología, que funcionaba anteriormente, no está más”, lamento el coordinador de MAELA en el país, Enzo Ortt, quien además es productor de la zona de El Soberbio, en la provincia de Misiones.
Y agregó. “Muchos técnicos del Instituto Nacional de Agricultura Familiar Campesina Indígena -que está disuelto también- trabajaban con la línea agroecología, pero están todos despedidos. Entonces no hay apoyo directamente del Estado a estas políticas, es grave la situación”.
Lejos de desanimarse por este retroceso, Ortt cree que son imprescindibles en Argentina algunas de las políticas públicas que ha implementado Brasil para fomentar la agroecología. “Es una necesidad de la producción, del agro y de los pequeños agricultores, porque nunca tuvieron una política pública concreta y clara. O sea, no hubo una creación de fondos para infraestructura o créditos para la agricultura familiar. Todo eso es clave para poder ingresar algunas cadenas cortas de comercialización”, dijo el productor a Bichos de Campo.
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“Se necesita mucho apoyo, inversión y proyectos de incentivo. Hay que revisar esos proyectos que sí se hicieron, pero que después se desviaron los fondos. Hay mucha historia en la Argentina con la política o con el financiamiento de la agricultura familiar”, precisó Ortt.
Por otra parte, el coordinador del MAELA, explicó que lejos de sesgar a la agrología a una cuestión ideológica, como suelen hacerlo muchos agrónomos, hay que verla como un sistema en el que converge ciencia e ideología.
“Estamos tratando de modificar estos sistemas productivos que en definitiva son nuestros sistemas alimentarios. Y sí, tienen una base científica o una base técnica de comprobación. Pero también se necesita una voz para poder modificar ese sistema político y económico, que justamente no permite que esta nueva mirada de la agricultura tenga lugar”, argumentó.
Convencido de que se tata de una mezcla de ambas cosas, de ciencie y de ideas, Ortt considera que hay que imprimirle una carga más ideológica a la agroecología. “Por más que tengamos datos científicos y que hace 30 años venimos diciendo que la agricultura convencional o la agroindustrial no tiene pies ni cabeza, ante un modelo más sustentable que integra la familia, todavía no se logra ningún cambio”, recalcó.
“Entonces, sí o sí, se necesita tener una posición política y poder discutir propuestas o programas de desarrollo que tenga que ver con la agroecología en los municipios, en las provincias y también en la Nación”, continuó diciendo.
-Desde tu punto de vista las modificaciones dentro del sistema productivo convencional exceden la parte agronómica. Entonces, ¿qué les gustaría cambiar del modelo alimenticio?
-Ahora estamos concentrándonos en promover sistemas agroalimentarios locales, que permitan generar una visión más justa y con mejor acceso para todos. Nos concentramos también en promover la salud como una forma diferente, no tan dependiente del sistema de salud. Con un sistema alimentario sano y agroecológico podés tener una salud mucho más independiente del sistema. También van por ahí nuestros caminos.
“Es poder generar la independencia de los grandes sistemas. Por ejemplo dejar de ir un poco al supermercado e ir a una feria local para abastecerse de alimentos. Es pensar en los agricultores y los hijos de agricultores que están produciendo alimento en la chacra para una pequeña red. Entonces trabajamos de esas miradas más locales, pero con un foco más grande: llevarlas a nivel provincial o nacional”, enfatizó.