Hugo Ponzoni era hijo y nieto de carniceros de la zona de Chajarí en Entre Ríos. En los años 80 en esa provincia la ley de Carnes obligó a reconvertir los mataderos municipales en frigoríficos con mejores condiciones operativas.
Hugo la vio. Entonces compró un terreno lejos del centro de la ciudad y cerca de la Sociedad Rural de Chajarí y de la Ruta Nacional 14 donde comenzó a construir su empresa de faena. Así, en 1986 nació Matadero-Frigorífico del Norte, que en 2002 cambió su nombre por el Argenase SA cuando se sumaron los hijos a la actividad.
“Fue un desafío enorme para nuestro padre”, recordó Emiliano, el hijo varón, quien entre otras funciones se encarga de la compra de hacienda y cerdos.
“En ese terreno no había servicios básicos, y todo tuvo que ser llevado para que la empresa funcionara. Pero él no estuvo solo; mi madre, Ana María, fue su compañera incondicional y una trabajadora incansable”, dijo Emiliano en una nota publicada en el newsletter mensual de Fifra.
Hoy, Argenase está gestionada por los tres hermanos. Stefanía y Emiliano se han formados en administración de empresas, y Agostina es abogada. Trabajan en conjunto y, como en toda empresa familiar, no solo lideran la estrategia, sino que también participan activamente en tareas operativas y administrativas.
La transición no fue sencilla. Hace 15 años, los hijos mayores asumieron las riendas del frigorífico cuando su padre enfermó. “No sabíamos mucho del negocio. Fue un año difícil: perdimos a mi papá, mi hermana menor aún estudiaba en Buenos Aires, y quedamos los dos mayores haciendo lo que podíamos”, confiesa Emiliano. Con esfuerzo lograron mantener la empresa en funcionamiento y, más tarde, incorporaron a Agostina al equipo cuando finalizó sus estudios.
Emiliano agregó: “Tras el fallecimiento de nuestro padre, atravesamos años muy difíciles en los que la faena disminuyó considerablemente, ya que se dejó de realizar el abasto de carne. Sin embargo, poco a poco la situación comenzó a mejorar gracias a la confianza de los clientes que se fueron sumaron. Los impulsos significativos fueron en el 2017 con la incorporación de la venta de carne porcina, y en 2018 con el ingreso de un cliente que confió en nosotros y apostó por nuestro proyecto, brindándonos un gran respaldo en un momento clave para la empresa”.
A pocos años de cumplir cuatro décadas de actividad ininterrumpida, Argenase faena alrededor de 400 vacunos y 350 porcinos al mes. Es un frigorífico provincial pequeño, que da empleo directo a 12 personas y beneficia a muchos más de manera indirecta.
En un contexto de constantes cambios económicos y en los hábitos de consumo, la empresa ha apostado al crecimiento en la faena y venta de carne porcina, cada vez más demandada en el mercado argentino. También miran hacia el futuro con objetivos claros: “Nuestro sueño es hacer un despostadero y vender cerdo troceado”, comparte Emiliano.
“Pero avanzamos con pasos firmes, porque los errores en este negocio se pagan caros. Por ahora, nos enfocamos en mejorar el servicio, fortaleciendo el vínculo con nuestros clientes, tanto con quienes faenan su hacienda en nuestra planta como con aquellos que compran la carne de los animales que adquirimos. Ese trato directo es clave para seguir consolidando la empresa”.