Un sector que celebró la prórroga de la normativa europea para evitar el ingreso de productos agroindustriales de zonas que hayan sido deforestadas es sin dudas el sojero, a quien esta exigencia le caía de lleno y quien siempre fue sospechado de haber desmontado en exceso para ampliar la frontera agrícola a comienzos de este siglo.
Sin embargo, no solo hay lugar para festejos. A través de un comunicado, la cadena de la soja (ACSOJA) indicó que en este marco hay “una oportunidad para que, organizadamente, solicitemos cambios en el respectivo reglamento”.
Lo cierto es que la inicial aceptación de las autoridades nacionales de este reglamento, que poco fue discutido a nivel interno, generó muchas controversias. Rodolfo Rossi, presidente de ACSOJA, ya había adelantado meses atrás, en conversación con Bichos de Campo, que él se mostraba crítico de aceptar “regulaciones que vienen en forma directa, que no son negociadas, que después se quieren copiar como política espejo a todos los países del mundo, aunque salgan de algún solo país o de alguna sola región, como es el caso de la Unión Europea”.
“Son legislaciones que ellos a lo mejor necesitan para seguir manteniéndose, pero que nos imponen a los países que necesitamos desarrollarnos”, consideró en aquella oportunidad.
Por eso este comunicado hace mella también sobre otros puntos que no fueron discutidos como la inclusión de una nueva categoría para definir a “países sin riesgo de deforestación”, que podían ser quienes, a través del desarrollo se su sector forestal, tengan requisitos más laxos.
“Alertamos que este accionar puede ser una medida unilateral más que discrimine y perturbe el libre mercado para los países productores”, afirmaron, y añadieron: “Manifestamos la necesidad de trabajar junto a los países vecinos del Mercosur en una estrategia común frente a esta oportunidad”.