La celebración de la 17° edición de la ExpoBRA en Santiago del Estero, concentró a productores, empresarios y otros actores del sector dispuestos a compartir tecnologías y hacer negocios. Como es habitual en Bichos de Campo, aprovechamos la ocasión para dialogar con Carlos Hamann, un reconocido periodista agropecuario de la provincia y director de la revista Campo para Todos, que acaba de celebrar sus 25 años.
Carlos es 100% santiagueño. “Nací, vivo y trabajo aquí, amo Santiago del Estero”, asegura. Y ha predicado con el ejemplo, porque desde que fundó su medio, en el año 96, se ha abocado sólo a la tarea de informar en su región, una vocación que le ha dado perspectiva y lo ha hecho testigo de los grandes cambios tecnológicos y productivos que ha atravesado el agro en muy pocos años.
Precisamente en 1996, cuando salió a la calle el primer número de Campo para Todos, se aprobaba en Argentina la soja transgénica RR tolerante a glifosato. Eso dio inicio a una avanzada de los cultivos genéticamente modificados y, en líneas generales, a un proceso de agriculturización que fue corriendo toda la frontera agropecuaria. El avance de la soja no pasó desapercibido para los santiagueños.
“Todo lo hemos reflejado en la revista, con informes técnicos e información detallada”, señala Hamann, que solía contar con especialistas del INTA entre sus redactores. Eso lo convirtió en cronista de una época bisagra para su provincia, en la que se presionaba fuertemente sobre los campos para volcarse a la soja o para contener el ganado que era corrido de la zona núcleo del país.
Pero, aún así, no fue ese el proceso que más le llamó la atención. Si tiene que enumerar los efectos del acelerado cambio tecnológico, en primer lugar ubica al crecimiento de la genética ganadera. Aunque hoy sea materia corriente contar con distintas razas comerciales pensadas para regiones y climas, no sucedía lo mismo décadas atrás.
“Cuando empecé a trabajar, en el campo se veían animales con cuernos. La genética ha logrado adaptarlos para, por ejemplo, ganar peso en una zona muy rústica como esta”, recuerda el periodista. Precisamente lo hace en el marco de un evento organizado por el gobierno local junto a las asociaciones de criadores de Brahman, Braford y Brangus.
Mirá la entrevista completa:
La edición de la revista que está saliendo a la calle será la número 200, pero Carlos todavía recuerda a la perfección lo que anunciaba en su primer ejemplar, publicado en agosto del 96.
“La primera nota que salió en la tapa de la revista era sobre una máquina niveladora de suelos, que era entregada por el gobierno a los consorcios de productores y era usada para evitar el desperdicio del agua y la salinización de los campos”, recordó.
No caben dudas que, en su extenso archivo, puede reconstruirse minuciosamente mucho de lo ocurrido los últimos años en la provincia. “Si ves la biblioteca de revistas en la página web, vas a ver 25 años de historia del agro de Santiago”, asegura sin exagerar Hamann.
Por supuesto que, en esa larga trayectoria, no fue todo viento en popa. Sin ir más lejos, Carlos habla de una revista de 25 años de antigüedad que fue fundada en 1996. Si no dan los cálculos es porque, en el medio, fueron atravesados por la crisis del 2000/2001 y no pudieron publicar ejemplares por 3 años, una etapa que deciden no contabilizar en su historia.
Aunque ese manchón haya quedado atrás, en retrospectiva, Hamann destaca que sacar a la calle una revista en Santiago del Estero, con pocos anunciantes y mucho trabajo que hacer, fue “una aventura editorial de mucho esfuerzo”. Hoy, claro está, se lo ve muy satisfecho con lo que ha logrado.
Su vocación le ha dado prácticamente la perspectiva de un historiador que es contemporáneo a su objeto de estudio. Por eso, al mirar todo lo que ha atravesado el sector agropecuario santiagueño, puede ser contundente y señalar que el cambio tecnológico “ha sido excelente” en términos de productividad y crecimiento.
Guarda sus reparos, sin embargo, sobre el impacto efectivo que ha tenido sobre las rutinas de los productores tradicionales quienes, por educación o costumbres, muchas veces han sido reacios a incorporar tecnologías. Tal vez por ello es común ver que muchos de los que prosperaron en la provincia del norte no son coterráneos, sino grandes productores de otras regiones.
“Hay mucha mano de obra de afuera, pero también hay que destacar a los productores de aquí, que han mejorado, han avanzado y han hecho innovaciones”, explicó el periodista. Tener maquinarias y técnicas novedosas les ha permitido trabajar aún cuando las condiciones climáticas y la disponibilidad de recursos son críticas. Un caso muy claro es el del riego que hoy ya no es una actividad más por la sequía que desde hace más de 4 años acecha a la provincia.
“Con suerte, se puede regar una o dos veces por año” lamenta Carlos, y asegura que los productores “están obligados a usar más tecnología porque no llueve y no hay agua”.
No es ese el único tormento de la provincia, porque, mientras el avance de la “chicharrita” del maíz no da respiros, la falta de alimento por la sequía no mejora la situación del ganado. “Está complicado”, observa el periodista, respecto a los cambios constantes en el precio de la carne.
Pero la incorporación de tecnología no siempre significó un avance positivo, y gran parte de las crisis que atraviesa el agro santiagueño tienen también su génesis en el poco respeto que ha habido por la naturaleza y los ecosistemas de la provincia. “Con las inversiones que llegaron de afuera se han generado también muchos conflictos por los desmontes, muchos de los cuales no deberían haberse hecho”, apunta Carlos, para quien la cuestión de la sustentabilidad es un aspecto no menor a incorporar al análisis.
En referencia a eso, destacó sus deseos de que prospere el manejo de bosque con ganadería integrada, pero con el debido respeto de la Ley 26.331, que está vigente hace 15 años y regula su uso. “Es un proyecto muy bueno”, aseguró.
Asimismo, no deja la pelota sólo del lado del Estado, sino que considera que toda la comunidad debe velar por sus recursos. “Me gustaría que se integre más la sociedad en los proyectos de manejo de medio ambiente. Mucha gente no se involucra, pero critica”, afirmó.
-Desde tu experiencia como periodista, ¿creés que es compatible producir más y mejor con el manejo sustentable?
-No sé si se puede producir más, pero sí se puede ser sustentable produciendo lo mismo. He visitado muchos campos de Santiago del Estero y proyectos que han prosperado en ese sentido. Hay que enfatizar en el manejo del fachinal, sus definiciones, qué es lo que se aplica y cuánto se puede sacar; ese el punto crítico del monte santiagueño.
-¿Y hay espacio para el ganado en ese esquema?
-Sí, si se respeta eso va a haber espacio para la ganadería. No va a ser extensiva, pero se podrá tener ganado, obtener productos del bosque y diversificar ingresos. Hay mucho para agregar en el bosque santiagueño, pero hay que ser respetuoso con las normas.