A partir de un convenio entre el gobierno de Córdoba, la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (UNC) y la firma Afema, curiosas pruebas están siendo llevadas a cabo en esa provincia en torno a obras de infraestructura vial.
Las mismas tienen que ver con el uso de bioasfalto, un novedoso producto que se elabora con biodiesel y que tiene prestaciones bastante similares al asfalto tradicional, pero cuyo impacto ambiental es bastante menor justamente porque se origina en un recurso renovable, los granos de soja con los cuales se hace primero el aceite y después el biocombustible..
“Estamos probando el desempeño de la biomezcla en grandes tramos de construcción vial, pensando implementar este tipo de tecnología para distintas obras sobre todo en el interior provincial, donde puede resultar más complejo montar las estructuras requeridas para poner asfalto en caliente”, explicó Mariano Santillán, a cargo de la Unidad Ejecutora de Biocombustibles y Bioenergías del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos.
El bioproducto en cuestión es obtenido por la empresa privada Afema, que desde hace ocho años comenzó a estudiar el uso de esta alternativa en obras viales. Posteriormente avanzó en la compra de la licencia para importar el polímero con el que este se fabrica, que proviene de Estados Unidos, a la firma EZ Street.
A comienzos de este año, en un intento por potenciar aún más ese segmento, Afema puso en marcha una pequeña planta de producción de biodiesel, cuya capacidad productiva supera los 6 mil litros diarios, que se financió con la línea de créditos a tasa subsidiada otorgada por la provincia.
“Seguimos un proceso gradual, ya que es una tecnología muy innovadora en el sector. Cada paso fue muy positivo, lo que hizo que hoy tengamos confianza en el producto, que nos demostró que tiene muy buen desempeño, con un nicho de aplicación muy importante”, explicó Daniel de la Rubia, jefe de laboratorio de Afema.
“Las mezclas asfálticas tradicionales tienen un aporte muy significativo de hidrocarburos y se elaboran en caliente. Las biomezclas reemplazan una proporción interesante de este asfalto y se trabajan en frío, lo que trae beneficios en la capacidad de maniobra”, diferenció el empresario a continuación.
Entre sus principales características, muchas de las cuales aún continúan siendo analizadas, se destaca que su aplicación puede ser realizada por pequeñas cuadrillas, que no requieren tener una planta de fabricación del material en cercanías de la obra, algo que sí sucede con el asfalto tradicional. Ese gran despliegue impacta de forma negativo en el tránsito urbano.
Por otro lado, se trata de un producto más amigable con el ambiente. Según se indicó, “las primeras estimaciones indican que por las características del polímero empleado y el uso de B100 se reduce un 27% promedio el contenido de asfalto, lo que implica una merma en el mismo porcentaje de la huella de carbono. Por eso se denomina BioAsfalto 27 o AB27”.
Además, el compuesto reduce la temperatura del proceso de elaboración y evita la emisión de vapores que produce el asfalto en caliente, lo que también contribuye a la reducción de la huella de carbono.
Lucas Crespi, a cargo del Laboratorio de Estructuras de FCEFyN, explicó que el análisis realizado por esa institución implica la toma de muestras testigo a lo largo de tres meses. Con eso se podrán comparar tres tres pavimentos diferentes y distintas dosificaciones en las mezclas en frío.
“Es un proyecto multidisciplinar, que involucra las partes ambiental, química y estructural. También se estudiará el aspecto vial, con ensayos característicos para este tipo de productos«, señaló.
En la actualidad este bioasfalto ya se utiliza en trabajos de bacheo y reparación de carpetas asfálticas con buenos resultados, por lo que algunos gobiernos locales ya comenzaron a emplearlo. Tal es el caso de la Municipalidad de Córdoba, que adquirió unas 20 mil toneladas.
Afema, además, ya lo exporta a Uruguay, Bolivia y Paraguay.