La chicharrita es el gran cuco de este año en gran parte del área agrícola, en especial las del norte. La difusión de la plaga generó fuertes pérdidas productivas y económicas en el maíz, que llevaron a que los productores se decidan este año por la siembra de la soja, ya que la oleaginosa no se ve afectada por esta plaga y además demanda una inversión mucho menor.
Según mediciones de las bolsas de cereales, en el norte el área con maíz caería este año hasta 80%, y en gran parte de esa superficie se sembrará soja.
En la Estación Experimental Obispo Colombres de Tucumán midieron cuánto más debería gastar este año un agricultor para controlar la chicharrita y la conclusión fue muy preocupante, ya que sólo en este gasto se iría más dinero del que se generaría por la cosecha del cereal, siempre y cuando el control fuera efectivo.
La ingeniera agrónoma Daniela Pérez, de esa estación experimental, indicó que por fortuna hay una buena relación insumo/producto esta campaña.
“La urea ha visto una reducción del 25% en su precio mejorando la relación insumo/producto. El superfosfato triple de calcio aumento 3%” en forma interanual y en cuanto a los agroquímicos también mejoró la ecuación.
“A pesar del menor precio de estos producto la presencia de Dalbulus Maidis implicaría gastos adicionales para su control estimados entre 71 y 88 dólares más por hectárea”, agregó exponiendo sus números.
En el primer caso se toma como referencia una baja incidencia de la plaga, de menos de 1 insecto por planta. En el segundo se trata de un modelo con incidencia lata de 1,5 chicharrita por planta.
“También se prevé un gasto de aproximadamente 40 dólares por hectárea para el control de maíces guachos”, agregó Daniela Pérez.
La investigadora del área economía y estadística de la EEOC destacó que, según la incidencia de la plaga y el gasto que se haga en estos insumos y aplicaciones, “el gasto en barbecho se ubicaría entre 355 y 641 dólares por hectárea”.
Ese gasto se debe contrarrestar contra el rinde esperado en la provincia, que en los últimos 5 años fue de 5,9 toneladas por hectárea.
“Para cubrir el gasto de barbecho a cosecha, más el de administración y estructura de 100 dólares por hectárea, se ubica entre entre 3,5 t/ha y 5,8 t/ha para la producción en tierra propia, mientras que para la producción en arriendo se ubicó entre 4,5 t/ha y 6,7 t/ha. Esta determinación consideró un precio de maíz de 173 USD/t (promedio junio-agosto de 2024) y un gasto de flete de 45 USD/t”, precisó la ingeniera en su informe.
En definitiva, el gasto para hacer maíz en campo propio sería el equivalente al rinde promedio en campo propio si se utilizara un paquete tecnológico alto y además no hubiera otros problemas, como el efecto negativo del clima adverso al cultivo.
En campo alquilado el número da mucho peor: en este caso llegaría a 6,7 toneladas por hectárea.
“Hacer maíz en el norte es muy complicado y a su vez necesario para la rotación del suelo y la disponibilidad del cereal para su transformación en carne, pero ante este escenario y con la carga impositiva que tiene el maíz es casi inviable. Sin la quita de retenciones no se puede hacer”, finalizó Pérez.