El Grupo GTA (Granja Tres Arroyos) se convirtió en el mayor conglomerado avícola de la Argentina cuando en 2018 se hizo cargo de las dos plantas de la malograda Cresta Roja, que venía de una gran crisis sindical que arrancó en 2014 y de un fallido intento de rescate impulsado por el gobierno de Mauricio Macri.
Para intervenir en este situación caótica, GTA creó la empresa Wade SA, que se hizo cargo de mantener activas las plantas de Cresta Roja tanto en Ezeiza como en Tristán Suárez, aunque todo el conflicto trajo aparejada una fuerte reducción de la cantidad del personal empleado.
Cresta Roja fue declarada en quiebra en 2015. La ex Rasic pasó por varios años de crisis, hasta que en 2014 pidió el concurso de acreedores. El expediente tramitó en el juzgado en lo Comercial 18, a cargo de Valeria Pérez Casado y tuvo de todos los condimentos: Desde un millonario aporte de dinero durante el gobierno de Cristina Kirchner hasta la cesión de las plantas a otra empresa llamada Prpteinsa SA bendecida por el macrismo, que se tuvo que ir a los pocos meses. En el medio, la gente fue la variable de ajuste y hubo cientos de despidos.
Fracasó el salvataje más promocionado por el Gobierno y Cresta Roja cambiará de operador
Con posibilidad de trabajo, se sabe, la paz social es consecuencia visible: lo cierto es que los ecos de aquel rememorado conflicto sindical en torno a Cresta Roja, una empresa que había sido creada décadas antes por los hermanos Ivo y Milenko Rasic, se fueron acallando en la medida en que GTA comenzó a operar allí y garantizó la oferta de materia prima para trabajar, es decir la oferta de pollos para faena.
Pero en los últimos meses, según testimonios recogidos por Bichos de Campo, este proceso comenzó a exponer flancos débiles y la cantidad de “equipos” (camiones) ingresados a la planta 1, la de Tristán Suárez, empezó a mostrar intermitencias. Hace un año era habitual recibir allí entre 10 a 12 equipos por día y ahora ese promedio bajó a entre 6 a 8 equipos.
Todo esto abrió temores entre trabajadores y proveedores de esa planta. Es que además Wade SA puso en marcha un plan de reducción de gastos y prescindió de la tercerización de la empresa de seguridad en dicha planta, tomando en cambio para realizar esa tarea a empleados que estaban llegando a la edad de jubilación, en una curiosa reasignación de tareas. “Se los paga como trabajadores de planta y aparte se les da un plus por vigilancia”, dijo una fuente.
En el marco de este ajuste, hace un par de meses la empresa comenzó a convocar a otros trabajadores para proponerles una suerte de retiro voluntario acordado, pero no tuvo gran éxito. Allí comenzó a trascender que la idea finalmente de la empresa era cerrar la Planta 1 de Tristán Suárez para concentrar toda la actividad en la planta 2, más moderna y ubicada a poca distancia del aeropuerto internacional de Ezeiza. La primera versión es que toda la faena de pollos iba a concentrarse allí, pero que la planta 1 siguiera haciendo algunos prefritos. Pero luego se comenzó a hablar de un cierre total de las instalaciones.
“Esta semana fue malísima, se hicieron 6 equipos por día, nada más. La semana que viene es peor. Y en esa baja de producción se está quitando personal de planta Tristán Suárez y se la están mandando a planta de Ezeiza, a razón de 10 operarios por semana”, describió el informante.
Ese era el escenario hasta que en las últimas horas del viernes llegó el primer telegrama de despido para un trabajador que se había negado tanto al traslado como al retiro voluntario. A partir de allí corrió como reguero de pólvora la confirmación de que finalmente Wade SA habría decidido cerrar hacia fin de año también la línea de prefritos en diciembre, y que todo el personal permanente pasaría a la planta de Ezeiza.
De este modo, GTA está sintiendo el cimbronazo de la crisis económica y la caída del consumo, que también afecta a las empresas avícolas aunque no en la dimensión que tiene la baja del consumo de carne vacuna. Es más, en general la demanda que había hacia las carnes rojas se fue trasladando estos meses hacia las carnes blancas, que son más económicas. Pero las empresas no siempre lograron seguir el ritmo de la inflación y sus costos han crecido más rápido.
Un diciembre distinto para Cresta Roja: se pondrá en marcha la faena en Planta 2
Debe quedar claro que los sueldos de los trabajadores de Wade SA se mantienen al día. Pero la perspectiva es que la unificación de plantas de faena finalmente se producirá, y que quien no acepte el traslado será finalmente despedido.
Para crear más incertidumbre sobre la situación de Planta 1, existe todavía en la justicia un reclamo de los dueños originales de la empresa, la familia Rasic, quienes exigen la devolución justamente de las instalaciones de Tristán Suárez, bajo el argumento de que allí estaba la casa familiar, era un bien de familia, y que por lo tanto esa propiedad no era pasible de ingresar entre los activos que se incluyeron en el concurso. Por cierto, las versiones hablan de un fallo inminente a favor de ese reclamo.