Los exportadores de carne vacuna siguen sosteniendo que se está operando a pérdida y que no tienen condiciones para competir en el mercado mundial. A pesar de ello, las exportaciones este año crecieron 6% y llegaron a 526 mil toneladas en lo que va del año. Según algunos empresarios del sector, incluso se podría alcanzar el millón de toneladas a find e 2024, a pesar de los quebrantos. La explicación de esta incongruencia es es la siguiente: “Mejor trabajar a pérdida que parar la maquinaria y tener a la gente sin trabajar”.
“El novillo acá nos cuesta más de 4 dólares por kilo vivo y a los frigoríficos brasileños 2,90 dólares. Ahí está la pérdida de competitividad. Se paga más de lo que se puede y se debería”, dijo uno de los mayores exportadores de carne vacuna para graficar la situación.
Lo mismo pasa con la exportación de carne de vaca a China, a donde se intenta vender un poco menos para evitar la dependencia hacia un mercado que recién ahora comienza a reaccionar y que pagó precio bajos desde inicios de año.
Por eso los frigoríficos aumentaron las ventas de carne vacuna a Estados Unidos, a dónde se envían cortes también de menos calidad para la producción de carne industrializada, es decir, hamburguesas.
Los empresarios dijeron que “este año está resultando muy parejo y no vamos a tener revancha en ningún momento. Lo que hacemos es asumir las pérdidas y apostar a que las correcciones económicas del gobierno nos permitan pensar en un futuro promisorio. Esa es la apuesta”.
Para que la situación mejore además se requiere de tener acceso a más mercados. En tal sentido hay una buena noticia: la semana que viene habrá una visita de autoridades de Malasia a las certificadoras del rito Halal. Ese mercado está abierto, pero los negocios se complican por las exigencias religiosas que tiene ese país. Entre otras cosas, los malayos darán un curso sobre cómo faenar según sus ritos.
También se recibió una visita recientemente de Japón, mercado largamente deseado por los industriales y productores.
Además los exportadores apuntan a una mayor cuota de carne en el mercado norteamericano. Es algo para nada sencillo y que, de darse, seguramente requerirá de un gesto a cambio de nuestro país, como ya sucedió en 2018.
Ese cupo por ahora es de 20.000 toneladas y cuenta con preferencias arancelarias. Para incrementarlo se requeriría de su tratamiento en el Congreso estadounidense, lo que es casi imposible que tenga un resultado positivo por la fuerte representación que tienen los ganaderos norteamericanos. Otra alternativa sería que se utilicen los cupos que no usan otros países, lo que no implicaría tratamiento legislativo. Una tercera alternativa es que haya una cuota para abastecer a determinados nichos religiosos.