Eran 36 las plantas peligrosas detectadas en el Jardín Botánico de la capital de Corrientes. Estaban al aire libre y su origen era desconocido. Demasiado peligro. Como las brujas de antaño, terminaron en una hoguera. ¿Su gran pecado? Pertenecer a la familia de los cítricos.
El operativo se realizó el lunes temprano. Sus responsables fueron la Subdirección de Sanidad Vegetal del Ministerio de Producción de Corrientes y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). Aunque no había escribano, todos los detalles del procedimientos quedaron asentados en el acta Nº HM 0004472017.
Las plantas no habían cometido ningún delito, pero podían cometerlo. En rigor, el jardín botánico se encontraba incumpliendo con la Resolución 930/09 del Senasa, que estableció que todo el material de propagación de cítricos, incluida la planta terminada, deberá producirse y mantenerse en viveros bajo cubierta. La norma además prohíbe la plantación de plantas cítricas cuyo origen no se encuentre debidamente identificado.
Quizás todo parezca exagerado. Pero la mayor amenaza para la industria citrícola argentina es actualmente el Huanglongbing, más conocido por su sigla HLB. La enfermedad es terrible para los cultivos comerciales, que crecen en buen número en el sur de Corrientes y el norte de Entre Ríos. También en el otro extremo del país, en Tucumán y Salta. Hasta ahora se habían detectado casos solo en Misiones, muy cerca de la capital de Corrientes. Pero esta semana se admitieron nuevos hallazgos en Formosa y Chaco.
Hasta el momento el HLB no tiene cura y que obliga a erradicar (arrancar de raíz) la planta afectada y destruirla, sin posibilidad alguna de salvarla. Los árboles enfermos producen frutos amargos, incomibles, deformes y, con el tiempo, mueren.
Como sucedió con las 36 plantas cítricas del jardín botánico de Corrientes.