El escenario cambió radicalmente en poco tiempo para el sector porcino. Luego de un primer semestre para el olvido, pero que en realidad será recordado como los peores de tiempos recientes, en las últimas semanas la suba de precios del capón y las señales que envío el gobierno eliminando las retenciones modificaron la realidad del sector.
En diciembre el capón se había llegado a vender en 1.250 pesos por kilo vivo, pero luego la crisis y los niveles de producción sostenidos -que no tienen salida de emergencia hacia la exportación- hicieron que los precios se deprimieran.
El kilo de ganado en pie cayó a cerca de 1.000 pesos mientras que la inflación siguió, con subas significativas que sumaron más de 80% en sólo 7 meses. Por eso el valor nominal de la hacienda porcina bajó, pero en términos reales se desplomó.
“En el primer semestre el sector perdió 25.000 millones de pesos”, resume Agustín Ceijas, director ejecutivo de la Federación Porcina.
Esa situación comenzó a quedar atrás con la suba de valores que tuvo el capón en estas semanas de la mano de cierta recomposición de la demanda, inducida por los bajos precios del producto en la góndola y el stock limitados en los frigoríficos, según indicaron empresarios del sector que saben que se vienen los meses de mayor demanda de carne y embutidos.
En tal sentido, un empresario del rubro indicó: “La producción este año creció 5%, pero las importaciones cayeron 54% y las exportaciones aumentaron 36%. Desde abril se están exportando medias reses cuando antes solo se hacían menudencias. El precio sube porque se consumieron todos los stocks”.
“Hoy la rentabilidad dejó de ser negativa”, reconoció Ceijas, quien destacó que los precios actuales son apenas 4% superiores a los de diciembre, aunque se sabe que la tendencia es positiva ya que las fábricas anunciaron a los productores un nuevo incremento para la semana que viene que dejaría al kilo vivo de capón en cerca de 1.500 pesos.
Con ese valor y un precio del novillo para consumo de buena calidad la brecha entre el kilo de capón y el de novillo se achicó a 25% y ya respeta las diferencias históricas entre una y otra especie.
A esto hay que agregar que el gobierno le tendió una mano grande al sector porcino al sacarle por completo los derechos de exportación. En rigor, para el Estado no significaba demasiado, pues no recaudaba casi nada porque solo se estaban vendiendo afuera unos pocos subproductos. Pero a las empresas esa rebaja del tributo les cambia la ecuación, porque el 5% de retenciones es el equivalente a la renta que se obtiene por exportar.
En el horizonte hay buenas perspectivas, ya que a la reciente concreción de exportaciones al mercado uruguayo se suma la positiva visita del servicio sanitario de Filipinas, que abriría sus puertas en breve, y que en noviembre se firme el protocolo con China para comenzar a enviarles menudencias. Todas buenas noticias para una actividad que viene de pasarla muy mal.