El achaparramiento del maíz, síntoma de la enfermedad Spiroplasma, transportada por su vector, la chicharrita, resultó ser la adversidad agronómica más grande que tuvo el sector agropecuario en lo que va de este año.
De acuerdo a los especialistas, desde la Ruta Nacional 19 hacia el norte, el daño fue enorme en las plantas de maíz, y menor tomando esa línea imaginaria hacia el sur.
En ese sentido, la Bolsa de Cereales de Córdoba estimó las pérdidas generadas en materia de divisas por esta problemática, pero sumó además la pérdida que se registró en poco tiempo por la caída a nivel internacional de los precios de este commoditie.
Según datos publicados por la Bolsa de Comercio de Rosario, la producción estimada pasó de 59 millones de toneladas a los 47,5 millones actuales, una caída del 20%.
Además, entre la siembra y la cosecha del cereal, el precio de exportación promedio disminuyó USD 62 por tonelada, pasando de USD 245 a USD 183 por tonelada.
En conjunto, desde la entidad cordobesa aseguraron: “En este escenario, el efecto precio y el efecto chicharrita-clima, provocaron que la producción argentina de maíz se desvalorice en USD 5.700 millones en el período transcurrido entre lo que se esperaba a la siembra y la cosecha. Mientras que, las 32,7 millones de toneladas de soja que aún restan de fijarles precio, han perdido un valor bruto equivalente a los USD 1.345 millones desde que comenzó la cosecha”.
Esto se da en un contexto adverso, pues los precios de la soja y el maíz continúan cayendo en Chicago, y ya se operan en los niveles más bajos de los últimos cuatro años.
En cuanto a la soja, cuyo escenario productivo fue más favorable al del maíz, desde principios del 2024 la producción estimada a nivel nacional oscila alrededor de los 50 millones de toneladas.
“A la fecha, 32,7 millones de toneladas se encuentran sin precio, quedando expuestas a la volatilidad del mercado. Desde la cosecha, el precio de exportación de la oleaginosa ha caído USD 40 por tonelada, provocando que dicha producción haya sufrido una pérdida por un valor equivalente a USD 1.345 millones”, dijeron desde la BCCBA.
En mayo el precio disponible promedio en dólares se posicionó en USD 310 por tonelada, USD 3 por encima del promedio del corriente mes. De esta manera, los ingresos teóricos de los tenedores de soja, una vez descontados los derechos de exportación y los gastos comerciales, se han reducido en USD 100 millones.
“En términos reales, el precio disponible actual de $290.000 por tonelada a valores de diciembre del 2023 sería de $161.110 por tonelada, ubicándose por debajo de los $ 216.000 que se pagaban en el mercado local previo a la devaluación. Desde otra óptica, para que el poder adquisitivo de la soja en pesos fuese el mismo que previo a la devaluación del 13/12/2023, la tonelada debería cotizar en torno a los $388.800 por tonelada en el mercado disponible local”, explicaron.
Asimismo, según los cordobeses, si se toma como referencia el valor del dólar MEP, las pérdidas para el productor serían mayores, principalmente por un aumento en la brecha con el dólar exportador.
En promedio, en mayo el productor recibió un precio promedio de USD 246 por tonelada, mientras que el precio actual equivale a USD 217 por tonelada, reflejando una pérdida del 12%. De esta manera, el stock de soja sin precio de los productores en el mercado local se ha desvalorizado en más de USD 950 millones.