Desde el año 1978, en la localidad chaqueña de Puerto Las Palmas, sobre el Río Paraguay, Eduardo Meichtry se dedicaba a la producción de arroz de forma convencional en un pequeño campo arrendado. Pero no fue hasta el año 2010 que su manera de producir dio un giro de 180 grados, en un caso que es ejemplo para la Argentina y modelo para todo el mundo: impulsado por sus hijos, los Meichtry introdujeron en las parcelas del cultivo la cría de pacú con fines agronómicos, pero con el correr de los años la pscicultura terminó siendo una actividad económica importante y de perfil exportador.
Si bien la rotación entre cultivos y peces es un esquema medianamente difundido en el mundo -principalmente en los países asiáticos- son los Meichtry quienes en Argentina han desarrollado este modelo productivo con una especie autóctona, característica de la cuenca de los ríos Paraguay y Paraná.
Martín, uno de los protagonistas de esta historia, recuerda que cuando arrancaron con esta producción en simultaneo no tenían mucho conocimiento de piscicultura, sino que se apoyaron en un allegado de la familia, que tenía una vasta experiencia en la actividad. Así diseñaron su modelo de rotación y actualmente cuentan su propia empresa y la marca comercial Pacú Teko, que recientemente concretó su primer embarque de filetes de pacú hacia los Estados Unidos, donde son requeridos por un mercado gourmet.
Sin embargo, al joven agrónomo le gusta resaltar que la mayor motivación al incorporar el pacú era demostrar que se puede hacer agricultura en un ambiente completamente sano. “No hay nada más sensible que los peces para indicador de calidad ambiental y de calidad de agua. Cuando surge la idea, los primeros lotes estaban más cercanos a la población donde nosotros vivimos. Entonces si había algún tipo de deriva (de agroquímicos) o si el agua tenía algún tipo de contaminación, esos peces en esos estanques serían testigos al menos en las chacras arroceras”, explicó Meichtry a Bichos de Campo.
Pero después vinieron las primeras sorpresas. “Lo que veíamos era que esos lotes quedaban limpios, sin malezas, sin caracoles, que es una plaga importante del arroz, lo que permitía hacer un arroz pregerminado. O sea, brotas la semilla en bolsas antes de sembrarla, luego se siembran esas semillas brotadas en el barro que queda después del pacú, evitando la labranza, evitando el uso de cualquier tipo de producto para barbecho porque está el suelo limpio. Tampoco se usa ningún insecticida porque ya caracoles y otros insectos no hay. Aparte también tenemos un plus de la fertilización que va generando el pacú durante todo ese año. Entonces ahí descubrimos una plusvalía haciendo la producción de arroz, bajando los costos de producción”, detalló el productor.
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Lo curioso de esta experiencia que la familia inició con un simple ensayo -que si bien tuvo mucho de prueba y error- se logró multiplicar rápidamente. Por eso entre sus aspiraciones para proseguir por ese sendero está certificar como “orgánico” el arroz que producen, porque desde que agregaron pacú a lo piletones prescinden de agroquímicos para producir.
“Esto era una idea muy sencilla, solo para aplicar en 10/15 hectáreas y a las dos semanas eran 80 hectáreas. Cuando empezamos a vislumbrar esa idea, terminamos en 800 hectáreas de superficie en piletas con este esquema de rotación. Hoy estamos viendo la posibilidad de seguir creciendo. Fue mucha prueba y error porque hacemos una piscicultura no convencional. Son piletones de entre 20 y 40 hectáreas, o mejor dicho son los lotes de arroz transformados a piletas de cría de peces”, contó el productor.
Pero la cría de pacú no es tampoco tarea sencilla. “Utilizamos agua del río Paraguay que tiene mucha cantidad de peces carnívoros, entonces uno tiene que controlarlos para no ingresen, sobre todo en los estadios iniciales del pacú y que no haya pérdida por por otros peces carnívoros. Tampoco por aves, que son otra plaga importante para la piscicultura, porque cuando se encuentra con un espejo de 40 hectáreas de agua, acehan bandadas de mil pájaros. El secreto acá es llegar a las piletas de engorde con los peces lo más grande posible”, explicó.
El arroz sigue siendo su principal producción, pero los Meichtry tiene su meta productiva con el pacú y para eso ahora están completando el proceso de engorde con al agragado a los piletones de alimento balanceado. Su objetivo es alcanzar un pacú comercial con un peso final de 1,5 kilo aproximadamente, o bien cosechar 3 toneladas por hectárea.
Además “hacemos mucho mejoramiento genético en la parte de reproducción de los peces para tener un crecimiento rápido y alcanzar los 200 gramos antes de la etapa de engorde. Con ese tamaño ya uno puede estar tranquilo, respecto a los predadores que entren por alguna filtración durante la entrada de agua”, relató Martín.
-¿Cuándo fue que descubrieron que el pacú dejaba de ser un “insumo” y se transformaba también en una posibilidad de un nuevo negocio?– le preguntamos.
-Bueno, eso nos lo trasmitió Néstor, porque tenía todo el backup, desde la reproducción hasta los productos terminados. Ya tenía desarrollado los distintos filetes sin espinas y otros subproductos. Lo que nosotros hacemos en este caso, como la pesca es prácticamente diariasy no todos son peces parejitos de 1,5 kilos, sino que hay peces hasta de 2 kilos, fue diversificar en 12 productos de manera que se pueda ocupar toda la pesca diaria sin tener que clasificarla en la pileta. O sea, todo lo que se pesca va para el frigorífico. Como son varias piletas, eso nos permite tener estabilidad en cuanto a la provisión.
En este sentido, uno de los secretos de los Meichtry les que levantaron su planta de procesamiento de pacú muy cerca de los lotes arroceros. “La planta está ahí en Puerto Las Palmas y el pescado que se está pescando hoy a la mañana, ya está congelado para las 17 horas”, precisó Martín.
-¿Además están pensando en comercializar el pescado en nuevos formatos?
-Estamos en proyecto de enlatado junto con la empresa Patagonia. Estamos desarrollando ese tipo de producto que lo vemos muy interesante, ya que al ser enlatado prescinde de la cadena de frío, haciendo la logística muchísimo más sencilla. Nos permitiría aprovechar algunos subproductos del pacú que hoy se los está transformando en medallones o hamburguesa. Al poder enlatar, este proceso lo que hace es disolver las espinas – como con la sardina-, generando un producto premium que tienen una logística fácil y poder llevarlo en la mochila sin necesidad de cadena de frío.
-¿En algún momento el pacú puede ser un mejor negocio que el arroz?
–Bueno, si bien el arroz es nuestra principal actividad, vemos a la apicultura como una actividad que hay que prestarle atención. Si bien todavía está rezagada en Argentina, a nivel mundial está creciendo a pasos agigantados. Ya hace varios años ha superado la pesca extractiva, para que tengas una idea del gran volumen que se está haciendo. Así que creemos que estar en esta línea a mediano o largo plazo va a ser una actividad que va a estar muy bien vista y desarrollada en Argentina.
-Hace poco exportaron por primera vez un contenedor de pacú a Estados Unidos.
-Sí, es la primera exportación que estamos haciendo nosotros como empresa y también creo que Argentina como país, de pacú al norte. Estamos muy contentos y esperanzados de poder abrir ese canal comercial. Creemos que puede generar muy buenos negocios y ver al producto no como pacú, sino también el sistema en el que se lo produce. Por ahí es lo que llama mucho la atención al mercado americano. Analizarlo por el sistema de producción bajo el esquema de rotación y el tipo de alimentación que tiene te abre puertas de mercados especiales o nichos dentro de los Estados Unido. Por ejemplo, hay una comunidad japonesa que le interesó para un determinado producto y a los mismo americanos les interesó el filet para hacer otro tipo de producto. Entonces el pacú también tiene esa plasticidad o esa adaptación en la cocina que permite jugar y buscar la solución a cada cliente.
-¿Mucha gente está yendo a ver su modelo? ¿Han tenido réplicas en algún otro lado?
-Si bien han existido intentos de réplica y se han hecho intentos en otras arroceras, en la parte de represas y espejos de agua que usan para el riego, no se ha concretado el esquema de rotación. Una de las principales causas es la inversión que hay que hacer en movimiento de suelo para transformar un campo de arroz tradicional al esquema de piscicultura. Hay que levantar todo un terraplén en el lote para poder contener mínimamente un metro de agua. Quizás está ahí una de las limitantes para comenzar a generar el esquema de producción.