Según el tucumano Carlos Federico Kohn, quien es magister consultor en carnes y ganados y docente en la Universidad Austral y la Universidad de San Pablo, los feedlot están frente a una encrucijada, pues el escenario es de una mayor oferta de carne en momentos en que ni la exportación ni el consumo interno parecen estar vigorosos.
Esta es la nota que el experto envió a Bichos de Campo:
“Es indudable que en los engordes a corral durante estos primeros cinco meses del año estaban con relativo optimismo, los números de los márgenes brutos fueron y aún lo son, positivos. El precio de la alimentación -granos, proteína vegetal y suplementos- se mantuvo en precios relativamente bajo, ya que la demanda internacional de estos insumos estuvo con tendencia bajista por una realidad de crisis de sobreoferta de carne de cerdos en China, principal jugador en el mercado demandante de proteína vegetal del mundo (derivados de la soja).
Los terneros de invernada, con la zafra a pleno y con menos caída de ofertas de la esperada por la sequía del ciclo 2022-2023, concluyeron en una relación absolutamente anormal en cuanto a precios históricos. La relación invernada-gordo siempre fue 1,15 o 1,2 (el precio del ternero a engordar un 15% hasta 20% más que los valores corrientes del gordo). Sin embargo, en estos meses la ecuación está en promedio 1 a 1.
Luego de la devaluación de diciembre de 2023, los precios del gordo se acomodaron a la suba, acompañados por la liberación de exportaciones. En el caso de las exportaciones, es importante destacar el crecimiento de un nuevo jugador en la demanda, los mercados internacionales que aceptan la carne proveniente de los engordes a corral, entre ellos con bastante fuerza la Unión Europea (UE No Hilton), sin tantas exigencias con la tradicional Hilton. Este es uno de los motivos por los cuales se plantea de difícil cumplimiento la cuota de Hilton asignada al país este año.
El consumo interno, a pesar de la caída en la demanda, convalidó buenos precios relativos hasta ahora. En este punto, como referencia, basta marcar la caída abrupta de los precios de la carne de cerdo, que sin embargo no redundó en una suba del consumo de ese producto. El consumidor de carne vacuna pone un límite: “no voy a dejar de carne vacuna”. Este límite parece estar en los 45 kilos anuales per cápita en promedio.
¿Cuál es el escenario en corto y mediano plazo? Los encierres en promedio (cantidad de hacienda encerrada en los corrales para engorde), están en promedios del 64% de la capacidad. Aunque menor al mismo periodo del 2023, año que hubo mucho a hacienda encerrada por la sequía, los valores de ocupación son normales para esta época.
En otro aspecto importante, muchos feedlot tienen gran cantidad de hacienda en recría a campo, incluso en establecimientos de sus proveedores, situación estratégica que varias empresas vienen desarrollando para “ganar kilos baratos”. En esto, en particular las recrías se vienen extendiendo por las abundantes lluvias (y pasto) en los campos de cría y recría.
Como alerta aparece la chicharrita. La diseminación del insecto Dalbulus Maydis en gran parte de los campos del país afecta en menor productividad de los cultivos de maíz en hasta un 50% menor respecto de los rendimientos promedios. La realidad es que la oferta del grano es esencial para los engordes y será notablemente menor, sumado a la distorsión cambiaria ante la suba del dólar libre de los últimos días. Las condiciones de negociación de los feedlot para abastecerse de este insumo clave se verá deteriorada.
Las exportaciones de carne, la que fue un motor de los buenos precios estos meses, parecen llegar a su techo. Los números de los exportadores están en rojo, ya que la distorsión cambiaria y los numerosos impuestos distorsivos aún vigentes, ponen un freno objetivo a este factor de la demanda de hacienda gorda esencial.
En materia de consumo interno, la caída del poder adquisitivo de la población se profundiza, la recesión económica afecta directamente a la capacidad de compra de los consumidores de carne vacuna. Las familias se resisten a dejar de consumir carnes rojas, la estrategia diaria es consumir cortes más económicos, la vedette de las ventas es la carne picada.
Es notoria la suba de ventas de las carnicerías que venden carne de vacas gordas, de menos calidad que la de los novillos. Se trata de un segmento del mercado que pasó del 15% de la “torta” a un 25% estimado actualmente. Muchas familias de clase media trabajadora se inclinan por necesidad a productos de menor calidad, sólo recurren a mejor carne en determinados eventos o fechas particulares.
Las cotizaciones de las últimas semanas del Mercado de Cañuelas muestran una meseta de precios del gordo a faena inclusive quebrantos, en momentos de una oferta moderada a escasa incluso.
En este escenario, el gran interrogante es si -como está previsto a partir de datos de encierre y recría-, la oferta de hacienda gorda a faena va a crecer. Con un consumo deprimido, la exportación en modo supervivencia, los costos en alza (atención con los granos también por las inundaciones en Brasil) la gran pregunta es qué va a suceder con las márgenes de rentabilidad de los engordes a corral.
Son señales de alerta para tomar en cuenta a la hora de planificar producción, compras y ventas.