Argentina es líder en soja y maíz. Pero en el caso del trigo es un “jugador” menor que tiene en frente a competidores formidables y a un Estado con una voracidad inagotable. En tal escenario, pensar en aumentar la producción sin una estrategia puede representar una mala idea.
Así lo advirtió el analista y presidente de la consultora Nóvitas, Enrique Erize, durante una charla ofrecida este viernes en el evento “A Todo Trigo” que se está realizando en la ciudad de Mar del Plata.
“Con derechos de exportación el trigo es un partido muy difícil para la Argentina”, comentó Erize en referencia a las enormes dificultades que enfrenta el cereal. “Somos el séptimo exportador mundial de trigo, tenemos por delante nuestro a grandes competidores –con Rusia a la cabeza– y estamos lejos de los principales centros de consumo, que son Asia y el norte de África”, apuntó.
Rusia, el primer exportador mundial de trigo, viene año tras año reafirmando su liderazgo con ventas del cereal a precios muy agresivos, lo que le permite llegar a mercados no tradicionales, como es el caso de Brasil.
Para colmo, Brasil ha comenzado a incrementar su producción interna de trigo para reducir la dependencia del cereal de origen argentino, lo que llevó al país incluso a consolidarse como exportador del producto en determinados meses del año (algo impensable apenas un lustro atrás).
Por otra parte, en el año 2019 el gobierno de Jair Bolsonaro implementó, en el marco de una excepción arancelaria del Mercosur, una cuota anual de 750.000 toneladas de importación de trigo libre del Arancel Externo Común (AEC) del 10%.
Erizo indicó que, ante la emergencia climática y humanitaria registrada en el estado de Rio Grande do Sul –el mayor productor de trigo de Brasil–, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva podría ampliar esa excepción para facilitar el ingreso de trigo ruso.
“Los actuales precios de los futuros de trigo 2024/25 mírenlos con atención, no sea que pase alguna cosa en el mercado”, advirtió el presidente de Nóvitas.
En referencia al desafío que tiene el trigo argentino, el analista indicó que en primer orden debe ubicarse la necesidad de evitar que el Estado se quede con una porción del ingreso de las empresas agrícolas.
“Todos los presidentes de los últimos cuarenta años en la Argentina terminaron practicando la misma receta: que la fiesta la pague el campo vía retenciones; tenemos que decir basta, no va más”, argumentó.
“Algunos dicen vayamos a producciones de trigo de 22 ó 24 millones de toneladas y no me parece una buena idea, porque el trigo es el producto más político y el negocio más repartido en el mundo, mientras que en soja y maíz son unos pocos los líderes”, agregó.
Por tales motivos, Erize recomendó que “estemos atentos a las tendencias que hay en el mundo y en el caso del trigo hagamos un curso acelerado de análisis competitividad y de sentido común”.
En términos estructurales, el analista dijo que es necesario comprender que Brasil se transformó en una nación líder en el ámbito agropecuario global y que eso no es gratuito para los países vecinos del gigante.
“El factor Brasil, ¿nos obliga a cambiar el ‘timing’ comercial a los argentinos? Claro que sí: tenemos que acostumbrarnos a que Brasil es una topadora que no para de crecer, porque Brasil ya es, nos guste o no, el granero del mundo”, explicó.
En cuanto a la demanda, Erize dijo que la contracara del potencial de crecimiento productivo presente en Brasil podría llegar a ser India, la nación más poblada del mundo que, si bien viene haciendo grandes esfuerzos para autoabastecerse de granos, podría en unos años comenzar a importar grandes volúmenes de cereales.
“Un artículo reciente de Bichos de Campo indica que India podría comenzar a transformarse en un importador de maíz a partir del crecimiento registrado por la industria avícola y etanolera; no es un tema menor”, comentó.
Erize señaló que las exportaciones colosales de soja por parte de Brasil tenderán a enfriar los precios internacionales del poroto entre los meses de marzo a julio, mientras que lo mismo es esperable durante la temporada alta comercial estadounidense (septiembre a diciembre), con lo cual la “ventana comercial” óptima para la soja argentina es muy reducida.
“Argentina vende poco poroto porque mayormente produce y exporta harina y aceite de soja; eso porque tenemos la industria aceitera más eficiente y competitiva del mundo, que mucha gente la insulta a veces, pero yo la defiendo. En Uruguay la soja vale 20 u$s/tonelada que en la Argentina porque no tienen otra alternativa que venderle poroto de soja a China, mientras que nuestro país puede vender en cualquier momento del año harina y aceite a setenta destinos diferentes”, remarcó.
Argentina espera poder empezar a exportar trigo a China a partir de diciembre de este año
El costo de indiferencia está cerca de los 40 qq……en zona Gchu,en campo arrendado,perdés plata…..está difícil.nosnpuede ayudar en el minuto 90, la inundación de RGdoS y un pequeño pico de aumento de precios….pero no podemos basar un negocio en un evento climático aislado (y una desgracia para el sufrido productor gaucho).necesitamos fin del cepo y vender todo en el MULC cuánto antes
Cuando tendremos un Ministro de Agricultura que haya metido las patas en el barro..Hasta ahora políticologos, filósofos teoricos..