La necesidad de licuar pasivos remunerados del Banco Central (BCRA) y de reactivar la economía llevó al ministro Luis Caputo a bajar la tasa de política monetaria a un costo efectivo del 64,8% anual.
Esa decisión, en los hechos, desactivó el “corralito sojero” que Caputo decidió mantener este año con el propósito –tal como lo había hecho el kirchnerismo en el gobierno anterior– de intentar forzar ventas de la oleaginosa.
Hasta el próximo 30 de junio sigue vigente la política discriminatoria contra empresarios agrícolas, la cual dispone que aquellos productores que tengan más del 5% de su cosecha de soja abonarán una tasa nominal anual de interés compensatorio de las financiaciones en pesos equivalente al 120% de la última tasa de política monetaria publicada.
Así, al momento de solicitar un crédito, la entidad bancaria exige una declaración al productor, con certificación de un contador público, para que indique sus tenencias de soja y así poder categorizarlo como acaparador egoísta de soja (tasa del 120%) o proveedor dócil de divisas (exento de la discriminación financiera).
La cuestión es la baja tan profunda de tasas –que se puede instrumentar gracias al mantenimiento del cepo cambiario– junto con una necesidad de los bancos de buscar clientes en el sector privado ante la retirada del Estado, está brindando la posibilidad de acceder a tasas de interés reales negativas incluso, en algunos casos, contemplando la sobretasa generada por la política discriminatoria del gobierno.
Tal fenómeno, en un momento de perspectiva alcista para las cotizaciones de soja, complica los planes de Caputo porque los productores tienen a mano una herramienta financiera viable para “aguantar” la soja hasta que aparezcan precios acordes a los pretendidos.
Este martes se publicó el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM-BCRA) en el cual se indica que en abril pasado la mediada de referentes consultados preveía entonces una inflación del 81% para los próximos doce meses.
Muchas alternativas de créditos tienen un costo total inferior a esa proyección, lo que permite acceder a tasas de interés reales negativas, es decir, dinero “regalado” porque la tasa de interés nominal no llegaría a alcanzar el nivel de depreciación proyectado del peso argentino.
En el caso de la cosecha 2022/23, el Estado, a través de la Afip, tiene herramientas para determinar las tenencias de soja a partir de las declaraciones realizadas al Sistema de Información Simplificado Agrícola (SISA) al 30 de septiembre de 2023 y las ventas declaradas.
En cuanto a la cosecha que se está levantando, es la declaración realizada por el productor la única constancia para que el banco determine cómo categorizar al sujeto de crédito en función de la norma discriminatoria.
La única consulta es : Y los narcotestaferros que construyen edificios , tomando el recaudo de aparecer como monotributistas ¿ Siguen teniendo tasas preferenciales ? Porque la verdad…. Mantener esta Hipocresía de “democracias” feudalistas (robando porotos a campesinos ) para tapar la mugre de la falopa suena hasta ridículo !. Besitos.