La Asociación Civil Fertilizar, que agrupa a los investigadores, productores y distribuidores de fertilizantes de la Argentina, vaticinó esta martes una saludable recuperación del consumo argentino de estos insumos agrícolas, hasta volver a superar las 5 millones de toneladas, aunque aclaró que la reposición de nutrientes sigue siendo insuficiente y que son los que “siguen pagando los platos rotos” de un país que sigue castigando a sus productores con retenciones y altos aranceles de importación.
En una conferencia de prensa, el presidente de Fertilizar, Roberto Rotondaro, indicó que las primeras estimaciones del sector proveedor de fertilizantes -antes del inicio de la siembra de granos de la campaña 2024/25- es que “vamos a tener una mayor demanda y mayor uso” de fertilizantes. Las proyecciones nuestras son que el consumo va a crecer un 10/11%”.
Con este cálculo, se puede predecir que el uso de fertilizantes podría llegar a ser en 2024 de entre 5,1 y 5,3 millones de toneladas, con medio millón de toneladas más respecto de las 4,58 millones de toneladas del año 2023. Esta recuperación contrasta con dos años de caídas sucesivas desde el récord de consumo registrado en 2021, cuando se había llegado a 5,7 millones.
Luego del año de la feroz sequía, esa mayor demanda por parte de los productores agrícolas es una buena señal que se basa en dos o tres situaciones puntuales. La importación de fertilizantes se ha normalizado mucho respecto del año pasado, cuando regían las SIRA, a la vez que se ha producido una baja importante de los precios internacionales de la Urea, que se ubican por debajo del promedio de 600 dólares de los últimos diez años. La Urea aporte nitrógeno a los suelos y es el nutriente de mayor utilización, seguido por el fósforo y el azufre.
A la vez, los precios del trigo han recuperado unos puntos en las dos últimas semanas, volviendo a tornar aceptable la relación entre insumos y productos. “Los últimos días se acomodó el precio del fertilizante pero también el precio del grano”, resumieron en Fertilizar, lanzando suspiros de alivios porque de este modo se alejó el peligro de un “apagón tecnológico”.
Fertilizante hay y también posibilidades de comprarlo, consideraron en esta entidad. “Hay buena disponibilidad, no debería haber inconvenientes”, evaluaron los directivos de Fertilizar, que prefirieron un cauto silencio para no criticar las distorsiones que todavía impiden un mejor acceso de los productores a estas tecnologías, pese a las promesas de normalización del nuevo gobierno. Por un lado, el trigo y el maíz siguen pagando retenciones del 12%, mientras la soja tributa 33%. Por otro lado, goza de muy buena salud al Impuesto PAIS, que encarece el insumo importado un 17,5%. Esto aleja las puntas en contra del chacarero local, que sigue pagando por el fertilizante un 40% más que sus pares de países vecinos.
De todos modos, solo en campos propios claramente, los análisis de márgenes agrícolas que hace esta entidad corren a favor de una siembra de trigo seguido con soja de segunda, que se ubican por encima de los de el barbecho seguido de soja aunque por debajo de los de un maíz de primera. Para el norte de Buenos Aires hablaron de un margen bruto del doble cultivo de 240 dólares por hectárea, que sube a 247 dólares para el sudeste y cae a 123 dólares para Entre Ríos. Esa rotación, queda claro, incentiva la demanda de fertilización.
En esta, si estos números se confirman a la fecha de cosecha del trigo, el próximo verano, la suerte jugó decididamente a favor del gobierno de Javier Milei, pues “los melones comenzaron a acomodarse solos” y no se requirió ninguna medida concreta como las que reclamaban los productores respecto de las retenciones y el Impuesto PAIS. El ministro Luis Caputo, que casi no movió un dedo a favor de los productores, quizás se sorprenda con una siembra de trigo en niveles históricos. Lo único que anunció, pero que todavía no formalizó en el Boletín Oficial, es una baja de aranceles de importación de fertilizantes y agroquímicos que impactará poco y nada en los números del sector.
Para María Fernanda González, gerenta de Fertilizar, lo que sucede aquí son dos grandes noticias que están al margen de lo que haga el gobierno en estas instancias: por un lado los productores argentinos han incorporado la rotación con gramíneas y no quieren retroceder de ello, para evitar una nueva sojización. En segundo lugar, como trigo y maíz son los mayores demandantes de fertilizantes, esto ubica el mercado argentino de este insumo en un nuevo piso de 5 millones de toneladas.
-¿Pero ese piso es suficiente para reponer los nutrientes y hacer una agricultura equilibrada?- le preguntó Bichos de Campo a Rotondaro.
-Nosotros aspiramos a mediano y largo plazo a un uso de fertilizantes que de alguna manera compense el balance negativo de nutrientes, sobre todo pensando en fósforo, en azufre, en zinc, para que lleguemos a una posición sostenible en el tiempo. Para ello tenemos que aumentar el uso de la tecnología. Creemos que los 5 millones de toneladas son un piso, pero deberíamos elevar el consumo a 6,5 a 7 millones de toneladas.
Fernando González asintió en que las retenciones y la persistencia del impuesto PAIS atentan contra ese objetivo: “el extra costo argentino claramente atenta contra el uso de la tecnología, porque al rpoductor argentino le cuesta distinto. Ese extracosto se tiene que acomodar de alguna forma, o bajando el precio de fertilizantes o subiendo el precio de los granos”.
En este sentido, Rotondaro fue contundente y prolongó una histórica frase del experto en suelos del INTA, Roberto Casas, quien dijo en plena sojización con retenciones que “el suelo está pagando la fiesta”. Según el presidente de Fertilizar “de alguna manera el que sigue subsidiando o pagando los platos rotos es el suelo. Esa no reposición (adecuada de nutrientes) sigue saliendo del suelo a pesar de que hemos mejorado muchísimo em el uso de este tecnología”.
Una nota pobre de contenido y con varios errores de ortografía y de gramática.