Al dispersar la Spiroplasma y otras enfermedades, la Chicharrita del maíz sigue causando problemas en diferentes regiones y obliga a las bolsas de cereales a recortar todas las semanas la estimación sobre la cosecha de ese grano. La bolsa de Buenos Aires la calculó la semana pasada en 49,5 millones de toneladas, pero todavía sin piso cierto.
La plaga fue detectada por primera vez hace 40 años en Tucumán, según explicó el extensionista Augusto Casmuz, de la prestigiosa Estación Experimental Agropecuaria Obispo Colombres (EEAOC).
Desde entonces se radicó en el norte, transformándose en un problema endémico aunque nunca con los impactos que se ven en esta cosecha. Tampoco se había extendido a otras zonas más al sur del área agrícola. En esta inédita campaña se la ve incluso en Buenos Aires.
“En toda la región del Noroeste Argentino hay zonas en las cuales prácticamente está comprometiendo el 100% la productividad”, djo Casmuz quien consideró que en la campaña pasada los daños estuvieron enmascarados por la fuerte sequía.
“En ese momento todo era culpa de la sequía, pero había una parte que se debió a las enfermedades transmitidas por este insecto vector. El año pasado fue una campaña con poblaciones elevadas en esta región. Luego vino un invierno que no fue crudo y la plaga no se vio afectada. Por eso ahora se ve tanto presencia de la chicharrita”, explicó el técnico de la EEAOC.
Según Casmuz, además las semillas usadas en la campaña en su gran mayoría son sensibles a Spiroplasma y en esos lotes se ve una aparición tardía de la plaga, pero daños en la productividad.
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La cuestión ahora es cómo encarar la próxima campaña, y saber a qué puede recurrir el productor para evitar que se repita esta situación.
En primera instancia, Casmuz consideró que “un invierno con algunas heladas puede ayudar, pero hoy los niveles poblacionales son muy altos y por más que venga un frío intenso. Además hay que tener en cuenta que los individuos de esta plaga que son infectivos son los que tienen más capacidad de soportar condiciones adversas, de frío intenso y serían los que tendrían más probabilidad de sobrevivir”.
Una de las características de esta plaga es que puede viajar de 20 a 25 kilómetros diarios “si hay vientos fuertes”, lo que implica que su control “requiere de un manejo regional. “Este problema creo que nos va a llevar a eso, digamos, a que tomemos conciencia como región en cuanto al manejo”, indicó el especialista.
Casmuz dijo que “otro tema importante es disminuir la presencia de hospederos, o sea el control y radicación de maíces guachos es clave para disminuir los niveles poblacionales de esta plaga. Además hay que evitar la siembra escalonada del cultivo, esa esa medida conviene no tomarla”, indicó.
“Luego viene el tema de la incorporación de híbridos o de materiales que tengan mayor tolerancia a Spiroplasma. Hoy, lo que nosotros tenemos acá en el país, son sensibles. Hay que dejar muy claro que no existe ningún material que sea resistente. Hay material que tiene un poco más de tolerancia que otro, pero resistencia todavía no hay”, aclaró.
“En las zonas en las que se vaya a hacer maíz la campaña que viene hay que tratar de incorporar esos materiales que tienen un comportamiento mejor al Spiroplasma”, aconsejó el técnico agropecuario.
Esos híbridos tienen menos potencial de rinde que los que se prefirieron en esta campaña, lo que significará un condicionamiento para el ciclo que viene, ya que se ajustarán más los números a menos que el precio del cereal pegue un salto importante, aunque por lo general cuando eso sucede los costos acompañan.
“Otro punto que hace al manejo de esta problemática es el control del vector. Y ahí volvemos a lo que mencionamos inicialmente. Hoy no tenemos nada registrado para el control del vector, ni el tratamiento de semillas, ni los tratamientos foliares”.
En ese sentido, dijo: “Creo que se va a tener que trabajar entre diferentes instituciones como el Senasa y asociaciones de productores para ir viendo cuáles serían las herramientas químicas más adecuadas para manejar este vector”.
El técnico agregó que “lo que estuvimos viendo en experiencias que tenemos en la zona es que el control químico del vector es la punta de la pirámide. Hoy creemos que el acuerdo, el manejo regional, el manejo de población, la incorporación de materiales tolerantes serían como la base o lo que contribuiría mayormente a diezmar esta problemática”.
Pienso que si la genética de los híbridos templados susceptibles a spiroplasma viene asociada a los progenitores transgénicos usados.
Habrá que gastar mas en insecticidas y ser menos ambientales hasta introducir resistencia con diversidad genomica