Patricia Castillo es, hasta el momento, una artesana chubutense que mete las manos en la arcilla para hacer cosas muy lindas. Pero quizás pueda muy pronto comenzar a formar parte del vasto sector productivo, ya que a pedido de un productor local de olivos está experimentando con unas simpáticas vasijas a las que denomina “burbujas de auto riego”. ¿Funcionarán?
Lo cierto es que Patricia sueña con crear una forma para intentar administrar el agua necesaria para que las plantas progresen en los secos suelos de La Patagonia. Está convencida de que la humedad traspasa el barro y puede regar durante largo tiempo los cultivos. Y por eso fabricó unos recipientes de prueba, los cuales incrusta en la tierra para hidratar directamente la raíz de la planta, sin suministrarles agua, al menos por 15 días.
Las extrañas piezas distan bastante de las acabadas y finas artesanías que suelen comercializar los ceramistas. Todo lo contrario, las burbujas bien rústicas y sin pulir porque justo es su estructura áspera lo que le otorga funcionalidad.
Por ahora las burbujas se prueban en el acotado espacio de una maceta, pero el desafío fue lanzado desde la agencia Comodoro Conocimiento con el fin de emplearlos en una plantación de olivos, un cultivo que se viene perfilando como una alternativa productiva en la zona.
Patricia confiesa que por ahora no ha visto en Argentina alguna referencia al respecto, por lo que el experimento pudiera ser el puntapié inicial para otras grandes ideas.
“Este es un programa piloto que estoy haciendo porque estoy viendo cuánto tiempo se demora en hidratar. Entonces esta burbuja de 400 centímetros cúbicos me da una autonomía de 15 días. Sí, porque todo depende del diámetro. Estoy viendo cuánto permea, porque acá no hay estudios porque nadie lo hace. Solamente en Europa lo hacen y lo venden a 21 euros cada uno”, contó Patricia Castillo a Bichos de Campo. También contó que inclusive está probando elaborar las burbujas con distintas tipos de arcillas locales, entre ellas arcilla sarmiento y de rocas coloradas.
Mirá la entrevista a Patricia Castillo.
Hasta el momento no se sabe si las singulares vasijas de Patricia serán un éxito rotundo o nada más que una buena intención. Lo cierto es que la ceramista le pone ganas y sueña con minimizar los problemas que trae para la producción la escasez de agua en esta región del país, que ni siquiera se puede suplir con mangueras y riego por goteo.
“El problema que tenemos en Comodoro es la erosión, la resequedad, porque acá corre un viento y se seca todo. El otro tema es la falta de agua. Vivimos con cortes de agua. Entonces con que el cacharrito absorba agua se van formando pequeñas gotitas, similares a las que se forman cuando el cuerpo transpira. Bueno, así esa agua va de a poquito liberándose. No es un goteo. Por más que el cántaro se haya secado recién en unas semanas hay que cargar con agua”, explicó.
-Hasta ahora venís probando con burbujas de pequeña escala. ¿Crees que el proceso se dará igual en los olivos?
-Este cacharrito de 400 mililitros dura una semana con agua, pero después no hay que recargarlo porque la humedad sigue en el cacharro y se sigue manteniendo la humedad de la planta. O sea, te da una autonomía de 15 días, por lo menos en este modelo. Después vamos a ver para los más grandes. Va a ser un trabajo en conjunto con la Agencia Comodoro Conocimiento y vamos a hacer una prueba en terreno.
-Ya calculaste que medio litro te alcanza para un radio de 21 centímetros. ¿Cómo seria el diseño de una burbuja para un olivo?
–Ahí sí está bueno el desafío, porque voy a hacer un cántaro por lo menos de cinco litros, que ya he visto en algunas fotos que la raíz va a buscar esa fuente de agua y la voy a buscar para abajo, no para arriba. Pasa que cuando el árbol busca el agua para arriba se cae, viene un viento, una inundación y el árbol se cae. Entonces la idea es que el árbol busque el agua para abajo. Esta es una muy buena técnica para eso, para que el árbol siempre esté hidratado y su raíz va hacia abajo.
-Tenés un montón de cosas para probar, la capacidad de las cerámicas , el radio, la permeabilidad, los tipos de arcillas…
–Claro, yo ya tengo una temperatura que es 1050 grados para hacer esto. Así la arcilla está porosa, pero no tan porosa y no está tan débil. Entonces es la temperatura exacta, porque es una fusión del aire, el agua y la tierra que se da en el horno donde si te pasas uno grados, la pieza se derrite y si le falta calor se rompe y se quiebra.
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-Esto podría funcionar para situaciones extremas donde puede hay cortes abruptos de riego. ¿Puede ser una alternativa para hacer retención de agua e ir administrándola?
-Bueno, yo supongo que si. En otros países, en otros continentes, donde el agua es escasísima, se hace esto. Realmente yo vivo investigando los filtros de agua y hay países o continentes donde el agua viene muy contaminada no solamente con bacterias, sino con metales pesados y la cerámica también filtra el agua. Te da para un montón de cosas. Te aseguro que si yo le hago un análisis al agua que filtré, sale un agua pura y sin metales pesados, sin bacterias. Entonces son muchas las posibilidades. Es tan noble la cerámica que bueno, solo faltan ceramistas que investiguemos y hagamos, porque aparte es un proceso ecológico, si rompe el cántaro, se mimetiza con la tierra y además la abona. No tiene desperdicio la cerámica.
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