A metros del acceso al camino que conduce al Cerro Catedral, famoso centro de ski durante la temporada invernal, se encuentra el Centro de Salmonicultura Bariloche, dependiente de la Universidad Nacional del Comahue (UNComa).
Poco conocido por los turistas, a pesar de ofrecer visitas guiadas, ese establecimiento tiene dos funciones claves para la piscicultura local: la producción de huevos y juveniles de truchas arco iris para proveer a las empresas de la zona, y la formación de recursos humanos entre los estudiantes de acuicultura y biología, de la mencionada casa de estudios.
Creado en 1933 con la tarea de repoblar de salmonidos los ambientes naturales, ya que esa familia de peces fueron introducida a principios del 1900 por gestiones del mismísimo Perito Moreno, el centro se especializó en la cría de truchas y salmones.
Aunque dependía de la Secretaría de Ganadería y Pesca de la Nación, en la década de 1990 fue cerrado por la falta de fondos para mantenerlo. En 2013 el gobierno provincial optó por ceder en comodato el predio a la UNComa, de Neuquén, para volver a poner en marcha el criadero con fines de producción, investigación y formación.
Desde su reapertura han llegando a obtener producciones cercanas al millón de juveniles de trucha arcoíris por año, además de otro tanto de ovas o huevos, que distribuyen en emprendimientos de la zona, principalmente aquellos ubicados en el embalse de Alicurá.
“La introducción de los salmonidos seguramente tuvo su impacto ambiental, sobre todo en las especies nativas que estaban en ese entonces, que en algunos lados aún persisten pero en otros ya fueron desplazadas. Aún así, esto generó también el desarrollo de la industria de la trucha y un movimiento de pesca deportiva muy importante”, dijo a Bichos de Campo Guillermo Mirenna, técnico acuícola a cargo del Centro de Salmonicultura Bariloche, durante una visita.
Mirenna, acompañado de la también técnica acuícola Mabel Orellana, se encargan de realizar la producción de semilla del centro, que comprende la reproducción de estos peces y el mantenimiento de los reproductores, tanto hembras como machos.
“Los salmonidos naturalmente necesitan de determinado tipo de fondo o grava, dependiendo de la especie, para reproducirse. El instinto natural de la trucha es remontar el arroyo, buscar un fondo de grava donde hacer su nido y, en sincronía con el macho, desovar juntos. En cautiverio esto no sucede y por eso nosotros tenemos que ser parte del proceso. A la trucha le falta la señal para desovar sola y nosotros ayudamos”, explicó Orellana.
El desove, proceso en el cual las hembras aportan los ovicitos y los machos el semen, depende de ciertos estímulos ambientales que los técnicos deben replicar. El fotoperiodo es uno de esos factores que desencadena procesos hormonales, que intervienen en su maduración final y en la búsqueda de esos lugares donde anidar.
“Nosotros calculamos que una trucha aporta 1500 ovas por kilo de hembra. Una hembra promedio de 2 kilos te da 3000 ovas, que son las que fecundamos con el esperma de los machos. Ese proceso lo hacemos siguiendo las normas de bienestar animal. Realizamos masajes abdominales donde obtenemos los materiales de cada individuo y los juntamos en recipientes limpios con agua, que será lo que finalmente desencadene la movilidad del espermatozoide que fecundará a las ovas”, detalló Mirenna.
Ese proceso es relativamente rápido y luego de un período de 40 minutos a 1 hora se producirá la hidratación de los ovocitos, a partir del ingreso de agua por su membrana.
“Con eso va a adquirir su máximo volumen y pasará a estar turgente. Después se hace el conteo de ovas, algo que también es rápido. La forma de contabilizarlas es a través de unas tablas que nos permiten calcular la cantidad de ovas por litro y su diámetro. Podes tener ovas más grandes o más chicas dependiendo del tamaño de la hembra. Eso luego se coloca en un recipiente con irrigación de agua constante, en permanente circulación, lo que permite oxigenar las ovas”, relató el especialista.
A una temperatura promedio de diez grados, 22 días después ya pueden verse los ojos de los futuros alevinos, lo que marca el momento en que se puede iniciar su manipulación. El paso que sigue es limpiar los huevos viables de aquellos no viables (generalmente estos se ponen de color blanco) y prepararlos para su envío en caso de que su destino sea la venta para cría.
“Si el lote es bueno y la incubación fue buena, el porcentaje de huevos no viables ronda el 10%. En casos muy buenos puede llegar a rondar el 4% a 5%”, señaló Mirenna.
Ahora bien, aquellos embriones que permanezcan en el Centro, deben ser distribuidos entre las bateas (viejo método) y la incubadora (método más modernos) para dar inicio a la etapa del nacimiento.
“Actualmente nos manejamos con unos rack de incubadoras verticales que surgieron como innovación tecnológica a raíz de un subsidio que recibimos. Eso tiene unos filtros que ayudan a remover el sedimento natural del agua que viene del río. Allí todavía no tenemos sedimentos sólidos de los peces porque no han empezado a comer. También se pueden usar las bateas originales, que de las 48 que había quedaron 12”, contó el técnico.
Tras el nacimiento, los alevinos pesan entre 0.1 gramo y 0.12 gramos. Una vez que el saco vitelino se reabsorbe y pueden nadar solos, ya pueden recibir alimento externo. Es allí donde son enviados a tanques de mayor tamaño, donde son alimentados hasta alcanzar pesos de entre 2 y 5 gramos.
En este punto es clave monitorear que la alimentación llegue a todos los peces por igual, ya que algunos pueden quedar rezagados y no crecer al mismo tiempo que los demás. Esto es clave además ya que entre los individuos puede haber canibalismo, según remarcaron los técnicos.
Pero previo a su venta como juveniles, los técnicos del centro eligen a los que serán los futuros reproductores de entre los individuos más destacados. Ellos terminan alcanzando pesos de entre 5 y 6 kilos, y poseen un rango optimo de reproducción de 4 a 5 años, aunque pueden vivir 10 años o más en cautiverio. Dado que su valor económico es muy alto, son identificados con una marca y un número que facilitan su seguimiento.
-¿Hay demandas específicas por parte del mercado?– le preguntamos a Mirenna.
-Hay algo que tiene que ver con lo estético y que es el color rosado de la carne. Es algo que tiene que ver con un pigmento que naturalmente está en los ítems alimenticios que las truchas consumen. En el alimento balanceado ese pigmento es sintético. Es un carotenoide que le da ese color. Hay mercados del exterior que, por ejemplo, no quieren el color. Quieren la carne blanca.
-¿Qué condiciones necesitan para poder desarrollar esta actividad en óptimas condiciones?
-Calidad de agua y temperatura, siendo esta muy importante. Cualquier salmónido tiene distintos rangos de temperatura óptima para sus distintas etapas fisiológicas. Para la incubación es una, para los reproductores es otra y para crecimiento otra. Los peces no regulan la temperatura corporal así que están a la temperatura del ambiente. La trucha arcoíris, por ejemplo, tiene su máximo crecimiento alrededor de los 15 a 16 grados. Si vos tenés 8 grados en el agua, lo vas a poder hacer pero va a ser mucho más lento el desarrollo hasta llegar a la talla comercial buscada.
-¿En cuánto tiempo llegas a la talla deseada?
-El engorde de juveniles, para dar con el tamaño comercial de alrededor de 400 gramos, te toma entre 12 y 14 meses.
-¿Cuáles son los costos que deben afrontar en esta actividad?- le preguntamos a Orellana.
-Luz, gas, infraestructura, pero el más importante es el alimento. Eso te implica entre el 50% y el 60% del costo de producción. Y tenemos muchos problemas, sobre todo en los estadios iniciales donde se registra la mayor mortandad. La razón de eso es la calidad del alimento. Tenemos acá en el país solo dos fábricas, que muchas veces te venden algo que no tiene la calidad nutritiva necesaria para el desarrollo. Tenés requerimientos altos de proteínas y vitaminas que a veces no se cumplen.
-¿De qué se compone el alimento?
-Debería tener harina de pescado y aceite de pescado, sin embargo muchas veces se le pone harina de soja para cumplir con el porcentaje de proteínas. Para que te des una idea, un buen alimento para perros tiene entre un 20% y un 21% de proteína. La trucha necesita mucho más que eso. La harina y el aceite de pescado es lo que te encarecen todo.
-¿Cuánto alimento necesitan?
(Mirenna) -Se calcula en base a la biomasa que tenés. Hay tablas regidas por el tamaño del pez, por la temperatura del agua, así que es un porcentaje de la biomasa corporal. Si tenés mil kilos de trucha, necesitás un 1% diario, es decir 10 kilos de alimento por día. Es muchísimo. Y con la disparada del dólar estos últimos meses, una bolsa de 25 kilos de alimento está 40.000 pesos. Eso te dura dos días.
-¿Por qué creen que falta alimento de calidad?
-Creo que debe ir ligado al desarrollo de la industria pero no hay una explicación acabada. El año pasado nosotros nos encargamos de moler el alimento por ejemplo. Comprábamos uno más grande y lo preparábamos nosotros, con lo que eso implica. Moler de un tamaño es bueno para un pez pero no para otro y tenés que tamizar, perdés alimento, tenés que tener distintas tallas para aprovechar todo. Es un tema. Si la industria va a seguir en crecimiento esto es algo que falta.
-¿Qué significa en este sentido el trabajo que están haciendo desde INTA Bariloche con el alimento a base de tucuras?
(Orellana) -Obviamente se ve como positivo porque si sale bien esa investigación podría generar que el costo del alimento sea más accesible en términos de adquirir stock. A veces sucede que no se consigue la harina de pescado y eso es una traba.
-¿Tienen gastos a nivel sanitario?
-Por ahora no y eso es algo súper importante a destacar, porque hay un estatus sanitario patagónico de libre de enfermedades virales y bacterianas que han sido muy delicadas muy cerquita de acá. Entonces se está tratando de trabajar con protocolos muy estrictos para seguirlo conservando. Eso es un valor agregado también.
-La actividad pareciera tener todo por crecer pero falta un empujón. ¿Qué sienten que falta?
(Mirenna) -El Estado nacional en las últimas gestiones ha hecho bastante, lo ha estado patrocinando de alguna manera. La provincia algo ha aportado también porque tuvimos que hacer modificaciones. Como esto era de 1933 había cosas que estaban vetustas y se han hecho remodelaciones. Y después hay capitales importantes poniendo dinero en el embalse de Alicurá, que creo que es lo más importante para escalar esto. La parte técnica y de know how está bastante desarrollada.
-¿Es una carrera elegida la acuicultura
-Creemos que hay que darle más manija. Los chicos vienen acá y hacen materias y sus prácticas. De hecho tienen que cumplir 100 horas acá para afianzar todo lo aprendido. Su elección está un poco en caída porque es complicada la salida laboral. Muchos trabajan en el embalse de Alicurá y los chicos no quieren estar ahí. Tenés regímenes de mucho laburo, es muy sacrificado. De hecho nuestro mayor trabajo es durante los meses de invierno, donde hacer el desove y la incubación, y hay que estar pendiente de los alevinos por nacer. Pero aún así es una profesión hermosa.
En resumidas cuentas, hay que trabajar y los pibes no quieren trabajar, o sea que esa actividad tiene poco futuro.
Tienen razon pobres pibes, entre facebook, instagran, tinder, twiter, whatsAap, telegram, youtube, tiktok, netflix no les queda tiempo ni para dormir.
Pobrecitos, se acuestan a las cuatro de la mañana y se levantan a las cuatro de la tarde.
Despues votan a Milei, completos, jaja
Te diria q tenes razon, sumamente ocupados en redes, igual conozco muchos q laburan y muy bien, no creo en demonizar las redes. Tienen otra cultura e intereses, gran parte de su debilidad nos corresponde, empezando por “no existe el merito” , gran falacia para sacar responsabilidad al gobierno de turno de lo mal que lo pasa la gente.
Que es más importante
Criar truchas o comprar insumos para los hospitales?
Interesante. Y sería mejor aún si se desarrollaran proyectos de acuicultura con peces nativos de la Patagonia