Las autoridades del Senasa dispusieron prohibir los movimientos de egreso de equinos desde las provincias en las que se han diagnosticado brotes de encefalomielitis equinas (EE).
La medida, considerada “extraordinaria y excepcional”, se tomó luego de que el INTA Castelar y el Instituto Vanella de la Universidad Nacional de Córdoba confirmaran casos positivos de la enfermedad en caballos localizados en las provincias de Corrientes y Santa Fe.
La única excepción –según indica la disposición 363/2023 publicada este lunes en el Boletín Oficial– para el movimiento extraprovincial de caballos es que los mismos tengan como destino directo y final un frigorífico.
La norma también dispone que los organizadores de eventos de concentración de equinos deberán exigir antes del ingreso que el animal cuente con una vacunación vigente para encefalomielitis equina del Este y del Oeste aplicada al menos 15 días antes del movimiento. Esa exigencia rige en todo el territorio argentino.
Además de los casos confirmados en Corrientes y Santa Fe, existen casos sospechosos, que están siendo evaluados, en las provincias de Entre Ríos y Córdoba, así como también en Uruguay.
Las encefalomielitis equinas son enfermedades exóticas para la Argentina, dado que el último registro oficial, correspondiente a la variante EE del Oeste, data de 1988. Los virus que provocan la enfermedad afectan tanto a caballos como a personas y son transmitidos principalmente por mosquitos, en especial durante las épocas estivales, razón por la cual se solicita a la población que emplee repelentes y extreme cuidados para evitar la proliferación de mosquitos.
En los fundamentos de la disposición 363/2023 se indica que si bien los equinos se consideran hospedadores incidentales y terminales, la información epidemiológica actualizada de la Organización Mundial de Sanidad Animal indica que “no puede descartarse que algunos equinos desarrollen una viremia transitoria mayor que la concentración mínima para infectar un mosquito, por lo que pueden amplificar el virus temporariamente en los lugares donde se concentran las poblaciones de equinos y mosquitos”.
Por tal motivo, como medida sanitaria de contención y hasta tanto se cuente con mayor información de la tipificación viral y epidemiológica, las autoridades del Senasa entienden que resulta necesario restringir al mínimo posible los movimientos de los equinos desde las provincias afectadas por brotes de la enfermedad para disminuir así las probabilidades de diseminación de la enfermedad.
En humanos el tiempo de incubación de a enfermedad es de 7 a 10 días y en la mayor parte de los casos los síntomas de la misma consisten en fiebre elevada que cede a los cuatro o cinco días. Puede estar acompañada cefalea frontal intensa acompañada de postración, malestar general, debilidad, escalofrío, dolores óseos, mialgias y artralgias, náusea, vómito, anorexia y diarrea. Estos signos pueden progresar hacia un cuadro neurológico de encefalitis, delirio, coma, rigidez de la nuca, espasticidad de los músculos de las extremidades y alteración de reflejos. La EE tiene un alto porcentaje de letalidad y en pacientes que sobreviven hay una alta frecuencia de secuelas permanentes de tipo neurológico.