A partir del próximo mes de noviembre varias industrias aceiteras argentinas están planificando la suspensión de líneas de producción ante la imposibilidad de abastecerse de soja.
En el presente mes de octubre el sector pudo procesar una cierto volumen gracias a la mercadería originada en el transcurso del mes de septiembre en el marco del “dólar soja 4”.
Sin embargo, en lo que va de octubre el ritmo de comercialización de soja se derrumbó a causa de la creciente brecha existente entre el tipo de cambio especial del “dólar soja 4” y el tipo de cambio de mercado (contado con liquidación o CCL), el cual, a pesar de estar intervenido, casi duplica al tipo de cambio vigente para el poroto.
La posibilidad de importar soja proveniente de países limítrofes ya no es viable, al tiempo que las partidas disponibles en el mercado argentino son limitadas debido al desastre climático registrado en el ciclo 2022/23.
Aún quedan en manos de productores argentinos al menos cuatro millones de toneladas de soja 2022/23, las cuales representan una cifra muy baja para poder asegurar el empalme en febrero del año que viene con la nueva cosecha de Paraguay.
Eso implica que, aun considerando todas las dificultades macroeconómicas que conspiran con las decisiones de venta de los productores, queda par noviembre y enero próximos un volumen promedio disponible de apenas 1,30 millones de toneladas, cuando el sector necesita al menos 2,0 millones para evitar una situación crítica por capacidad ociosa.
En ese marco, las cotizaciones de los futuros de Soja Rosario Noviembre 2023 del Matba Rofex prácticamente no tienen “techo” ante la desesperación de la demanda por originar mercadería.