Las pulverizaciones agrícolas –mal llamadas fumigaciones, ya que ellas no se hacen con humo sino con agua- han quedado en el ojo de la tormenta en numerosas oportunidades, principalmente por el riego que supone la deriva del agroquímico empleado. Si bien no se puede negar que mal realizadas pueden significar un riesgo para el ambiente y la salud humana, hay parámetros científicamente definidos que permiten que esta práctica se realice en forma segura.
Sobre esos parámetros trabaja el ingeniero agrónomo Horacio Torossi, quien integra el equipo de especialistas en aplicaciones de la empresa Spraytec.
“Una pulverizadora autopropulsada tiene 2.500 a 3.000 litros. A través de una bomba por presión se llega al botalón propiamente dicho, que es el barral donde van los portapicos y las pastillas. Por medio de la bomba se produce la presión, la ruptura de esa vena de agua y se produce la pulverización que sale en gotas. Si nosotros aplicamos un herbicida, el blanco es llegar a la maleza con un determinado número de gotas, y si quiero controlar insectos también. En el caso de los fungicidas es donde lleva mayor cantidad de agua porque yo tengo que mojar la planta”, explicó a Bichos de Campo Torossi.
¿Qué ocurre en el caso de las derivas? El producto destinado a apuntar al blanco a controlar, pero el líquido se volatiliza y no se dirige hacia el punto indicado.
“La deriva es un problema recurrente. Técnicamente, y si nos vamos a los libros, la indicación que te da la bibliografía es que para aplicación de herbicidas, por ejemplo, hay que utilizar una pastilla abanico plano para la aplicación. La pastilla es un objeto que puede ser de distintos materiales. Por ella pasa, a través de la presión de la bomba, el agua que viene por la manguera y que se rompe en gotas”, indicó el especialista.
“Como técnico o asesor tengo que saber qué pastilla voy a elegir. Vienen tablas que me indican el caudal individual en litros por minuto que está arrojando esa pastilla, y aparte viene el diámetro volumétrico medio y las tarjetas hidrosensible que nos marcan las gotas por centímetro cuadrado”, agregó a continuación.
Mirá la nota completa acá:
-¿Y los productores suelen cambiar la pastilla en función de la aplicación a realizar? ¿Es una costumbre o es algo que se olvidan?
-A veces se olvidan o utilizan una pastilla a la que ven más efectiva, por el simple hecho de tener más gotas por centímetro cuadrado. Pero si no hay condiciones, si hay vientos superiores a los 12 kilómetros por ahora, si tengo inversión térmica –es decir que la pulverización queda atrapada en dos capas de aire de distintas temperaturas- y el movimiento de la masa de aire me la desplaza haciendo que nunca deposite en la tierra, las gotas se van y se depositan en el lote del vecino, en el ejido municipal o en la franja de restricción.
-Entonces si uno apela a la tecnología, a las pastillas, verifica los vientos y toma todos los recaudos, ¿la deriva se puede evitar?
-Yo siempre digo que ya está todo inventado, solo hay que aplicarlo. Está la tecnología. Hay nociones básicas que están escritas. Spraytec es un eterno difusor de cosas básicas.
-¿Qué hacen desde Spraytec?
-Spraytec es una empresa nacional que está en Rosario y tiene 32 años de trayectoria en el mercado. Está dedicada a la venta de componentes de pulverización. Todos los componentes fuera de lo mecánico de la máquina, y lo que es tecnología: desde un filtro de aspiración para proteger la bomba, siguiendo por mangueras, el caudalímetro, pasando por las válvulas reguladoras hasta llegar al botalón y salir por las pastillas. Spraytec se encarga de la venta de todos esos componentes.
-Ustedes trabajan entonces en un asesoramiento que haga que el productor sea lo más eficiente posible. ¿Pasa lo mismo con las pulverizadoras? Vos trabajás en la provincia de Chaco. ¿Hay registros oficiales?
-Acá sí. Acá se exige que la máquina tenga una verificación. Esa verificación la hace el Ministerio de Ambiente. Ellos son los que otorgan la oblea que indica que la máquina está habilitada y en condiciones para hacer las pulverizaciones y la exigen. Yo lo que te puedo trasmitir es que en el caso nuestro, por ejemplo, cuando hacemos una verificación aclaramos y pedimos que la máquina esté limpia y no tenga pérdidas porque es una cuestión lógica: si yo estoy trabajando con presiones y la máquina tiene mangueras que pierden, abrazaderas que saltan, o diafragmas de antigoteos que gotean, la máquina no está en condiciones.
-Además es un despropósito porque esa máquina circula hasta el campo y va perdiendo.
-Por eso te digo, está todo inventado. Cada pastilla tiene un caudal en litros por minuto que yo lo puedo medir. Nosotros hacemos el jarreo de la máquina
-¿Qué ocurre en el resto del país?
-En el resto del país tengo entendido que es muy bajo el porcentaje pulverizadoras con patentes. Yo recientemente participé en una capacitación a la que me invitaron sobre habilitación de máquinas pulverizadores. Ahí me enteré que el porcentaje era bajo y rondaba el 5%. Es muy bajo. La tranquilidad que puedo transmitir que la mayoría de las máquinas en nuestro país, tanto las de fabricación nacional como las importadas, son de excelente calidad. La gente que las trabaja en su mayoría las tiene en condiciones. La tecnología de punta la tienen porque el mercado así lo exige. Hoy el 99,9% de las máquinas tiene computadora. Yo tengo monitoreo constante. La computadora me da las condiciones que hay en este momento.
-¿Y qué te pasa como agrónomo cuando ves un caso en los que, a pesar de que está todo inventado, hacen macanas?
-Los autos vienen con determinado HP y pueden ir a una velocidad máxima, pero el semáforo está, el lomo de burro está, y el cartel de 60 kilómetros de máxima está. Si hay algo que salga fuera de ese rango, ya es un error humano, ya es una decisión, una falta de conciencia o una omisión que hace uno.