¿Es peligroso el glifosato? ¿Debe prohibirse a nivel nacional como piden muchas organizaciones ambientalistas? ¿Es correcto que algunas provincias prohíban este herbicida mientras que el Senasa, como organismo nacional, lo haya calificado como un agroquímico de banda verde y baja toxicidad? ¿Qué opina el secretario de Agricultura de la Nación sobre esta situación? ¿Tiene algo para decir al respecto?
Lamentablemente nos vamos a quedar con las ganas de saber la respuesta a la mayor parte de estas preguntas porque Juan José Bahillo, el secretario de Agricultura de Sergio Massa, no se animó a dejar sentada su posición sobre la prohibición que estableció la Legislatura de Misiones al más difundido de los herbicidas en el mundo? La Ley provincial impulsada por el hombre fuerte del peronismo local, Carlos Rovira, en realidad dejó establecido que no se podrá utilizar más en todo el territorio provincial a partir de 2025, y al mismo tiempo promueve la adopción de bioinsumos a la agricultura local.
En una entrevista con Misiones OnLine, el funcionario nacional que tiene bajo su responsabilidad al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), y por lo tanto el Registro Nacional de Agroquímicos que avala el uso de glifosato e incluso lo califica en el renglón de los herbicidas de más baja toxicidad, nos dejó con las ganas de escuchar una definición nacional respecto de la prohibición decidida unilateralmente por esa provincia.
Por el contrario, hubo un tácito aval a la decisión impulsada por el oficialismo provincial de parte del funcionario, que metido en plena campaña prefirió omitir cualquier referencia al glifosato para quedar bien con los caciques provinciales del peronismo. Le preguntaron:
-No sé si está al tanto que Misiones sancionó hace ya algún tiempo una ley que promueve el uso de bioinsumos en el agro aquí en nuestra provincia. ¿Están siguiendo ese tema, lo están viendo desde Agricultura de Nación?
-Sí nosotros respaldamos todo este tipo de acciones y de política que promuevan la elaboración y la producción de bioinsumos. Es un insumo estratégico para la sostenibilidad ambiental de nuestro sistema productivo. El desarrollo de las biotecnologías y dentro de estas, de los bioinsumos, hay mucho por hacer. Nuestro país tiene una tasa de extracción de nutrientes en los distintos cultivos que le devuelve apenas el 40% de todos los nutrientes que extraemos de la tierra, tenemos que preservar el recurso suelo que el recurso más rico que tenemos, un recurso que es que finito y la rotación de cultivos, la intensidad o la intensidad de lo cultivo hace que incorporemos distintas herramientas de manejo para preservar la calidad del suelo. Inclusive nosotros desarrollamos un programa que acá en la Secretaría que se llama Aprovechar, que incluyen el aporte de la Nación para productores, productoras y pymes que quieran desarrollar procesos para la producción de bioinsumos. La Secretaría financia este tipo de emprendimientos.
¿Y el glifosato? ¿Está bien prohibirlo? Bahillo nos dejó con las ganas de conocer su opinión. Este es el reportaje completo que concedió, y en el que se refirió a otros temas más convenientes a la campaña electoral:
Es curioso como hay políticos que logran construir una trayectoria sin tomar una definición acabada sobre las cosas que suceden. Bahillo sin duda se inscribe en esa lista, porque en su afán de no colisionar con nadie finalmente esquiva muchas definiciones que deberían ser significativas. Puede estar a favor o en contra, no hay problema. Pero no puede ser que el secretario nacional de Agricultura no tenga una posición tomada sobre el principal agroquímico utilizado en la Argentina.
Ya había sucedido algo así, en su propia provincia, cuando era ministro de la Producción de Gustavo Bordet y le estalló una fuerte polémica cuando la Suprema Corte de Entre Ríos, a pedido de organizaciones ambientales, definió límites muy estrictos para las aplicaciones con agroquímicos. Esto provocó una suerte de idas y vueltas que consumieron mucho tiempo y que deberían haberse resuelto con la sanción de una nueva Ley Provincial, pero Bahillo dejó su cargo sin que esta norma finalmente se haya promulgado. La última norma en este sentido fue un decreto de 2019 que fijó algunas distancias precautorias para las aplicaciones. Pero hacía falta una norma de fondo.
Cuando se supo del ascenso de Bahillo a la órbita nacional, en agosto de 2022, este tema había quedado sin resolver, ya que “en distintas oportunidades, en los últimos años, terminó naufragando el intento de dictar finalmente una nueva legislación provincial que reemplace la última norma dictada en 1980, en tiempos de la dictadura”, dice una acertada crónica periodística.
“Hace tres años que estamos dando vueltas con la ley de fitosanitarios, una ley que fue cajoneada y que tiene una necesidad imperiosa”, reclamó en aquel momento el titular de Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer), José Ignacio Colombatto. Y se quejó: “El productor no puede trabajar y andar de amparo en amparo, con interpretaciones de la ley como quiere cualquier funcionario de turno”.
Lo mismo podría suceder ahora en Misiones, donde casi todo el arco productivo ha rechazado la prohibición del glifosato al menos hasta tanto haya constancia de que existe el insumo biológico capaz de reemplazarlo, cosa que por ahora no sucede. El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, incluso adelantó que presentarían un recurso judicial ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Mientras tanto, todos seguimos sin saber qué piensa el secretario de Agricultura (y por lo tanto el ministro de Economía y por lo tanto el gobierno federal) sobre esta situación. En los hechos, ellos aprueban un agroquímico de uso muy difundido en todo el sector, pero al mismo tiempo con su silencio avalan decisiones provinciales que los desautorizan.