Juan Manuel García Conde es especialista en plantaciones forestales de la zona del Delta del Paraná, ya que trabajó durante 23 años en los establecimientos que la empresa Papel Prensa posee en las islas aunque desde 2013 se independizó y comenzó a asesorar productores de todos los tamaños.
La extensa trayectoria de García Conde en el sector forestal coincide con la aplicación de la Ley de Promoción de Bosques Cultivados, nudo de la política oficial de fomento as la producción de madera. La Ley 25.080 se sancionó a fines de 1998, en tiempos del menemismo; se renovó luego de diez años de vigencia en 2008, en tiempos del kirchnerismo; y antes de que termine este año, en tiempos del macrismo, debería ser renovada para no perder vigencia.
-Veinte años después, ¿ha servido de algo esa Ley como herramienta para promover la actividad forestal?- le preguntó Bichos de Campo al experimentado ingeniero.
-La Ley nace para que un país cortoplacista se puedan hacer inversiones a largo plazo. Ha cumplido roles importantes en algún momento, pero hoy está siendo revisada, para saber si finalmente ha servido como promoción. La realidad es que por los avatares de la Argentina los pagos (a las nuevas forestaciónes) han llegado tarde y devaluados, rompiendo la cadena para esos productores chicos o medianos que han dejado de plantar año tras año- respondió García Conde.
Aquí la entevista completa con el asesor forestal:
¿Qué establece la Ley 25.080? Que una persona física o jurídica, dueña de la tierra, puede plantar determinadas especies forestales maderables exóticas
y/o nativas. Que a los 18 meses el Estado corroborará la plantación mediante inspecciones y le reintegrará a los productores chicos y medianos el 80% de lo gastado en la implantación y a los grandes (más de 500 hectáreas) el 20% de lo invertido.
“El problema es la actualización del pago, porque cuando realmente llega, llega devaluado. Entonces ha dejado de tener el rol de promoción que debiera cumplir”, contó García Conde. “La lectura, pasados todos estos años, es que los beneficiarios han sido los que más capacidad y espalda tienen para afrontar las plantaciones. O sea, el grande, que independientemente del dinero va a seguir plantando”, amplió.
Ver: Papel Prensa y su mayor fortaleza: la producción forestal en el delta inferior del Paraná
En el marco de la mesa de competitividad forestal, la Asociación Forestal Argentina (AFOA) trabajó junto al gobierno en algunas correcciones al texto de la ley y el proyecto ya fue introducido al Congreso, donde se confía habrá una nueva prórroga de esta política de fomento antes de fines de 2018.
Por otro lado, Bichos de Campo consultó a García Conde sobre los temas en los que asesora a los productores en materia forestal. “Mi especialidad son los herbicidas, ensayos con diferentes clones y el tema de los incendios. Este es un tema preocupante en la zona, ya que el Delta es inflamable”, respondió. El técnico impulsó la creación de un consorcio con muchos productores de la zona que mediante cámaras detectan posibles columnas de humo para dar aviso inmediato al vecino y poner en marcha un protocolo para sofocar el fuego.
Una solución para este problema, que en cuestión de horas puede liquidar la producción de diez años, ha sido la inserción de la vaca en las islas. El sistema silvopastoril está muy insertado en el Delta. “Lo que la vaca no come, lo pisa”, dice García Conde, quien destacó que la ganadería funciona además como una caja corriente de ingresos anuales para los productores.