El ingeniero agrónomo Rodolfo Rossi conoció la soja en su época de estudiante universitario mientras preparaba su tesis, que se llamó en principio “Fertilización foliar de soja” para terminar siendo “Fitotoxicidad de la fertilización nitrogenada aérea en la soja”. Eso sucedió en 1974, cuando se sembraban apenas en el país unas 250 mil hectáreas.
Unos 25 años después, a fines de los 90, el mismo Rossi se transformó -gracias a su trabajo de investigación y desarrollo adaptando las primeras variedades locales de sojas RR- en un protagonista clave para que ese poroto se convirtiera no solo en el principal cultivo de la Argentina sino además en su principal soporte económico, explicando solito un 25/30% del total de sus exportaciones. En 2015, la superficie sembrada incluso llegó a tocar las 20 millones de hectáreas.
Con semejantes pergaminos encima, uno podría pensar en un Rossi orgulloso, sereno e introspectivo. Pero, por el contrario, está inquieto, nervioso, tiene muchas ganas de debatir. Esa es una de las razones por las que aceptó volver a la presidencia de Acsoja, la entidad que agrupa a la cadena sojera.
“El crecimiento de la soja fue mucho más de lo que uno pensaba, tanto relativo como absoluto”, explicó, recordando que “en algún momento llegó a haber 20 millones de hectáreas sembradas, o más”. Pero lo que lo preocupa es lo que sucedió después: “A partir de 2016, de haber tocado el pico, estamos en decadencia”.
Él cree que la presión fiscal sobre el cultivo tiene muchísimo que ver. “Siempre digo que la soja está discriminada (porque se le aplican retenciones del 33% contra las que tributan el resto de los granos, que van del 9 al 12%). Yo creo que en rotación de cultivos es muy importante, es fundamental”, sostuvo, para luego aclarar que “resisto archivo” ya que siempre mantuvo una coherencia sobre la necesidad de propiciar las rotaciones con otros cultivos.
Pero ahí arrancó: “El objetivo central es mantener el complejo sojero, que es el más importante, y las rotaciones son fundamentales junto la siembra directa. Pero la Argentina se ha quedado en la agricultura. Acá hay mucha gente que tiene mucho miedo de hablar de expansión agrícola. Yo creo mucho en la sustentabilidad, en las buenas prácticas y una serie de cosas, pero nos hemos estancado”, enfatizó.
Mirá la entrevista completa:
¿Y qué es aquello de la expansión agrícola que ya no se discute? Por un lado, y claramente, se trata de extender el área agrícola, ampliarla, hacia regiones marginales donde la soja podría llegar a ser rentable si el peso de las retenciones no fuera tan significativo. Pero también potenciar la investigación para mejorar los rendimientos por hectárea. “El breeder nunca encuentra techo”, explicó Rossi, recordando su propia experiencia en la industria semillera.
Lo que sí tiene muy claro es que “la Argentina se ha quedado. Ves las proyecciones que se están haciendo y es todo chato; vamos a estar con 36/37 millones de hectáreas (de superficie agrícola total) de acá a ocho años. No sé cómo vamos a hacer para producir las 190 millones de toneladas que dicen, salvo que sea todo maíz”, cuestionó.
“Hay que trabajar fuerte. El tema de las retenciones es clave”, sostuvo Rossi, para reconocer que “en 2015 estaba todo desbalanceado, la soja tenía una alta retención, que también tenían el maíz y el trigo. Los mercados de trigo y maíz estaban prácticamente controlados y, evidentemente había ‘una soga’ (ventaja) hacia la soja. Entonces el productor invertía, e invierte, menos por hectárea. La soja venía creciendo como un refugio, más allá de la tecnología y los rendimientos, que también aumentaron con gran ayuda de la biotecnología (la soja RR fue fundamental) porque en seis años duplicamos el área, pero crecimos seis veces en producción”.
Cuando el gobierno de Mauricio Macri llegó en 2015 y eliminó todas las retenciones a los cereales pero mantuvo las de la soja entre 25 y 30% “nos pareció una cosa lógica”, recordó el mejorador. A partir de 2018, sin embargo, comenzó a volver todo para atrás Y con el nuevo gobierno peronista se afianzó la disparidad, porque había más de 20 puntos porcentuales de retenciones afectando la competitividad de la soja frente a la de otras alternativas agrícolas. “De ahí a seguir con un 33%, y hoy estar en una situación de desventaja total, eso hace que al productor el margen bruto le dé con el maíz”, epxlicó el titular de Acsoja.
A pesar del cuadro descripto, el ‘padre’ de la soja RR afirmó que “todos podemos seguir creciendo”, citando incluso un proyecto de Maizar (la cadena del maíz) que proyectaba que era posible tener maíz sobre 10 millones de hectáreas y a la soja sobre 22 millones de hectáreas.
“Hay muchas zonas que con ayuda de la genética y de la tecnología -de la que tanto hablamos y tanto tenemos- podemos poner a producir. Pero estamos, de alguna manera, negándonos a crecer en forma horizontal”, indicó. Aquí, queda claro, el principal escollo a vencer es la resistencia a sembrar en mayores áreas en el norte del país, con el argumento de que los europeos no quieren comprar más productos que vengan de zonas deforestadas.
“Nos quieren marcar una agenda 2030 que no todos estamos de acuerdo y me parece que países como el nuestro no sé si podrán negociar bien, creo que están haciendo los esfuerzos para eso. Pero hay que hacerlo, y desde lo privado también se están haciendo cosas. Pero que Europa nos marque la cancha…, con el poderío que tiene Mercosur tendría que estar muy tranquilo de que a la mesa hay que sentarlos para hablar y no que sea todo de manera unilateral”, reclamó.
“Por supuesto no somos Brasil. Tenemos un límite y en algún momento vamos a tener que parar porque somos un país mucho más chico y de menos oportunidades. Y hay otras producciones que hoy se están haciendo en algunas zonas, incluso la ganadería, que podemos expandirlas a otras zonas. Como se hizo en otras épocas. En el año 2006, cuando se cerró la exportación de carne, se vino todo para atrás. Porque realmente la gente que se fue a sembrar al noreste argentino, de Marcos Juárez, de Venado Tuerto, no fueron a hacer solo soja, fueron a hacer soja primero, luego maíz, y luego ganadería. En marzo de 2006, cambio todo”, dijo Rossi.
En marzo de 2006 Néstor Kirchner ordenó un primer cierre de las exportaciones de carne vacuna que deprimió por completo los precios del ganado y redujo la expansión ganadera, mientras que “la soja siguió creciendo”.
“Debemos tener equilibrio en la parte impositiva para todos los cultivos”, reclamó una vez más Rossi, pensando ya en la elección de un nuevo gobierno y más allá de que casi todos los referentes de la política indican que las retenciones a la soja deberán permanecer un tiempo más pues son necesarias para afrontar el gasto. “Hay que seguir conversando, mostrar números. Muchos no están convencidos de que con menos retenciones el país va a producir más y va a pagar más impuestos de otro tipo”, amplió.
En la misma línea de equidad admitió que la progresividad en la disminución de las retenciones es lógica, pero no debe ser a largo plazo. “Si el maíz tiene 12%, poné a la soja en 20% y después hablamos. El productor es inteligente; no va a ir a un monocultivo por esto”, sugirió.
“Hablan todos de exportar, pero tendrían que venir a tocar algunas cosas de lo que son los cultivos más importantes, sin olvidarse de las economías regionales, y hacer bien las cuentas, porque si no, nos vamos a quedar donde estamos, teniendo a Brasil que es todo para arriba: gobierno que tenga, gobierno que crece”, describió.
Cree Rossi que cerrando la brecha de la discriminación actual la producción del poroto podría comenzar a recuperarse desde los 40 millones de toneladas a las que había caído hace dos campañas (la última no cuenta, porque la sequía desmoronó la cosecha a 22 millones) desde las 60 millones que alguna vez logró la Argentina.
-¿Y hasta cuánto podemos crecer?- le preguntamos.
Rossi manifestó que 64 o 65 millones de toneladas sería un techo productivo razonable, ya que “Argentina tiene una inestabilidad climática real. Ese es el número que creo es sostenible, con un ritmo de crecimiento para todos los cultivos. Defiendo la rotación de cultivos, defiendo el crecimiento de todos, pero va a seguir la decadencia si no hay un cambio. Creo que esto lo piensa toda la cadena, que es la que sufre”, completó.