“¿Podemos actuar sin labrar?”
Esta es la pregunta que realizó en un cuadernillo técnico la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), que justamente nació hace treinta años para hacer todo lo contrario: evitar que los arados sigan roturando los suelos para evitar así la erosión y otros daños sobre ese recurso.
Pero sucede que, con el correr de las décadas, la compactación de los suelos agrícolas se ha tornado un verdadero problema, a punto tal que la propia entidad la presentó como “el enemigo silencioso que se lleva hasta un 15% de los rindes”. También reconoce que estos procesos “han ido en aumento en los últimos años”.
¿Qué es la compactación? Aapresid explica que “se trata de un fenómeno por el cual las partículas del suelo se ‘aprietan entre sí’, disminuyendo el espacio poroso y aumentando la densidad. Esto dificulta el crecimiento de las raíces y limita el acceso de las plantas a los nutrientes y al agua. También afecta la actividad biológica del suelo y su fertilidad”.
¿Qué causa la compactación? En este punto se responde que “el tránsito excesivo de la maquinaria o en condiciones de alta humedad y el manejo agronómico inadecuado son algunos de los causantes de la compactación”. De todos modos además “existen factores naturales del suelo que pueden hacerlo más susceptible, como contenido de materia orgánica, textura y contenido de agua”
Pero aquí la pregunta clave y que significaría una contradicción a los postulados históricos de Aapresid: ¿metemos cuchillo?
Muchos lo hacen. “El informe No a la Labranza de Aapresid identifica a la compactación como una de las principales causas por la que los productores recurren a la labranza”, y la complejidad del problema se agudiza cuando, ante la presencia de un lote compactado, se recurre a labores verticales (paratill, paraplow, cultivie, cincel) como mecanismo de remediación.
En su gacetilla, la entidad técnica se plantó en contra de estas prácticas, que parecen las únicas disponibles, ya que meter cuchillo “pone en riesgo los beneficios de la siembra directa en lo que respecta a estructura del suelo, captura de carbono, aumento del contenido de materia orgánica, balance de nutrientes y de agua”.
Es decir que se soluciona la compactación, pero a un costo muy alto para el resto del sistema.
“Las labranzas verticales como método de remediación pueden ser un arma de doble filo, ya que pueden generar capas más compactas que las que inicialmente se pretendían combatir”, se define además. La especialista de la Cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de Fauba, Carina Álvarez, precisó que según ensayos en suelos de la región Pampeana reportaron una perdurabilidad media de los efectos “descompactadores” de la labranza de tan solo 17 meses.
¿Entonces qué hacer? Esa sería la pregunta que sigue. Para Aapresid “prevenir es siempre mejor que curar”. Por eso se propone:
- Aumentar la producción de biomasa, el aporte de carbono y la actividad biológica.
- Mantener una vegetación viva la mayor parte del tiempo posible.
- Incluir cultivos de servicios en reemplazo de los barbechos limpios.
- Optimizar el arreglo espacial y la densidad de plantación para modificar patrones de enraizamiento y su efecto beneficioso sobre la estructura del suelo.
- Aplicar una fertilización basada en la reposición con el fin de mejorar el desarrollo aéreo y raíces de los cultivos.
- Conservar los rastrojos en superficie a fin de aumentar la capacidad de porte del suelo.
- Planificar rotaciones que incluyan cultivos de biomasa voluminosa aérea y de raíces profusas y profundas como sorgo, maíz, megatérmicas y gramíneas invernales.
- Controlar el tránsito de la maquinaria.
- Evitar el sobrepastoreo y el pisoteo excesivo.
Además el informe señala que es clave monitorear el estado de salud del suelo y no tomar decisiones apresuradas sin disponer de un buen diagnóstico y proyección de mediano plazo. Este es un gran debe del sector. “No es una conducta corriente la de realizar un diagnóstico de compactación a través de un perfil cultural o pruebas de penetrometría. Debería haber más registros de esto ya que resulta menos costoso y más sencillo que corregir la compactación”, define el especialista de la Cátedra de Manejo de Tierras de la UNR, Sergio Montico.
Muy buenos comentarios, la siembra Directa a revolucionado la producción y conservación de los suelos
Es una forma diferente de producir donde debemos estar preparados en el manejo de los diferentes ambientes.