El presidente de la FARER (Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos), Raúl Boc-Ho, sonríe a pesar de todo. ¿A pesar de qué? Bueno, en Entre Ríos no han sido últimamente buenos años para dedicarse a la producción agropecuaria y mucho menos para ser dirigente rural. “En los últimos tres años perdimos dos cosechas en Entre Ríos”, resume Raúl.
“Acá pegó fuerte la última sequía, porque se dio la conjunción de muchas cosas: la falta de precipitaciones, las temperaturas y la complicación de nuestros suelos, que son más frágiles (que en otras zonas agrícolas del país) Solamente por maíz y soja se perdieron más de 20.000 millones de pesos respecto del promedio de las últimas campañas”, precisa Boc-Ho. Para darle dimensión a esa cifra agrega que equivale a dos veces el presupuesto anual de la provincia.
“Los efectos de la sequía se están sintiendo mucho en estos momentos”, explica el dirigente de CRA, tras explicar que la falta de lluvias del último veranos se sumó a las inundaciones del 2017 y a un otoño dramático dos años atrás, en los que también se perdió el 70% de aquella cosecha de soja. Boc-Ho aclara: “Por suerte el productor sigue, a los golpes, pero sigue marchando. No ha habido una caída masiva de productores, pero la situación es complicada, estamos al límite, no se soporta una contingencia climática más acá”.
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El presidente de FARER añade que la última sequía también perjudicó severamente a otros sectores productivos, como la ganadería y la citricultura. “Acá hubo una masiva venta de terneros a precios muy bajos, y por eso el criador quedó descolocado”, indica.
“La única actividad que mas o menos la zafó fue el arroz, que de todos modos tiene el problema de la energía. La mayor parte del arroz se hace por pozo profundo, lo que requiere un alto costo de energía para sacar el agua. y Entre Ríos es la provincia que tiene el costo de energía más caro en toda la región”, explica el dirigente.
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Los paliativos oficiales a esta situación fueron de frazada corta, muy escasos. “La emergencia agropecuaria se declaró antes que nada. La declaración es por un año, pero los efectos prácticos son por apenas seis meses. Por ejemplo, se posterga el pago del impuesto inmobiliario sin multas para las dos primeras cuotas. Peor de agosto en delante eso se terminó”, lamenta Boc-Ho.
En estos momentos, los productores entrerrianos “están haciendo un esfuerzo muy grande para apostar al trigo, ya que nos va a permitir mover la rueda de nuevo. Tenemos una siembra récord del trigo y esperemos que termine bien, pero recién en diciembre vamos a tener alguna moneda”, aclara.
¿Y para la siembra de granos gruesos hay ayuda? Boc-Ho esconde por un momento su sonrisa para contestar. “Acá no hay un banco provincia, como en Buenos Aires. El Banco de Entre Ríos es uno más de la banca privada. Así que, salvo el Banco Nación, no queda nada. Entonces cumple una función muy importante el movimiento cooperativo, que siempre es el que está financiando la siembra. Pero entiendo que está al limite de su capacidad, porque venimos de varios años arrastrando problemas”, cierra Boc-Ho.