Hace unos días, la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) de Brasil autorizó la siembra en ese país de la variedad de trigo HB4, desarrollada por la empresa argentina Bioceres para ofrecer una mayor resistencia a la sequía. Pero eso no implica que el mercado brasileño vaya a adoptar serenamente un cultivo que provoca bastante polémica por su origen transgénico, ya que los consumidores recelan a veces de este tipo de innovaciones, donde genes de una especie (en este caso el girasol) son insertados en el ADN de otra (en este caso el trigo).
Como el trigo, Bioceres también tiene una soja modificada HB4, aunque en este caso se espera la aprobación de China, principal importadora de la oleaginosa desde Argentina. Este caso es más sencillo, porque el mundo comercializa soja transgénica desde hace más de dos décadas y no parece haber demasiados reparos desde los consumidores.
Pero es muy probable que Brasil ensaye muchos otros caminos para lograr lo mismo que propone el gen HB4. De hecho, la CTNBio aprobó también en las últimas horas una soja desarrollada por Embrapa (organismo semejante al INTA en el vecino país) para tener mayor tolerancia a la sequía. A diferencia de un transgénico, esta soja se logró en base de la técnica de edición de genes CRISPR (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats). Por eso fue considerada como una soja “convencional” por las autoridades regulatorias brasileñas.
“Al considerar esta soja como no transgénica, los procesos de investigación son menos burocráticos y, por lo tanto, logramos reducir los tiempos y costos para que cultivares tolerantes a la sequía lleguen al mercado, con bioseguridad asegurada”, celebró Alexandre Nepomuceno, jefe general de Embrapa Soja, junto a la investigadora Liliane Henning, que realizó este progreso.
“Además, no será necesario que llevemos a cabo el complejo proceso de desregulación comercial de un producto transgénico, que es lento y costoso”, señalaron los investigadores de Embapra. Es que ellos utilizaron el conocimiento de la genética de la soja para detectar los genes que le permiten defenderse mejor ante la falta de humedad. Editaron esos genes sin necesidad de incorporar trazas de otra especie.
Los investigadores identificaron en el Banco de Germoplasma Activo (BAG), que es una colección de semillas con más de 65.000 accesiones de soja, cuáles eran las fuentes de tolerancia a la sequía. “Estas fuentes de tolerancia no necesariamente tienen las características de alta productividad y salud de los cultivares comerciales. Por lo tanto, una estrategia del equipo de investigación de utilizar un cultivo altamente productivo para alterar su ADN -a través de la técnica de edición genética- es una característica que apunta a reducir las pérdidas de productividad cuando ocurren eventos de sequía”, argumentó Nepomuceno.
En los invernaderos de Embrapa Soja, que son ambientes controlados, la planta editada demostró ser más tolerante a la sequía que las otras plantas patrón con las que fue comparada. Sin embargo, todavía hay una necesidad de realizar pruebas de campo. A partir de la aprobación de la CTNBio, Embrapa tiene la posibilidad de probar estas variedades en diferentes regiones productoras de soja.
“Con esta decisión de la CTNBio, podremos, como empresa pública, probar esta tecnología en campo y, si tenemos éxito, reducir las pérdidas por falta de agua en el campo”, explicó Nepomuceno en un comunciado oficial, que celebró este avance. Recién cuando se confirme que esta planta editada presenta características de tolerancia a la sequía, se seguirán las mismas etapas de desarrollo que un cultivar convencional.
La sequía es un problema complejo, con un amplio alcance territorial y tiene una larga historia de causar severos daños a la soja en Brasil. Un relevamiento de Embrapa Soja mostró que, en la campaña 2021/22, los estados de Rio Grande do Sul, Paraná, Santa Catarina y Mato Grosso do Sul perdieron más de 70 mil millones de reales en soja sin cosechar, debido a la peor sequía de las últimas décadas . “La tecnología que estamos desarrollando pretende ayudar a reducir estas pérdidas relacionadas con los periodos estivales”, explicó Nepomuceno.
Las técnicas para editar y modificar el ADN de las especies se utilizan desde la década de 1980, pero una de las tecnologías más prometedoras en el área de la edición del genoma se llama CRISPR. Esta técnica permite la identificación de genes de interés en el ADN de la especie en estudio y su modificación, según las necesidades de cada investigación. Una metodología CRISPR puede considerarse revolucionaria por permitir la manipulación de genes con mayor precisión, rapidez y menor costo, especialmente en los trámites desregulatorios.
Embrapa Soja viene probando diversas metodologías de edición de genes desde 2015. En septiembre de 2022, la CTNBio ya había aprobado la primera edición del genoma de soja, realizada por Embrapa con la técnica CRISPR para desactivar algunos factores nutricionales (lectina). “La lectina, cuando está presente en los alimentos para aves y cerdos, dificulta la absorción de nutrientes, de ahí la importancia de inactivarla”, explicó la investigadora Henning.
Esta decisión de la CTNBio, respaldada por la legislación brasileña (RN16), está en línea con lo que viene ocurriendo en la mayoría de los países que desarrollan tecnologías para la agricultura, como EE. UU., Canadá y Australia. Paulatinamente todos ellos van abandonando las investigaciones en transgénicos para concentrarse en lograr mejoras mediante la edición génica.
Tanto rollo para confundir a la gente. NO A LOS PRODUCTOS TRANSGENICOS. NO AL GLIFOSATO!!
Estimadxs, en primer lugar, quiero expresar que Bichos de Campo es una publicación que me gusta leer por la amplitud de criterios y la libertad con que se manejan.
Dicho esto, esta nota me parece importantísima, sobre todo el final: “Paulatinamente todos ellos van abandonando las investigaciones en transgénicos para concentrarse en lograr mejoras mediante la edición génica”. Seguramente, ustedes que están especializados en estas cuestiones sabrán que, efectivamente, existe mucho antes que el trigo HB4 un trigo resistente a la sequía, diseñado por mutagénesis que no requiere glufosinato de amonio. Por más que Bioceres diga que se puede usar sin glufosinato de amonio (lo cual es verdad) el trigo HB4 fue diseñado para resistir el glufosinato de amonio y así lo ofrecen los técnicos o promotores de Bioceres, porque las malezas resisten al glifosato. Mi pregunta es: ¿por qué desde Bichos de Campo no entrevistan a los biotecnólogos del INTA de Marcos Juárez que desarrollaron un trigo resistente a la sequía, antes y mejor que el HB4? ¿Por qué no se promueve, eventualmente, el uso de ese trigo, menos peligroso y seguramente más barato a la larga (y quizás a la corta) que las semillas que vende Bioceres? Gracias, amigxs. Saludos Javier Flax