El ajuste de carga animal realizado en los últimos meses se hizo muchas veces planificando lluvias que luego jamás llegaron y la hacienda que quedó en los campos ahora sufre la ausencia de recursos forrajeros.
La sequía generó un aumento de la faena de vacas de un 24% durante el primer bimestre respecto del mismo período de 2022, de acuerdo con un relevamiento realizado por la analista María Julia Aiassa del Rosgan.
Aiassa consideró que se anticipó y concentró el pico de oferta de esa categoría, que sigue siendo alta en marzo. “En los primeros 15 días se faenaron ya 140.000 vacas”, afirmó en una charla con Bichos de Campo.
Para los criadores, el fin del verano es malo en términos económicos y productivos. La suba de la oferta deprimió los precios de las vacas y también de los terneros de invernada, que entre enero y febrero pasado se compraban a 520 ó 530 $/kg, mientras que en estos días se negocian entre 460 y 480 $/kg.
La falta de forraje, producto de la sequía, genera que la hacienda deba ser vendida antes de tiempo y con menos peso. Tanto las vacas como los terneros tienen menos estado corporal. En el caso de la invernada, si en una zafra normal el promedio de venta es de 180 a 200 kilos, este año los terneros tienen 20 y 30 kilos menos al momento de ser comercializados.
En este contexto, el criador y dirigente de Confederaciones Rurales (CRA), Martín Rapetti, dijo a Bichos de Campo que en el Litoral la situación es alarmante. “En los últimos tres años perdimos uno de precipitaciones. En el acumulado de los tres años de sequía, están faltando entre 1100 y 1300 milímetros. La seca está haciendo estragos en la ganadería y en cultivos regionales como el arroz”, afirmó Rapetti, que tiene ganado en Gualeguaychú, Entre Ríos, y en Curuzú Cuatiá, Corrientes.
“El productor hizo lo posible por contener a las vacas, porque son su capital”, añadió. Aunque, con una seca tan severa, la mayor parte no tuvo otra alternativa que “liberar” campo y reducir parte de su rodeo de cría. “La hacienda está tan mal que no se la puede mover a las mangas para que se le apliquen la vacuna contra la aftosa”, graficó.
La campaña arrancó el 6 de marzo en Corrientes y el 13 en Entre Ríos y, si bien todavía hay un margen para completar con esa obligación, las lluvias no llegan y con el paso de los días la condición de vacas y terneros es cada vez peor.
El dirigente dijo que además las ayudas prometidas de parte de las autoridades nacionales y provinciales no están llegando a los productores y que, por el contrario, se siente la presión de organismos públicos como la AFIP.
“La AFIP está pidiendo contratos y otras cuestiones cuando en realidad la gente está totalmente desesperada y no entiende cómo no se flexibilizan las exigencias en este contexto que se agrava cada día”, concluyó el productor.