Con apenas tres años de vida, aunque nutrida de más de 20 años de investigación desarrollada por el Conicet en la ecorregión de la puna, la startup de bioinsumos Puna.Bio quiere pisar fuerte en el sector agrícola local e internacional. Es que en un mercado con una renovada oferta de bioinsumos, tecnología que se ha potenciado en los últimos años, han logrado desde la provincia de Tucumán destacarse con un portfolio de productos novedosos.
¿Qué los destaca? La aplicación de bacterias extremófilas, que son aquellas adaptadas a los ambientes más extremos del país aunque también estudiadas en Chile y Bolivia. El objetivo es claro: brindarle esas mismas aptitudes de adaptación a los cultivos que se desarrollan en otras zonas, que aunque no se enfrentan generalmente a condiciones tan desfavorables, si pueden atravesar periodos con condiciones climáticas negativas.
“Son bacterias que sobreviven condiciones de sequía, salinidad y alto estrés térmico. Están acostumbradas a trabajar con muy pocos nutrientes y por eso los disponibilizan mejor para la planta. Además, mientras otro tipo de bacterias ante estas condiciones reducen su población, las nuestras trabajan más”, afirmó sin temor Franco Martínez Levis, CEO de Puna.Bio, en una charla con Bichos de Campo.
“Siendo el tercer año de Niña y con una condición tan grave a nivel sequía y estrés, nuestras bacterias pueden ayudar realmente a compensar. Después de estos tres años que llevamos como empresa, haciendo ensayos en toda la zona productiva de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Tucumán, vimos que estas propiedades respecto a suelos difíciles también beneficias a los cultivos en condiciones normales”, agregó.
-Desde Puna.Bio afirman que cuanto más cuesta arriba sea el panorama, mejor funciona el producto. Entonces no hay mejor test drive que esta sequía de tres años.
-Totalmente. De todos modos vimos que en condiciones de alto rendimiento también tenemos un diferencial por sobre la típica práctica de solamente inocular. Lo cierto es que a nivel mundial todo el clima se está volviendo más extremo y por eso necesitamos biológicos que puedan no solo resistir esas condiciones, sino ayudar a los cultivos.
Mirá la nota completa acá:
-Ustedes salieron al mercado con un tratamiento para la semilla de soja, pero no es su único desarrollo. ¿Qué cartera de bioinsumos tienen hasta ahora?
-Nuestro primer producto es un bioestimulante que se aplica en conjunto con un fungicida y un bioinoculante. Ahora estamos desarrollando tratamientos para maíz, trigo y otros cereales y leguminosas, siempre orientados a la promoción del crecimiento. Y algo a destacar es que los ensayos que hacemos lo realizamos con los investigadores más reconocidos de Argentina: Gustavo Ferraris en Pergamino, Federico Morla en Córdoba, Ricardo Arévalo en Entre Ríos, Margarita Sillón en Santa Fe.
-¿Ya poseen estadísticas respecto al impacto de estos biopreparados?
-Sí. En soja pudimos un incremento en el rendimiento de un 11% en promedio, mientras que la tasa de respuesta fue arriba del 90%. Eso quiere decir que funcionó nueve de cada diez veces, versus nuestros resultados con solo inoculación. Entonces lo nuestro es no solo más rendimiento promedio, sino que también una mayor consistencia de resultado.
-Hay que decir que en su primer año comercial ya han ganado un concurso a nivel internacional.
-Sí, el año pasado nos invitaron a un congreso de ciencia en Berlín, que tenía un premio a la sustentabilidad. Nosotros, aunque puntualmente Argentina y la ciencia tucumana, salimos campeones. Fuimos distinguidos como el avance científico del año a nivel sustentabilidad. Es un orgullo para nosotros como argentinos haber participado de eso.