Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), una de las cuatro entidades que integran la Mesa de Enlace, tiene una vida mucho más extensa que la del bloque. En 2023 está festejando sus ocho décadas de existencia.
Su creación en 1943 apuntó a unir las confederaciones rurales que ya existían en ese momento. Quién dio el primer paso fue la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CABAP), que tiene 90 años de vida. Otras confederaciones regionales florecían por esos años previos al primer peronismo.
Cuando se fundó CRA, los productores argentinos estaban divididos en dos grandes grupos bastante diferentes: los grandes estancieros integraban la Sociedad Rural Argentina (SRA), creada en 1866, mientars que la Federación Agraria Argentina, nacida en 1912 luego del Grito de Alcorta, representaba los intereses de los arrendatarios. Por eso está bien decir ahora que CRA de algún modo nació para representar algo así como la incipiente “clase media” del agro.
“Se buscó de alguna manera la federalización de toda esa representación agropecuaria y por eso se terminan conformando las confederaciones con todas las sociedades rurales del interior. Muchas de ellas las compartimos con la Sociedad Rural Argentina, pero básicamente CRA está conformada por rúales que se agrupan en confederaciones. Hoy comprende a 367 rurales del país y a más de 100.000 productores. Las tenemos en los cuatro puntos cardinales y hay una amplia participación de las economía regionales”, remarcó Jorge Chemes, actual presidente de CRA, a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista:
-Después de tanta hastoria, debe ser frustrante que a los largo de estos 80 años los gobiernos en general no escuchen al campo.
-No hay ninguna duda. Uno ve las actas de las reuniones de CRA de hace 20 años atrás y se están discutiendo los mismos temas. Eso te demuestra que claramente es poco lo que hemos avanzado en los objetivos que nos planteábamos. Yo creo que esto tiene que hacernos pensar profundamente en el por qué estamos tan empantanados en el sector, y no logramos que muchos gobiernos que han pasado de diferentes colores no puedan entender lo que significa el campo para la Argentina.
-¿Es un problema de un mal gremialismo agropecuario o de un problema de la política?
-Yo creo que es responsabilidad de los dos sectores. Un gobierno que no logra ver que el campo solamente le genera recursos fiscales y no le importa como sector o puntal de desarrollo, y un gremialismo que seguramente no encuentra el camino para poder lograr y presionar, en el buen sentido de la palabra, en lo que tenemos que hacer como actividad gremial.
-Vos tuviste las dos camisetas. Fuiste diputado nacional y conocés la política. Si tuvieras que poner porcentaje, ¿la culpa es de más de los políticos o de los ruralistas?
-No hay ninguna duda de que la responsabilidad es más de los políticos, porque tienen más herramientas y más poder para tomar decisiones. Sí creo que la responsabilidad del sector es haber creído en su momento que, una vez que llegó un número interesante de representantes en la Cámara de Diputados de la Nación, ya todo había terminado y estaba todo arreglado, porque los que asumimos ese momento íbamos a solucionar las cosas (se refiere a los “agrodiputados” electos en 2009). No entendieron que recién ahí empezaba y que había que conformar un bloque más fuerte, hacerlo crecer con más solidez y que ese bloque empiece a avanzar para lograr lo que se llama poder político adentro. Si no lográs poder político es muy difícil avanzar sobre las decisiones políticas.
-Decís que muchas veces el gremialismo se queda en declamar el problema, pero no genera poder político como para resolverlo.
-Exactamente. Nos quedamos en el discurso, nos quedamos en la idea, pero cuando hay que salir a la cancha a jugar, muchos nos hemos quedado sentados en el banco de suplentes.