En las últimas horas, la Secretaría de Comercio difundió información sobre una serie de controles en diferentes supermercados del conurbano bonaerense: los inspectores, que labraron actas y hasta aplicaron alguna clausura, intentaban verificar el cumplimiento del suministro de los cortes vacunos baratos en el marco del programa Precios Justos.
Las imágenes parecen duras, pero en realidad son la cara más amable del operativo que idearon Sergio Massa y su secretario Matías Tombolini para tratar de contener los aumentos de los precios de la carne, que ya subieron 30% en los primeros meses del año y siguen metiendo presión a la inflación. El ministro de Economía, que visiblemente busca tener plafón para lanzarse como candidato a presidente en octubre, prometió sujetar el índice de precios en torno al 4% mensual, pero la carne vacuna venía muy atrasada y se le retobó. Por eso Tombolini lanzó sus sabuesos a la calle.
¿Qué buscan estas inspecciones? Verificar que frigoríficos y supermercados cumplan con el compromiso (que firmaron con forceps y tras fuertes presiones) de volcar al mercado interno unas 18.000 toneladas mensuales de los llamados siete cortes populares (asado, vacíos, matambre, falta y otros) a precios 30% inferiores a los del mercado. Esas 18 mil toneladas implican cerca del 10% del consumo mensual de carne. Nunca antes el gobierno habría reclamado tanta carne barata en el mercado. El último acuerdo era por solo 6.000 toneladas y ya había visibles dificultades para cumplirlo.
Pero Massa se juega entero a su proyecto político. Y el violento reacomodamiento de los precios de la carne resultó ser una realidad muy incómoda en estos momentos. Esto explica que el ministro permita que Tombolini y a sus dos hombres en la AFIP y en la Aduana, Carlos Castagneto y Guillermo Michel, hagan todo lo necesario para que frigoríficos y supermercados cumplan con el acuerdo de las 18 mil toneladas, incluso aunque pierdan mucho dinero.
¿Todo lo necesario? Todo lo necesario, incluso apretar y extorsionar a los empresarios privados.
De nuevo, como en los tiempos de Guillermo Moreno y Ricardo Echegaray (los hombres fuertes del kirchnerismo entre 2006 y 2015), la dupla Comercio Interior y AFIP/Aduana opera junta para lograr sus cometidos. El tridente lo completa la Secretaría de Agricultura de Juan José Bahillo, que administra los permisos de exportación de carne (antes se llamaban ROE Rojo, ahora son las DJEC) sin informar ni dar publicidad sobre quiénes los reciben. De allí depende la ex ONCCA. El contador Luciano Zarich, ex subinterventor en la aventura Vicentin, es quien tiene a su cargo ese tablero de comando y puede detener los embarques de cualquier frigorífico, cuando resulte necesario.
¿Puede ser que la historia se repita del mismo modo que hace 15 años? No solo puede ser sino que está sucediendo: el Estado vuelve a utilizar a varios de sus organismos para apretar a un sector empresario. El único objetivo de estas extorsiones es que no suban tanto los precios de la carne, porque complicarían los sueños presidenciales del ministro Massa.
Hace unas pocas semanas, la ex ONCCA y la Aduana comenzaron primero a escamotear algunos permisos de embarque de carne aludiendo razones operativas en ciertos puertos. Luego el 12 de febrero lanzaron la información (a través de la agencia oficial Télam y otros medios) de que habían detectado maniobras de subfacturación en 523 permisos de embarque de carne vacuna por casi 12 millones de dólares, con unos 22 frigoríficos exportadores involucrados. Es una cifra insignificante respecto del total de los embarques, pero aún así no dieron a conocer los nombres de los involucrados.
Como en abril de 2021, cuando se reimplantaron los permisos de exportación de carne vacuna y se establecieron cuotas por empresa, la estrategia oficial fue lanzar una sospecha generalizada sobre la subfacturación en la actividad como mecanismo de presión para alinear a la tropa y lograr que acepten vender gran cantidad de carne en el mercado local a precios por debajo de sus costos. El modus operandis es siempre el mismo: son expedientes que se abren y luego avanzan.
Ante una irregularidad como la subfacturación de exportaciones, Michel, que debutó como funcionario aduanero de la mano de Ricardo Echegaray y conoce bien de estos menesteres, debería hacer la denuncia y aportar las pruebas suficientes como para lograr una sentencia favorable a los intereses del Estado. Pero de ningún modo debería utilizar esos casos para forzar tal o cual situación de mercado.
Según pudo constatar Bichos de Campo de varias fuentes, la posible extorsión a los frigoríficos exportadores (algunos del Consorcio ABC pero también empresas que están fuera de dicha cámara) consistiría en sacar a relucir ese tipo de infracciones para lograr un disciplinamiento en materia de precios.
Hasta el propio vicepresidente del Consorcio ABC y unos de los principales interlocutores del gobierno, Carlos Riusech, ha sentido esta presión oficial. Dueño del poderoso frigorífico Gorina, los funcionarios de Massa habrían reactivado un viejo caso de subfacturación presentando el 1 de febrero pasado una denuncia penal -la causa 684/2023- ante el Juzgado Federal en lo Criminal y Correcional 3 de La Plata.
“Los hechos que motivaron la denuncia fueron Maniobras fraudulentas de subfacturación en la exportación de carne bovina a Chile (seis cortes) utilizando para tal fin la empresa intermediaria de Estados Unidos llamada EULER HOLDING LLC, siendo el comprador final Carnes Nuble SA”, informó a Bichos de Campo una fuente, que además indicó que con esta maniobra Gorina habría evitado ingresar divisas al país por unos 6 millones de dólares, además de eludir tributos por medio millón.
Fuentes cercanas a la empresa denunciada por Aduana confirmaron la existencia de esa denuncia penal, pero aclararon que el caso era bastante viejo y que ya estaba en vías de solución por vías administrativas, pues Gorina había manifestado su vocación de abonar las multas correspondientes.
¿Le interesa a la Aduana cobrar dichas multas o su prioridad es tener expedientes abiertos para poder condicionar a este tipo de frigoríficos a vender barato en el mercado local? La pregunta es pertinente por la generalización de los casos. En la única información oficial disponible hasta el momento, la Aduana informó irregulares en 22 plantas que no identificó. Fuentes del sector privado hablan de 14 o 16 empresas que están siendo investigadas por supuestas maniobras de subfacturación. Algunas ya tienen denuncia penal. Las otras siguen los carriles administrativos.
Como sea, el contexto es ideal para llevar a cabo este tipo de aprietes, básicamente porque la subfacturación de exportaciones es un fenómenos casi generalizado en la industria cárnica, debido a que en muchos casos sería imposible exportar carne vacuna de otro modo. En especial, cuando se habla de la venta de carne de vaca vieja a China (que representa 75% de los volúmenes exportados).
Sucede que al tipo de cambio oficial menos un 9% de retenciones, que es como cobran los frigoríficos por sus embarques, el “dólar carne” se ubica actualmente en torno a los 170 pesos. Ese valor no alcanza a compensar lo que deben gastar las empresas de faena en pagar a los productores por sus vacas. Por eso resulta una práctica común que se declare un valor de venta 30% inferior al real del mercado. El dinero de ese 30% se deja fuera y luego se ingresa al país permitiendo promediar (70% al oficial y 30% libre) un tipo de cambio más favorable.
De otro modo, insisten los empresarios, no cerraría el negocio. Mejor dicho, la otra fórmula sería fulminante para los productores, pues consistiría en bajar el precio de compra de la vaca.
“La mercadería se embarca directo desde Argentina a Brasil, pero en el medio se refactura la operación desde un trader en Chipre o Estados Unidos que no le agrega nada al producto final pero le suma una ‘comisión’ del 30% a la operación”, habían explicado en su momento desde la Aduana. En el caso en el que se investiga a Gorina, la sociedad utilizada para triangular esta efectivamente radicada en Miami.
Frigoríficos exportadores pidieron un “dólar carne” para evitar una debacle en 2023
A fines de año pasado, cuando Massa lanzó el dólar soja 2 y Tombolini reflotaba la idea de los Precios Justos, desde el Consorcio ABC -que aglutina el 80% de las exportaciones totales de carne, pero solo el 60% cuando se habla de China- se reclamaba a viva voz que se estableciera un tipo de cambio especial para las exportaciones de carne vacuna, pues de otro modo no se llegaban a cubrir los mayores costos de la hacienda. Pero esa negociación con las autoridades jamás prosperó.
Más que a corregir las distorsiones de la macroeconomía y la brecha cambiaria, el actual equipo económico parece haber elegido el camino de reflotar las políticas de garrote que aplicaron Moreno y Echegaray en otros tiempos. Una de esas líneas de acción es forzar a la cadena de ganados y carnes a volcar una gran cantidad de carne barata en el mercado doméstico bajo la amenaza de que si no lo hace se restringirán las exportaciones, que aportan unos 3.000 millones de dólares anuales.
La visible advertencia de activar sendas denuncias por subfacturación forma parte de esta estrategia, así como los controles en los puntos de venta. Pero además, y pese a su prédica a favor del agro, Massa mantuvo los cupos de exportación de carne implementados por Matías Kulfas, Luis Basterra y Julián Domínguez, y que se manejan de modo oscuro y poco transparente desde la ex ONCCA. Asimismo no objetó en ningún momento la prohibición vigente de exportar los siete cortes populares hasta fines de 2023.
Otro escalón en esta estrategia para contener la suba de la carne, que inevitablemente acerca al ministro de Economía y su secretario de Comercio a una comparación directa con Moreno y Echegaray, son las compensaciones que se anunciaron para subsidiar a quienes decidan engordar sus vacunos en feedlots en los próximos meses, para así garantizar una buena oferta de carne hacia mediados de año, previo a las elecciones primarias.
Aquella decisión de subsidiar a los feedlots tomada en 2008 abrió uno de los capítulos más oprobiosos de corrupción de la administración kirchnerista, a punto tal que la ex presidenta Cristina Kirchner debió disolver la ex ONCCA en febrero de 2011. Luego un sospechoso incendio un domingo en el edificio de Agricultura terminó por quemar las pruebas de como se desviaban miles de millones de pesos hacia otros bolsillos.
Jajajaja, ni Massa ni Tombolini se pareden al patriota Guillermo Moreno. Ustedes vende patria le estigmatizar a Moreno porque les ponía a raya. Ustedes venden patria son capaces de ser colonia con tal de mantener su riqueza. El plan económico de Guillermo Moreno es el correcto, ustedes ya empezaron la campaña em su contra, no quieren que les saque la ganancia exorbitante que se llevan por alquilar el campo, sin trabajar se ka llevan, es hora que hagan lo que nunca hicieron, elesfuerzo patriótico. Jajajaja
Fuiste a la escuela vos??? O el vino patero te dejo c…lo pa’rriba como perejil en tarro??? Cabeza de pulpo!!!
Que opinión tienen uds (bichos de campo) sobre el precio de la carne en góndola con respecto al precio que se paga el animal vivo?
No hay un sobreprecio exagerado en ese periplo por los frigoríficos? Y en cuanto a la sub facturación por parte de estos últimos, uds están seguros de que no utilizan esa maniobra?
Al margen de estas inquietudes, es muy buena la información que comparten y, sobre todo, muy importante.
Fuaa larguísima la nota, un odio profundo tiene el redactor, a la fuga de capitales por miles de millones de dólares no le dedican ni un renglón, cómo si eso no fuera la razón principal de la alta inflación y constante devaluación de la moneda,que es lo que realmente hace que la carne resulte cara para el consumidor.
Que bueno, ni en pedo leo esta nota sensacionalista… pero si es como dice bicho de ciudad me alegro, ¿que massa este volviendose un moreno (de epoca kirchnerista)? es mas alago del que nunca le pronuncié al tigrense. ojala