Silvio Pérez es de nacionalidad paraguaya, pero desde hace 23 años vive en la zona de Abasto, en los alrededores de La Plata, produciendo flores. ¿Produciendo qué? Sí, flores. Heredó los conocimientos y ese oficio tan especial de su padre. Y afirma que no es tan sencillo como uno podría creer.
-Parece tonto. ¿Pero viste que mucha gente no sabe de dónde vienen las flores? Es un trabajo agropecuario como cualquier otro…
-La verdad es que lleva muchísimo trabajo. Es un trabajo muy sacrificado por lo cual se tiene que dar mucho para poder hacerlo. Imagínese un día caluroso, bajo una carpa donde no circula el aire; tener que aguantar del calor. Te tiene que gustar. Si no, no lo aguantas.
-¿El cinturón verde de La Plata es productor de flores desde hace mucho tiempo?
-Hace muchísimos años se fue corriendo el cinturón verde y también se fue corriendo todo lo que es el productor de flores. Hoy en día en La Plata se produce más de 70% de las flores de corte que se comercializan. Todo eso que se utiliza para la decoración, para diferentes eventos, se produce la mayoría acá en La Plata.
-¿Por qué se dice flores “de corte”? Me imagino que significa que se cosecha como si fuera una fruta, cortando la fruta de la planta.
-En un momento hay que cortar. Otra cosa es comercializar la flor en tallo. Esa es la diferencia.
-¿Cuántos días aguanta esa flor después de cortada?
-Generalmente casi todas las flores tienen que aguantar una semana después del corte sí o sí. Si llegas a tener un clima ideal, fresco, tiene que aguantar 15 o 20 días. Cualquier flor que venda acá tiene garantía de que una semana va a aguantar en un lugar óptimo, digamos, donde no le dé tanto el viento, no tanto el calor sino más el viento. El viento, aunque la flor esté en agua, igual marchita. El viento es el enemigo número uno.
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-¿La mayor parte de la producción es bajo invernadero o hay producción a campo?
-Hay también producción a campo, pero muy poca. Cada vez quedan menos productores que producen a campo por el alto costo del alquiler, más que nada. Hoy en día gran parte del costo del productor se van en lo que deben plantar (los plantines de las flores) y el costo del alquiler.
-¿Y la mayor parte de los productores son productores hortícolas que además hacen algo de flores o hay una especialización?
–Alguno que otro hacen mixto, pero también estamos nosotros que solamente hacemos flores. Ni en la pandemia, cuando terminamos tirando todas las flores, nosotros hicimos verduras. Es algo cultural, algo que aprendimos y nos gustó. Mi viejo era floricultor. Es la única profesión que yo sé.
-¿Y es diferente a ser horticultor?
-Y los insumos son los mismos. Por ahí el trabajo es muy diferente. La flor es bien estética. Así que tenés que estar pendiente de cada uno de de las necesidades que tenga la planta. Una planta para nosotros es como una familia, tenés que estar cuidándola día a día, que no le falte nada. Muchas veces priorizamos la necesidad de la planta en lugar de lo nuestro.
-Cuando vos decías que el costo del alquiler es un problema, ¿lo decías porque el precio de venta de la flor no llega a compensar el costo de la tierra?
-En lo que es de producción a campo no, porque el riesgo es muy grande, por la diversidad climática, por diferentes motivos. Por ejemplo, la Reina Margarita se produce a campo y si te llegan a venir tres días de lluvia seguida, no la podés cosechar. O el viento te la tira todo. Una vez el viento para, tenés que parar todas las flores rápido hasta que salga el sol, porque si no sale todo torcido y no te sirve comercialmente. Y si cae granizo ni te cuento. La pérdida siempre es muy grande.
-¿Entonces se produce mucho más dentro del invernadero?
–Exactamente, por lo menos el viento y la lluvia los evitás y si cae granizo rompe los nidos, pero la planta está.
-¿Cuál es la variedad insignia de esta zona? Porque hay muchas distintos tipos de flores.
-Hay muchísimas variedades, muchísimas. Pero hoy en día la mayoría de los pequeños productores está abocada a lo que es la producción de rosas. Los que tienen la posibilidad de producir rosas están produciendo rosas, porque la planta es perenne. Una planta de rosa se cosecha diez años. No tenés que estar reponiendo la planta cada vez que termina una cosecha.
-¿Además tiene buena mercado?
-Sí, siempre se vende, aunque sea barato, siempre se vende. Por ahí con la rosa no perdés tanto porque la planta te queda. En cambio, lo que es margaritas tenés que hacer los cortes y tenés que tirar y volver a plantar. Y hoy en día, los precios los plantines se fueron por las nubes. No es algo muy difícil de hacerl, pero tenés que tener sectores destinados. Todo cuesta.
-Imagino que además tenés que tener un poquito de cada cosa. ¿O te dedicar a una sola flor y hacer solo rosas o solo margaritas?
-Tampoco es recomendable hacer toda la variedades; mejor dos o tres variedades. Más de eso no porque cada una tiene un trabajo específico que se tiene que hacer día a día y no podés estar en cinco parcelas diferentes en un solo día. Por eso decía, tenés que estar muy pendiente de cada una. Si tenemos muchas variedades, no se puede estar tan pendiente como debería ser. Además, más de seis o siete invernadero por persona no se pueden cuidar, así que no podés tener tampoco tantas variedades a menos que tengas mano de obra de afuera.
-¿Demanda mucho esfuerzo físico la producción de flores?
-Sí. Y muchísimo tiempo, muchísimo tiempo, hay un montón de tareas cotidianas. Y después tenés las plagas principales y tenés que estar pendiente. Por ejemplo, a la rosa tenés que curarla dos veces por semana,. La margarita también. Por ahí antes te venía más en forma salvaje, pero hoy en día por la cantidad de plagas que tenemos en la zona, ya no es como antes y hay que entrar a curarla dos veces por semana. Por ahí hace 15 años atrás hacíamos una plantación de margaritas y en toda la temporada de la cosecha se curaba dos veces, tres veces. Pero hoy en día se tiene que curar 20 veces hasta que se cosecha.
-¿Y donde venden las flores? ¿Viene alguien, como con la verdura, con un camión y te compra toda la producción y se la lleva? ¿O ustedes se involucran con la venta?
-Hoy en día la mayoría de los productores van ellos mismo a comercializar en el mercado concentrador. Tenemos dos acá en La Plata y uno en Capital. En La Plata, uno es de la Cooperativa Argentina de Floricultores (que él integra) y otro es el MercoFlor. Son todos manejado por productores. Esa es la gran diferencia que tenemos nosotros a la hora de comercializar con los horticultores. También tienes la ventaja que la flor no ocupa tanto lugar como la verdura. Entonces, con un utilitario un pequeño productor ya se arregla.
-La última vez que le hice una nota a un floricultor fue en medio de la pandemia: estaban destrozados, no vendían una flor, estaba todo prohibido. Si no se podía ir a ver a la novia, menos llevarle una flor… ¿Mejoró la situación?
-El tema de la pandemia nos perjudicó. Muchísimos productores dejaron de producir o achicaron la producción. Los grandes productores más que nada dejaron de producir, quedaron muy pocos. Yo diría que el 50% de los grandes productores dejaron directamente el rubro, empezaron a alquilar también, Y ya veníamos con un contexto económico bastante complicado por el alto costo del dólar, que todo lo que producimos es en dólares. Surgieron ahora lo que es la nueva generación de productores, porque todos nuestros padres eran medianeros o trabajaban a porcentaje. Yo por suerte no tuve que trabajar para otro, porque mi viejo ya se había independizado.
-Muchas veces la principal competencia no es la pandemia o la economía local, sino las flores que vienen desde el exterior, la importación de flores. Mucha gente tampoco sabe que la Argentina gasta mucho dólares importando flores.
-Entran muchas flores de Colombia y Ecuador y también empezaron a entrar de Brasil. Más que nada nosotros tenemos tres o cuatro fechas claves en las cuales hacemos diferencia, que es día de la madre, el día de los enamorados, el día de la mujer y el día de los muertos. Esos son donde uno hace la diferencia para subsistir todo el año y después hacer para el pan. Pero en esas cuatro fechas, muchas veces entran muchas flores de afuera. Nosotros con la calidad que viene del Ecuador, no podemos competir. Entonces por ahí se nos complica o baja mucho la rentabilidad, a no haber regulación. En ese sentido es muy difícil.
-¿Hay una política en la Argentina que los contenga a los productores de flores?
-No hay. Por eso, por ejemplo, en la pandemia estuvo un tiempo cerrado del mercado. Después tuvieron que abrirlo. Pero no hay una política pública que acompañe al sector como a otros. Hoy en día hay algunas políticas a partir de la crisis que ha habido y la importancia que se le está dando al sector. Por ejemplo, una línea de créditos para productores de flores, específicamente a través de Banco Provincia. Pero hay mucha falencia. Por ejemplo, no hay una regularización. La mayoría de los plantines que se produce acá en la zona cotizan en dólares. Por ahí recalcamos que hay una variedad de Astromelia nacional que no se multiplica, que lo tiene hace añares el INTA y no lo multiplican. Nosotros si queremos plantar una planta nueva tenemos que comprarla desde Holanda a precio dólares. Y estamos hablando de muchos dólares.
-Y las flores se venden en pesos…
–Y cada vez cuesta más. También cada vez cuesta más venderlas en el contexto que estamos viviendo. Pero para mí se nace y muere como floricultor. Yo creo que una vez que se ha empezado y le has agarrado el gusto al trabajo este, no se lo cambia por nada, porque no hay nada más lindo que ver una planta desarrollarse desde una semilla, hasta que se comercializa la flor en el mercado. Eso es lo más gratificante que tiene este rubro. Además, ¿qué más lindo que trabajar con las flores?
Soy un citadino que no sabe nada de campo, pero que me interesa estar informado. Bicho de Campo me informa muy inteligentemente y por eso les agradezco