Leemos los últimos posteos del secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, para saber en qué piensa y en qué trabaja.
Resulta evidente que el funcionario quiere sacarse cuanto antes de encima el drama de la sequía de la agenda de temas urgentes a los que debería dedicar la mayor parte de las horas de su día. Por eso su organismo puso tanto énfasis en destacar desde mediano de enero que se venían lluvias. Por suerte llovió y así se interrumpieron varias semanas sin precipitaciones, pero lejos están de reparar el daño. Para esto, también hay varios posteos que lo muestran trabajando en llevar algunos paliativos a los productores afectados, que resultarán mínimos frente a la magnitud del desastre.
Algo más resulta evidente de la comunicación realizada por el funcionario. El titular de Agricultura se ha metido de lleno en la campaña electoral de 2023, pensando tanto en apoyar una eventual candidatura presidencial de su superior inmediato, el ministro de Economía Sergio Massa, como en su propio futuro político en su provincia natal, Entre Ríos. Allí era ministro de la Producción hasta que Massa y la crisis económica lo convocaron a ocupar el cargo nacional.
No será Bahillo el primer secretario o ministro de Agricultura que aproveche el puesto y la estructura de la cartera agropecuaria para instalarse políticamente en su provincia. Desde enero a esta parte, el secretario ha comenzado a viajar más seguido a su territorio (especialmente los días viernes, para aprovechar los fines de semana), a punto tal que el 13 de enero realizó cerca de Paraná el lanzamiento de un programa de reparación al sector avícola y porcino que, dicho sea de paso, todavía no se reglamentó a pesar de que ha pasada casi un mes.
Hoy, en Paraná y junto a @SergioMassa, presentamos el Programa #Fortalecimiento Productivo Argentino. Una iniciativa de incentivo y respaldo a la producción porcina y avícola frente al incremento de los precios de la alimentación animal. pic.twitter.com/B6vXbEM7I7
— Juan José Bahillo (@JuanjoBahillo) January 13, 2023
Pero algo más curioso surge de la lectura de la cuenta de Twitter del funcionario y que luego se replica en la cuenta oficial de la Secretaría de Agricultura de la Argentina: Bahillo ha venido utilizando su despacho en el ex ministerio para mantener reuniones con diferentes dirigentes políticos entrerrianos. Se junta con ellos con la excusa de resolver tal o cual cuestión, pero sin dudas estas reuniones están destinadas a tejer alianzas políticas en esa provincia de cara a las próximas elecciones.
En esa saga, desde enero se ha reunido con los intendentes de Pueblo Italiano, Daniel Gergolet, y de Alto Alegre, Omar Tavella (10 de enero); con Juan Diego Conti, el intendente de Maciá, y Fabián Menescardi, intendente de General Galarza; y con Adan Bahl, el intendente de Paraná (18 de enero). Tres días más tarde, en la Sociedad Rural de Gualeguay, se reunión con “productores y empresarios de distintos sectores de la producción”; el 24 de enero recibió al intendente de San José de Feliciano, Damián Arévalo; ya entrado febrero se encontró con Hugo Ballay, ministro de Economía, Hacienda y Finanzas de Entre Ríos; y a las pocas horas con el intendente de Aldea San Antonio, Mauro Díaz Chávez (1 de febrero).
El 3 de febrero, Bahillo contó que en la delegación Paraná de la Cámara de Comercio “junto a distintas entidades productivas e instituciones técnicas, escuchamos perspectivas sobre el desarrollo de la infraestructura provincial y me presentaron el libro Planificar, infraestructura y obra publica”.
En el mismo lapso, solo tres gobiernos provinciales tuvieron la suerte de interactuar con el funcionario nacional: el de Salta, el de Santa Fe y el de Río Negro, donde todavía esperan un salvataje para el negocio de las peras y manzanas de exportación, para el cual Massa había prometido soluciones que mejores su competitividad en noviembre pasado.
A partir de la semana pasada, además, Bahillo comenzó a desplegar otra estrategia comunicacional para instalar la sensación -como quiere Massa- de que la economía, el empleo y la producción están creciendo actualmente a mejores tasas que las que logró el gobierno de Mauricio Macri entre fines de 2015 y 2019.
El 4 de febrero, en esa lógica, tuiteó que “el empleo industrial ya superó en un 8% al de los niveles prepandémicos de diciembre de 2019. Sergio Massa desde Economía y José Ignacio Vasco de Mendigurem, desde Producción, siguen trabajando para que ese número crezca cada vez más”. Una nota de Bichos de Campo, en ese contexto, le recordó que el secretario de Agricultura lamentablemente no puede decir lo mismo del empleo en el sector agropecuario.
Bahillo destacó el crecimiento del empleo, ¿en el sector agropecuario? ¡No! En el industrial
Pero la frutilla del postre en esta alocada carrera electoralista en la que ingresó el alto funcionario, ha sido la difusión de otro informe que intenta comparar algunos indicadores productivos y comerciales del periodo 2020-2022 con los que se registraban -una vez más- en la etapa de gobierno de Cambiemos. “El país con la fuerza de las y los productores afrontaron todas las dificultades logrando aumentos en producción y exportación. Estamos convencidos que es campo y gobierno como vamos a seguir creciendo”, indicó en tono tribunero.
La producción y exportación de la agroindustria cerró el período 2020-2022 con un sostenido crecimiento en proteínas animales, granos y subproductos.
El país con la fuerza de las y los productores afrontaron todas las dificultades logrando aumentos en producción y exportación pic.twitter.com/2wZyClfPre
— Juan José Bahillo (@JuanjoBahillo) February 5, 2023
Ya no sorprende que la estadística pública se fuerza de modo de que los ciclos no se comparen unos con otros y en orden cronológico sino en función del interés de quien la manipula. En este caso habría muchos aspectos que observar de los números utilizados por Bahillo, que toma solamente algunos productos de la amplia oferta agropecuaria y compara dos periodos de gobierno(incluso olvidando el 2019, año intermedio).
Lo que sí llamó poderosamente la atención de que horas antes de que la Secretaría de Agricultura (repetimos por si no se entendió que ese organismo no debería hacer política electoral sino política pública), una ignota entidad (ni siquiera tiene página web) llamada “Fundación Agrobioindustrial” difundió u n trabajo muy pero muy parecido, que tenía idénticos datos a los que luego difundiría el propio Estado Argentino.
Este es el informe de la Fundación Agrobioindustrial Argentina del cual Bahillo tomó luego los datos:
v2. AGROINDUSTRIA TRIENIOS COMPARATIVO (3)
No hay que ser muy lúcido para saber quién está detrás de esa fundación: en las arenas agropecuarias el único ser vivo que ha sido capaz de fusionar e inventar palabras interminables (“agrobioindustrial” lo es) para crear slogans políticos es el antecesor de Bahillo en el cargo, el ex ministro Julián Domínguez. Fue el chacabuquense quien acuñó el término agrobioindustrial para renombrar a la Ley de Fomento Agroindustrial que todavía espera turno para ser tratada en el Congreso. Y a él también le debemos otros grandes inventos del márketing agro, como el famoso Plan Ganar que nunca pasó de los anuncios. O el plan “Cerrando Brechas Productivas”, que aspiraba a poder tener este año una cosecha de trigo de 25 millones de toneladas, pero que finalmente terminó siendo de 13 millones.
Que Bahillo entró en la campaña es un hecho, no quedan dudas. Pero hay muchos interrogantes alrededor de esta última de sus actitudes que bien valdría la pena que explicara: ¿Domínguez sigue trabajando para la Secretaría de Agricultura? ¿Lo hace alguno de sus asesores? ¿Le han pagado dineor oficial por hacer ese informe? ¿Cómo puede ser que un organismo del Estado tome letra prestada de una entidad casi desconocida? ¿No hay técnicos en Agricultura que sean capaces de interpretar mesuradamente las estadísticas de producción y exportaciones?
Y así… decenas de preguntas. ¿Nos toman por tontos?