Mientras los productores de cerezas argentinos celebran que la campaña 2022/2023 está por culminar con una exportación de fruta que rondará las 6 mil toneladas -una cifra positiva ya que se logró sostener el nivel de la temporada anterior a pesar de las heladas-, del otro lado de la Cordillera de los Andes los chilenos festejan que hace por lo menos cinco años su producción supera las seis cifras. Al punto que exportan 80 veces más que los argentinos.
Al igual que Perú se consolidó en la producción y exportación de arándanos a nivel mundial, Chile hizo lo suyo en el sector de las cerezas. Si bien desde hace 20 años vienen perfeccionando este cultivo y registran un crecimiento exponencial, el título de mayor exportador llegó en el último lustro.
“La industria de la cereza chilena se ha ido expandiendo a niveles tales que actualmente podemos decir que exportamos entre 400 y 450 mil toneladas de fruta. Y lo que es más, se estima que entre el 30% y el 40% de la superficie plantada aún no ha entrado en producción, por lo que los volúmenes van a seguir subiendo en los próximos años”, dijo a Bichos de Campo Cristian Tagle, presidente del Comité de Cerezas de la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile (ASOEX).
Para analizar estos números es conveniente en primer lugar caracterizar a la producción de cerezas de ese país.
La temporada chilena arranca de forma temprana a fines de octubre y principios de noviembre, y se extiende hasta diciembre. En enero los cargamentos bajan de forma considerable y mantienen esa tendencia hasta el mes de febrero. Es así que entre el 85% y el 90% del volumen de cerezas producido sale al exterior entre los dos últimos meses del año.
Actualmente se estima que existen 60.000 hectáreas implantadas con cerezos, de las cuales el 80% se concentran en las regiones sexta y séptima, cuyo clima, según Tagle, es el ideal para esta producción.
“El clima es benévolo allí. Son hectáreas que acumulan frío invernal, que es lo que requiere la cereza, y luego en primavera llegan a los grados necesarios que necesita la fruta una vez cuajada. Así, el crecimiento de la producción se ha dado fundamentalmente en la región central chilena”, indicó el empresario frutícola.
El dato más llamativo quizás es que a diferencia de Argentina, donde el mercado interno consume el 50% de la fruta que se produce, en Chile casi el 100% de las cerezas se destinan a la exportación.
Entre un 88% y un 90% es absorbido por China, que se consolidó como el destino clave de este país, y el porcentaje restante se distribuye entre los mercados de Estados Unidos, Corea, Taiwán, Inglaterra y Brasil.
Aquello que permanece en el mercado local de ese país se destina a consumo fresco e industrial, ya sea como fruta congelada, sulfitada o deshidratada.
“Ese tipo de negocio se ha ido desarrollando en forma bastante sostenida y es cada vez más importante”, afirmó Tagle.
En cuanto a los medios logísticos, la producción exportada sale en un 95% por vía marítima, mientras que lo restante se distribuye por vía aérea y por vía terrestre, este ultimo específicamente para el mercado brasilero.
-¿Cómo lograron consolidar estos niveles de producción?- le preguntamos a Tagle.
-Fueron varias cosas aunque básicamente hay que decir que supimos aprovechar la oportunidad con China. La producción chilena calza perfectamente con el año nuevo chino, que es a fines de enero y principios de febrero. Esa es la principal explicación del boom de la cereza. Hay un mercado que está en invierno en el momento en que la cereza llega, que tiene una oferta de fruta fresca muy limitada y mayoritariamente importada. Reciben mandarinas, uvas, arándanos de otros países como Perú. El punto clave está en que por lejos, la cereza es el principal producto que se regaló en esos feriados de año nuevo y es una época en la que no hay discrecionalidad con los gastos.
-¿Qué representa la producción de esta fruta en los ingresos de Chile?
-En los últimos años hemos estado en torno a los 2.000 millones de dólares en ventas de cerezas. Y ese volumen este año va a subir. Probablemente lleguemos a 2.3 o 2.5 mil millones de dólares FOB Chile. Hace cinco o seis años la principal exportación era la uva de mesa, que hacía 1.300 millones. Hace cinco o seis años la cereza paso por arriba y todavía tenemos crecimiento por adelante. En los últimos cinco años los volúmenes productivos crecieron alrededor de un 50%.
-¿Esto impulsó a que haya más productores de cerezas?
-En Chile hay una industria exportadora desde hace muchos años. Inició en la década de 1980. Estimamos que hay más de 12.000 productores de las distintas cadenas, y en el último tiempo ha habido una reconversión natural de quienes producen uva, manzana y kiwi a la cereza. Por ahí ocurrió también en el sector de las ciruelas y nectarinos. La reconversión de variedades tradicionales a más modernas como la cereza ha sido muy rápida.
-¿Hay un acompañamiento a los productores que decidan pasar a la producción de cerezas?
-Hay fomento a los productores con programas regionales. Pero el principal aporte viene del sector privado, que es el que consigue los fondos para la producción de la marca “Cherries from Chile”.
-¿Qué proyectan para el próximo año?
-Esta campaña se logró entre un 20% y un 25% más que el año anterior. Si las condiciones climáticas se dan, en 2023/2024 deberías alcanzar las 500.000 toneladas de cerezas.
La comparacion tiene que ser para ver que mas puede producir Argentina con valor agregado, y de una vez por todas hay que crear una marca from Argentina con altos estandares y de cumplimiento efectivo.
Hay que pensar a 10, 20 y 30 años, lleva muchos años llegar a la mejor produccion, a abrir caminos, que crezcan los arboles, etc.
Pero hay que pensar, esto tambien mueve la indutria y la economia, y aca se puede plantar casi cualquier cosa, pero no hay que creersela, hay que trabajar.