Brasil comenzó a incrementar de manera significativa la producción de trigo pero no para volverse autosuficiente, sino para comenzar a competir con la Argentina en el negocio del cereal.
En noviembre pasado, según datos de la Associação Nacional dos Exportadores de Cereais (Anec), Brasil exportó 116.813 toneladas de trigo, una cifra 290% superior a la registrada ese mismo mes por la Argentina (30.000 toneladas).
El dato es que en el presente mes de diciembre Anec proyecta que Brasil exportará casi 698.000 toneladas de trigo, mientras que los exportadores argentinos –ya con el ingreso de la nueva cosecha– registraron para ese mismo mes embarques por 2,927 millones de toneladas.
Es decir: Argentina tiene ahora un nuevo competir que va embarcar nada menos que casi un 24% de su oferta exportable en el primer mes del período comercial del trigo 2022/23.
Semejante cambio de tendencia es producto del conflicto ruso-ucraniano, dado que los exportadores brasileños aprovecharon las elevadísimos precios internacionales del trigo registrados luego de la invasión rusa a Ucrania para exportar más de 3,0 millones de toneladas del cereal en el ciclo comercial 2021/22.
Las señales de precios –en un mercado libre, es decir, no intervenido– impulsaron a los productores a incrementar este año tanto el área como la inversión tecnológica realizada en el cereal. Y el resultado –clima mediante– es un crecimiento sustancial de la producción.
Brasil cosecha la mayor parte de su trigo entre agosto y noviembre, es decir, varias semanas antes que Argentina y Australia, los mayores exportadores del hemisferio sur, y puede, por lo tanto, aprovechar oportunidades comerciales que están fuera del alcance de las dos naciones más australes.
Entonces la estrategia de Brasil es exportar “trigo caro” con la expectativa de importarlo más barato (fundamentalmente de Argentina) en la “temporada alta” cerealera del hemisferio sur, de manera tal de generar así divisas sin comprometer el abastecimiento interno del cereal.