Ya no es noticia que la seca le pegó durísimo al trigo y se descuentan importantes pérdidas productivas en esta campaña 2022/23, que a su vez implicarán una menor actividad en sectores directamente ligados al cereal. También una menor recaudación fiscal.
¿Pero de cuánta pérdida estamos hablando?
“La pérdida estimada de 10,6 millones de toneladas de trigo generará importantes efectos en la economía nacional. Muchas actividades giran en torno al trigo, como el transporte de cargas por camión y los servicios agropecuarios”, explicó el economista Adrián Gutiérrez Cabello desde la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad de San Martín.
En un informe, el experto destacó los impactos en la producción y en actividades ligadas a la cadena triguera, como el flete y en acopio.
Por ejemplo, indicó que la pérdida de las 10,6 millones de toneladas del cereal que no se producirán por la seca implica que “el servicio de cosecha tiene una caída en su facturación en alrededor de 4.600 millones de pesos”.
La caída en la producción, tal como se presenta, equivale a una pérdida aproximada de 118.520 horas de trabajo de cosecha.
Por otra parte, el costo del personal destinado para la cosecha fue estimado es 14.787 pesos la hora. De esta forma, la pérdida de ingresos hacia los contratistas asciende a 1.752 millones de pesos. Se incluyen salarios, cargas sociales, etc.
En definitiva, la caída en la producción afecta también al ingreso en las comunidades ligadas a la actividad agrícola y a la economía de su población.
Este es el informe completo:
Impacto Sequía Trigo 2022-2023
Avanzando en las etapas comerciales, esa gran cantidad de toneladas que no estarán en esta campaña “equivalen a 53.333 viajes en camión (ida y vuelta) que no se realizarán”. A partir de ahí se puede calcular la merma en la facturación del sector transporte, de acuerdo con los valores vigentes (CATAC) a noviembre de 2022”, a razón de 30 toneladas por camión.
Esto implica a su vez menos consumo de gasoil. Gutiérrez Cabello estimó que esa cantidad de viajes que se perderán implican una reducción en la demanda del combustible de 65 millones de litros. También cabe esperar una caída en la venta de servicios al transporte, tales como mantenimiento, repuestos y neumáticos, alojamiento y alimentación a los transportistas.
“Por cada tonelada que no es comercializada entre flete, comisión de acopio y paritaria se pierden 6.904 pesos, a lo cual hay que adicionar la parte proporcional de la superficie que directamente no se cosechará por el mal estado de los cultivos”, acotó el economista.
Entonces por cada millón de toneladas pérdida, el total asciende a 6.736 millones de pesos. Es dinero que afecta a las economías regionales, con una sustantiva pérdida de actividad económica local.
“Si se contabiliza toda la producción que se prevé perder, las ventas de estos sectores caerían en 71.408,6 millones de pesos”, redondeó el especialista.
Y así llegamos a los impactos hacia el propio Estado. “Desde el punto de vista fiscal, el descenso en la recaudación a valores de noviembre de 2022, sería de más de 43.000 millones de pesos” por el impacto en impuestos nacionales como ganancias e IVA.
A eso se sumarán los “80.460 millones de pesos por derechos de exportación, que tienen un importante impacto en las arcas públicas nacionales, como así también los casi 6.200 millones de pesos por Ingresos Brutos que perciben las provincias”.
En cuanto al impacto en el PBI la caída en la cosecha de trigo implicaría una baja de 0,6%, al tiempo que se dejarían de percibir divisas por 6.000 millones de dólares indicó el economista.