Si nos retrocedemos unas cuatro décadas en la historia de Brasil, seguramente nos vamos a encontrar con un escenario muy distinto al de hoy. El contexto de las sucesivas dictaduras durante la década del ´70 configuró, como sucede habitualmente, movimientos de base que resistieron a las políticas imperantes, pero descuide, no vamos aquí a analizar la geopolítica completa de aquellos años, sino que apenas nos vamos a ocupar de la cuestión agraria, que por esos años parió lo que hoy es un inmenso movimiento campesino: El Movimiento sin Tierra, o MST.
Alexandre Conceição es el coordinador del movimiento en Brasilia, quien lo describe y lo contextualiza en una charla exclusiva con Bichos de Campo. “El MST nace como una demostración de la lucha de los campesinos contra la dictadura militar. A finales de los años ’70 empiezan a ocurrir varias ocupaciones espontaneas de tierras, y ahí se forma, se funda el MST. Tiene su fundación, digamos, más oficial, el ’84. Aunque nosotros no seamos una organización estricta, de registros en escribanías, somos una organización popular”, cuenta.
Mirá la entrevista completa a Alexandre Conceição, referente del MST:
Esta forma de organización hoy en día está conformada por aproximadamente 350 mil familias de campesinos. Nació en la parte del sur del país, y luego, aprendiendo de la historia del Brasil y de con los movimientos anteriores, -como Canudos, Contestados, la Liga Campiñesa del Nordeste y otras luchas campesinas- que fueron derrotadas por que se limitaron a sus propias regiones, el MST tuvo que nacionalizarse. Alexandre cuenta que tuvieron el cuidado suficiente para no regionalizarse, y eventualmente, “ser eliminado por la burguesía agraria brasileña, tratando de ganar el territorio nacional, para luchar por la tierra y discutir con la sociedad brasileña la injusticia representada por el latifundio”.
Bajo este panorama, el movimiento debió formular su bandera, que es la de la reforma agraria. Alexandre cuenta que el MST tiene su objetivo claro hace tiempo: “Una cosa es la lucha por la tierra, y otra cosa es la lucha por la reforma agraria, por la política pública para el desarrollo de la agricultura familiar, para la producción de alimentos, y la lucha por la transformación social. Los campesinos brasileños simpatizaron con este objetivo”.
El movimiento tuvo su último congreso nacional en 2014, y ahí nació lo que llaman Reforma Agraria Popular. “Nosotros, como movimiento que nace y enfrenta a los terratenientes y a la dictadura militar, concebimos ideológica y científicamente, un proyecto político de la reforma agraria, la Reforma Agraria Popular. Este concepto rompe con la Reforma Agraria original, salimos del concepto del del capitalismo, del desarrollo del sistema capitalista y etc., y también de las propuestas socialistas de Reforma Agraria, y construimos nuestro propio concepto, con base en el combate al latifundio, a favor de la redistribución de la tierra, de la producción de alimentos saludables, del respeto al medio ambiente, e incluyendo a la juventud y a las mujeres en el proyecto”
El MST se constituye a nivel nacional en todo el Brasil, sin presencia solo en el Amazonas, porque según Conceição, “el Amazonas tiene otra naturaleza de lucha, no necesita la lucha por la tierra, y si la lucha por la preservación del Amazonas, nuestra mayor riqueza”.
– Deben haber cambiado las consignas y las demandas desde el origen hasta ahora, debe haber habido una evolución en estos casi 40 años.
La pauta principal del primer congreso, que no recuerdo el año exacto ahora, fue “Reforma agraria por un país sin terratenientes”. Después construimos la consigna “Ocupar. Organizar. Producir.” La historia cambia y nosotros vamos cambiando junto con ella, la coyuntura política, económica, social. Nuestro primer enfrentamiento fue contra el latifundio y la dictadura militar, entonces la consigna era resistencia política y organización para que tuviéramos derecho al techo y a la tierra. La consigna fue cambiando, ya que la consigna es un horizonte que nos apunta hacia donde tenemos que caminar. Después fue “Ocupar. Resistir. Producir.”, una consigna muy fuerte que duró casi 10 años de ocupación de tierra durante los años ’90. Los terratenientes quebraron en Brasil, muchas empresas, haciendas, terratenientes de caña de azúcar, todo quebró completamente, entonces la lucha por la tierra ganó una fuerza enorme, por eso en los años ’90, nuestra consigna más fuerte fue “Ocupar. Resistir. Producir.”
– Producir, para demostrar que podían ser sustentables con pequeñas escalas, con pequeñas parcelas.
Exacto. Luego, enseguida, la consigna más fuerte fue nuevamente contra los terratenientes, que se tornaron aún más violentos hacia finales de los ’90, inicios de los 2000, y volvimos a “Reforma Agraria: por un Brasil sin terratenientes.” También fue una lucha de enfrentamiento a los terratenientes, incluso, por ejemplo, Gobierno Collor (de Mello), gobierno neoliberal. Gobierno Fernando Henrique (Cardoso), también neoliberal. Todos incluían como propuestas de gobierno acabar, destruir el MST. Entonces teníamos que luchar contra el latifundio, y contra el gobierno, todo al mismo tiempo.
El latifundio es el enemigo de toda la sociedad brasileña. No es apenas un problema de los sin tierra, es un problema de la sociedad como un todo. Y en tanto y en cuanto, continúe existiendo latifundio improductivo en este país, no habrá democracia. Siempre será nuestro enemigo, y siempre lucharemos contra él. Es de nuestra propia naturaleza
– ¿Y por qué es un problema para Brasil el latifundio?
Porque Brasil es campeón mundial, no solo en futbol, sino en concentración de tierra, o, mejor dicho, vicecampeón, solo perdemos contra Paraguay. Y en Paraguay, los que concentran tierra también son brasileños. Tenemos el título y el subtítulo de la misma competición injusta que es el latifundio. Brasil es campeón mundial de consumo de veneno en la agricultura. Es campeón mundial en la exención impositiva para terratenientes.
Por eso la agricultura brasileña, con esta organización de terratenientes, está completamente controlada por cinco, seis, siete, ocho empresas internacionales, o sea, los grandes oligopolios internacionales son quienes dominan la cadena productiva del latifundio brasileño: Monsanto, Bayer, Dreyfuss, y tantas otras por ahí. Por eso es que el latifundio es un tema fundamental, porque con él, no existe democracia de la tierra, sobre todo en Brasil, dado que nuestro país fue formado por una empresa capitalista europea, portuguesa, y posteriormente, inglesa, con base en latifundio improductivo, o digamos, latifundio en gran escala, con base en trabajo esclavo, y con base en producción para exportación. Esos tres pilares son el origen de la injusticia, y el motivo por el cual tanta gente pasa hambre en nuestro país, tantos negros y negras son discriminados.
La base del latifundio es el trabajo esclavo, la base de la gran retención de tierra es la destrucción del medio ambiente, y la exportación. El latifundio brasileño produce soja para exportación, y no para alimentar al pueblo. Quien produce el alimento que está en la mesa de los trabajadores de todo el país es la agricultura familiar, los pequeños y medianos productores, más los asentados de la reforma agraria, que producen 78% de los alimentos que están en las mesas.
Los grandes terratenientes brasileños con ganas de comer cerdo orgánico acaban comprándolo a nosotros, porque ellos solo producen soja con base en veneno, con base de agrotóxicos, con base en trabajo precarizado, con base en destrucción.
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– ¿Ahora, el agronegocio es lo mismo que el latifundio para vos?
El agronegocio es una empresa, es el negocio de la agricultura. El latifundio, verbo atrasado, es otra cosa, pero se complementan. Por eso, para que los compañeros y las compañeras nos entiendan un poco más, cuando hablamos de agronegocio y cuando hablamos de latifundio, verbo productivo brasileño originado en el 1500, son distintos pero complementarios.
Cuando ganamos las elecciones de 2002 con Lula, la lucha por la tierra, los pequeños agricultores, estaban en la mesa de negociación con el gobierno. Cuando ellos realizan el golpe de estado contra la presidenta Dilma, nos sacan de la mesa de negociación.
– Vos hablás de latifundio improductivo, pero el agronegocio es muy productivo, ha multiplicado mucho la riqueza, e incluso ha logrado, parece ser, que Brasil sea autosuficiente de alimentos.
Esas son fake news que Bolsonaro repartió por ahí afuera. Dice que Brasil ha matado el hambre de todo el mundo con la producción del agronegocio. Todo mentira. Porque la base de producción terrateniente, que es extensa en Brasil, consta solo de soja, azúcar, maíz, todo para exportación, y eso no alimenta a todo el mundo, apenas es una base importante para procesos de alimentación, incremento de procesos de alimentación.
Es importante decir que la gran producción es importante para nuestro país, pero también es necesarios que los pequeños productores, las cooperativas, las industrias campesinas, tengan cada vez más fuerza económica para convertirse en competición y entregar un producto más saludable para la población brasileña. Es esa nuestra lucha. Mientras tanto, tanto el latifundio como el agronegocio siguen produciendo sin pagar impuesto de importación de veneno, sin pagar impuesto de exportación, entonces todos los ingresos producidos por el agronegocio son relevantes en la bolsa de valores, como dicen los economistas, pero si mirás más allá de la bolsa, la historia es otra.
* Foto de portada: Latam Gremial