Si hay que darle las gracias a una tecnología desarrollada en los últimos años, sin duda los reconocimientos tendrían que ser para los drones. Las filmaciones e imágenes obtenidas desde el aire ciertamente han mejorado mucho los análisis y estudios realizados a campo, que por la magnitud de las superficies a veces son difíciles de efectuar desde el suelo.
Evidencia de esto es la imagen tomada por la agrónoma Mariana Villafañe, que ofició de radiografía del ensayo agrícola que se encuentra llevando adelante en un campo de la localidad bonaerense de Miramar. Sin embargo, algo no tan evidente es el por qué de la distribución espacial que ahora resalta en fotos como esta.
Vayan por la vida rodeándose de gente que los incite a ir para delante… así se logran cosas como ésta!!! en semejante año, más que feliz con el campo logrado… pic.twitter.com/mJZQSgBLyD
— Marian.. (@Marianvillafan) October 11, 2022
“Diagramar un campo experimental –se le dice así y no “lote” porque en él hay más de veinte ensayos y microlotes- es como jugar al tetris. Hay mucho para encajar. Como se ve en la foto, hay distintos tamaños de parcelas y eso es de acuerdo a lo que se quiera evaluar. Por ejemplo, para terápicos de semillas no se necesitan parcelas tan grandes. Eso varía de acuerdo al producto que se vaya a utilizar”, dijo a Bichos de Campo Villafañe.
Luego de trabajar 11 años en la charca experimental de Miramar, dependiente del Ministerio de Desarrollo Agrario, la agrónoma decidió independizarse y enfocarse en la asesoría de productores y empresas. Fue allí que montó un campo experimental en el lote de un cliente, y comenzó a evaluar productos, estrategias de aplicación, de nutrición, entre otras cosas.
“Son dos hectáreas y media, es chico. La idea es ir rotándolo para no hacerlo siempre en el mismo lugar. En este caso se trata de trigo y cebada. Hay muchos desarrollos de productos precomerciales que para ser registrados necesitan de una experimentación en tres localidades y por tres campañas como mínimo. Yo ya venía haciendo estos ensayos y este año los centralizamos todos ahí. En este caso son todas tecnologías: fertilizantes, fungicidas, herbicidas, bioestimulantes, terápicos de semillas, etc.”, indicó Villafañe.
Una vez que el espacio es configurado, es el turno de que las sembradoras hagan lo suyo.
“Se siembra con sembradoras experimentales de ensayos y con sembradoras de lote. Así se arman las franjas. Luego se queman los caminos que es lo que se ve tan llamativo en la foto”, señaló la agrónoma.
-¿Qué diferencias hay entre ellas?– le preguntamos.
-La sembradora experimental generalmente es de 7 surcos a 20 centímetros, y vos vas dosificando a determinada cantidad de metros. Esas microparcelas son generalmente de entre 5 y 10 metros de largo, que son las medidas que necesitamos para tener validez estadística. En cambio una sembradora de lote tiene 48 surcos, y en los ensayos la usamos para hacer parcelas mucho más grandes. Ahí lo que no podes hacer es variar los tratamientos de semilla o la variedad de semilla que se use, contrario a lo que ocurre con la sembradora experimental. En esta última varias todo el tiempo porque pones sobre a sobre. La sembradora de lote es bolsa a bolsa.
-La sembradora experimental usa pequeñas muestras.
-Exactamente. Son sobres de 200 gramos de semillas. Y para una sembradora de lote necesitas mínimo bolsas de 10 kilos. Es mucha la diferencia de tamaño y de dimensión.
-Por lo que se ve en la foto, este campo experimental está inserto en un lote previamente cultivado. ¿Eso es compatible?
-Sí. La idea es insertar los campos experimentales adentro de lotes de producción porque el cultivo de alrededor actúa como zona buffer o de amortiguamiento, tanto para lo que es aprovechamiento de agua como de nutrición y contención. Es darle la misma situación que un productor vería en un lote si usara toda la misma variedad y estas mismas estrategias. No es una cuestión aislada sino que se busca darle conexiones de macrolote.
-¿Conlleva algún tipo de riesgo hacer estos lotes experimentales? Imagino que si ya se testea a campo es que el producto tiene cierto grado de seguridad, sin embargo quizás supone algún riesgo para el lote en el que fue insertado.
-Muchos de los productos que están en desarrollo se prueban en protocolos de distintas dosis para ver si tienen algún riesgo de fitotoxicidad. También por eso se hacen en microparcelas y no en macroparcelas. Cuando llegan a este punto de experimentación a campo, ya el desarrollista de cada empresa lo tiene comprobado y generalmente no superan el daño del 5% o 10%. Quizás se marca alguna hoja, se amarillenta el cultivo pero no más que eso. Para no tener una merma generalizada de todo el lote se trabaja con pequeñas parcelas, asegurando tener bien comprobado el dato.
A continuación la agrónoma agregó: “Se trabaja con la normalización de las condiciones que hacen al ensayo. Por ejemplo: a todos se le aplica la misma cantidad de urea, el mismo insecticida para controlar el pulgón, el mismo tratamiento de semilla, se usa la misma variedad, etc. Las variables se normalizan para que solo varíe, por ejemplo, el fungicida foliar que se quiere probar”.
-¿Qué parámetros tiene que tener el campo para que sea apto para este tipo de ensayos?
-Uno trata de elegir lotes que sean bastante homogéneos. Pero también está el diseño estadístico que vos vayas a usar, ya que todos estos ensayos son con validez estadística. Lo que necesitás es tener cuatro repeticiones divididas en cuatro bloqueos. De esa forma salvás las diferencias que podés tener dentro del lote como una pendiente o una loma. Eso se disipa en el modelo estadístico con esas repeticiones.
-¿Cómo identificás una posible variación?
-Si hay una variación por la ubicación que tiene en el lote, se va a marcar por ese efecto de bloque que es una cuestión estadística básicamente. En años como este, si salís a la ruta vas a ver lotes con manchones porque faltó agua. En cuanto hay una mínima diferencia dentro del lote eso se muestra. En la foto vas a ver diferencia en los cultivos. Por eso son cuatro repeticiones por año, que para que lo apruebe Senasa debes hacerlo en tres localidades distintas. Y dentro de cada año y cada localidad tenés el ensayo con cuatro repeticiones.
-¿Este campo experimental es recorrido por autoridades de los entes sanitarios para ver los resultados in situ? ¿O la aprobación depende de un informe técnico?
-Ese es un gran cuestionamiento que tenemos los profesionales de la agronomía. Estos ensayos solo los puede hacer un profesional que está matriculado. Senasa solo admite ensayos de este tipo ya que tu matrícula valida el resultado del ensayo. Después hay que escribir un informe largo donde se detallan las condiciones de suelo, de agua, incluso va el cuaderno de campo con todas las anotaciones que haces. Sin matricula no se puede hacer. La mía por ejemplo es la 1443. Ahí te das cuenta que no somos muchos.
-¿Y por qué decís que es un gran cuestionamiento?
-Porque la mayoría no está acostumbrado a matricularse. El Colegio de Ingenieros de la provincia de Buenos Aires es relativamente nuevo. Hoy por hoy es una lucha que estamos dando y la idea es que todos se matriculen para poder hacer estos trabajos y defender la profesión. Es una campaña día a día, convenciendo colega a colega.
-¿La forma en que organizaste este campo responde a una teoría en particular? ¿Es algo que se estudia durante la carrera o se adquiere luego con la experiencia profesional?
-Hay una teoría estadística que uno ve en la facultad pero es poco. Si bien tenemos una materia de estadística en la carrera, después es mucho de práctica, de prueba y error. Cada ensayista hace sus ensayos a su manera. Cada quién va viendo cómo mejora su receta. Todos los años tenés algo nuevo por aprender. Te doy un ejemplo. Alguien me comentó la publicación que compartí diciendo que lo ponía loco que falte una parcela. A mí por el contrario me pone loca que haya parcelas que se ven desfasadas. El año que viene cuando las siembre, lo haré de distinta manera para que todas partan del mismo lugar.
-¿Y por qué nacieron desfasadas esas parcelas?
-Porque el sembrador gatillo distinto. Largó la semilla en distintos momentos a la idea y a la vuelta y por eso se ven cruzadas. En las otras parcelas se ve todo más ordenado porque yo quemé los caminos con herbicida secante y quedó bien demarcado.
-¿Qué preferencias tenés vos a la hora de diagramar un campo así?
-Yo por ejemplo trato de sembrar teniendo el sol de espaldas para poder observar mejor los datos. En este caso, por la ubicación del lote, no pude. Si no tendría que haber cambiado mucho la distribución de las parcelas. Son cosas que uno va amoldando según mejor le parezca. La rigidez sí te la da el diseño estadístico.
-El criterio estricto aparece en la aplicación de insumos.
-Sí, claro. Eso se aplicó con mochilas de precisión y con determinados picos de acuerdo al producto que fuéramos a utilizar. Se diluyeron en determinadas cantidades de agua que están protocolizados. Eso te lo marca Casafe en un principio y después la empresa proveedora del producto.
-¿Qué parámetros son definidos por la empresa proveedora? ¿Qué papel juega en esto?
-Ellos te brindan el producto, el volumen de dilución, la concentración, el momento de aplicación y después vienen a observar el ensayo con vos. Ahí en el momento de observación con la empresa salta a la vista si hay alguna deficiencia o cosa que no resulta y demás.
-¿Qué determina el éxito o fracaso de un ensayo como este?
-Primero el ambiente. Como en toda producción agropecuaria, las condiciones de temperatura y humedad determinan el éxito o el fracaso de cualquier campaña. Sumado a eso, si no es un buen año para la aparición de enfermedades porque está demasiado seco, eso también te puede conducir a un fracaso. Y después siempre puede pasar algo. Esta semana por ejemplo tuvimos heladas que afectarán el rendimiento. Puede ocurrir también que la aplicadora del lote pase por arriba del ensayo. Ha pasado. O incluso aplicar mal, todos somos humanos. Ahí se descarta la parcela o el ensayo completo. Por eso también son las cuatro repeticiones, para no perder la rigidez estadística.
-¿Son comunes estas experiencias en el país? ¿La agronomía en Argentina realiza estos trabajos en forma periódica?
-Argentina tiene muchos campos experimentales, centrados sobre todos en algunos lugares específicos como la zona de Balcarce, Mar del Plata, Miramar, Pergamino, Venado Tuerto, Diego de Alvear, Rosario. Están nucleados alrededor de las empresas y ellas en Argentina tienen incluso sus campos experimentales propios o tercerizan como en mi caso. Eso les da más zonas para estudiar, más avales frente a Senasa y otros organismos. Nuestro país tiene muy buenos ensayistas. A nivel mundial somos reconocidos por el nivel de investigaciones que hacemos. Contrario a lo que podría pensarse, no se traen tantos productos de afuera sino que hay mucho desarrollo a nivel local. Eso hace que se requieran muchas validaciones para probar lo que se está usando, lo que nos da a su vez mucho trabajo a los ensayistas. En ese sentido estamos con muy buenas perspectivas de investigación.
Buenas noches necesidad de prácticas apicolas para incrementar la productividad.
Manejo apucola
INGENIERA AGRÓNOMA… no agrónoma.
simplemente: maravilloso