La faena vacuna de septiembre fue otra vez alta. El total de bovinos enviado a los frigoríficos fue de 1,168 millones de cabezas lo que representó una caída del 5% con respecto a agosto, pero 8,5% superior al número de septiembre del año pasado.
En tanto, en lo que va del año el acumulado es de 10 millones de animales, lo que significó un 3,6% más que en los primeros 9 meses del 2021. Pero a eso hay que agregar que el peso medio también viene siendo mayor por lo que la producción y la oferta para el mercado local también se incrementó. El analista Andrés Halle, de Econoagro, consideró que “en los primeros 9 meses del año, la cantidad de cabezas faenadas se incrementó un 3,46%, respecto de 2021 y se produjo un 4,9% más de carne debido del incremento del peso de faena”.
En septiembre la faena de vaquillonas fue alta como consecuencia de la mayor salida de los feedlots aunque similar a la de septiembre del año pasado, mientras que la oferta de vacas aumentó en 27.000 animales, es decir 16% más. Sin embargo, la participación sobre el total las hembras significaron el 43,3% del total.
En cuanto a las categorías de machos, los novillos sumaron 107.00 cabezas con un crecimiento del 35% con respecto al mes anterior mientras que el mayor aporte lo hicieron los novillitos que sumaron 520.000 cabezas, manteniendo el mismo volumen que un año atrás.
El analista Ignacio Iriarte dijo que con esta faena “la producción de carne vacuna se estima en 276 mil toneladas lo que indica un salto del 7,5% con respecto a septiembre del año pasado” cuando se alcanzaron las 256 mil toneladas según datos del ministerio de Agricultura.
La oferta de carne de septiembre fue la más alta de 2022 y 2021 con excepción del mes pasado cuando se alcanzaron las 289 mil toneladas.
Este alto nivel de producción y los problemas que hay para exportar por la debilidad de la demanda de China, Europa y las restricciones que impuso el gobierno, explican la alta oferta para el mercado local y el freno en el precio de la carne y de la hacienda.
Esta semana se conocerá el dato de inflación y la evolución de los precios de la carne que hasta agosto tenían un retraso marcado respecto de la inflación. Lo mismo sucede con la hacienda para faena.
Teniendo en cuenta estos datos y los altos niveles de encierre que hay en los feedlots es poco probable que haya reacción alguna de los valores en un mercado muy bien abastecido, pero que encuentra a los consumidores con ingresos reales muy menguados por la crisis y con poco poder de fuego.