En agosto de 2022, las exportaciones argentinas de bienes alcanzaron 7537 millones de dólares y las importaciones 7837 millones de dólares, lo que implica que se registró un déficit comercial de 300 millones de dólares.
El dato, informado por el Indec, es que ese déficit se podría haber evitado porque el mes pasado se destinaron 507 millones de dólares para importar gasoil, el cual es reemplazable por un mayor uso interno de biodiésel, combustible que abunda en el mercado argentino.
De hecho, existe una normativa nacional que determina un corte de biodiésel con gasoil del 12,5%, la cual no es respetada por las grandes compañías petroleras, entre las cuales se incluye la estatal YPF.
El mes pasado también se destinaron 276 millones de dólares para importar gas natural licuado y 207 millones más para traer gas natural en estado gaseoso, dos insumos energéticos que podrían reemplazarse con inversiones en el sector de biogás elaborado en base a desechos humanos o animales.
El otro gran “drenaje” de divisas en agosto fueron los bienes de capital con importaciones por 957 millones de dólares versus 576 millones en el mismo mes de 2021. Se trata de un subsidio indirecto (y discrecional) a las industrias que consiguen permiso para acceder a las divisas a tipo de cambio oficial para comprar equipos y maquinaria en el exterior con dólares a “precios cuidados”.
En agosto pasado las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) de los principales productos y subproductos derivados del cultivo de la soja (poroto, aceite y harina y pellets de soja, además de biodiésel) registraron un superávit de 1451 millones de dólares, una cifra 822 millones de dólares inferior al del mismo período del año anterior. Eso porque las exportaciones descendieron 794 millones de dólares y las importaciones aumentaron 28
millones de dólares.
En términos de relaciones comerciales, el país que sigue siendo la mayor “aspiradora” de divisas de la Argentina es China con un balance comercial negativo superior a 1000 millones de dólares el mes pasado, seguido por EE.UU con más de 500 millones.
Argentina registra déficit comercial desde junio de este año debido a crecientes importaciones energéticas y de bienes de capital a valores “subsidiados” en combinación con una desaceleración de las exportaciones a partir de la pérdida de competitividad generada por una elevada carga impositiva y distorsiones comercial y cambiarias instrumentadas por el gobierno nacional.