El mundo está atravesando grandes turbulencias financieras, económicas y monetarias por conflictos bélicos y geopolíticos que auguran la conformación de un nuevo orden global. Sin embargo, cuando se analizan los fundamentos propios del mercado agrícola, siguen siendo claramente alcistas.
Así lo advirtió el analista de mercados agroindustriales Enrique Erize durante una conferencia ofrecida anoche en la Expo Rural de Palermo junto al coordinador de la Comisión de Granos de la Sociedad Rural Argentina (SRA) Santiago del Solar.
El último informe mensual del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) muestra que, a pesar de reducir la proyección de exportaciones y uso interno de maíz, EE.UU. no lograría recomponer sus reservas internas del cereal, las cuales terminarían siendo de 37,3 millones de toneladas al finalizar el ciclo 2022/23 versus 38,3 millones en 2021/22.
Adicionalmente, el USDA estima que en 2022/23 Brasil y Argentina producirían 181 millones de toneladas de maíz versus 169 millones en 2021/22 en un escenario de probable repetición del fenómeno Niña por tercera campaña consecutiva.
En soja el panorama es aún más crítico dado que, aún ajustando las exportaciones previstas, el stock final interno del poroto en EE.UU. al finalizar 2022/23 sería de apenas 6,27 millones de toneladas versus 5,85 millones en 2021/22. Y también existe una probable sobreestimación de la cosecha sudamericana.
“Muchos están desesperados porque la soja bajó mucho en las últimas semanas, pero los valores actuales (583 u$s/tonelada el FOB oficial argentino) de la oleaginosa están entre los más elevados en términos históricos”, explicó Erize.
El analista recordó que en las próximas semanas comenzará a cosecharse el maíz en EE.UU. y luego llegará el turno de la soja, razón por la cual, por un factor estacional, los valores de ambos productos en el mercado estadounidense CME Group tenderían a enfriarse.
En lo que respecta a la posibilidad de que se restablezcan las exportaciones ucranianas de productos agroindustriales, se mostró poco optimista de que eso pueda ocurrir en el ciclo 2022/23.
“En noviembre del año pasado recibimos un contingente de más de veinte empresarios agrícolas ucranianos, a quienes acompañé para visitar diferentes establecimiento de la zona pampeana argentina. Sigo en contacto con ellos y me cuentan que muchos campos allá no se pueden sembrar porque fueron minados por el ejército ruso”, comentó.
Por otra parte, el acuerdo para implementar un corredor exportador en los puertos de Ucrania –que fue quebrado por Rusia un día después de ser firmado– tampoco luce muy prometedor.
Erize indicó que los precios actuales de soja, maíz y trigo en el mercado argentino, además de ser elevados en términos históricos, se encuentran acordes a la paridad de los mercados internacionales. “El que tiene que vender en los próximos tres meses, el precio es hoy”, aconsejó.
Sin embargo, indicó que aquellos que pueden esperar o que tienen que comenzar a construir precios de la nueva campaña 2022/23 tendrían nuevas oportunidades en el mediano plazo. “Esperen para ponerle precios a la soja en 2023: tiene quince meses por delante para hacerlo; no se desesperen”, apuntó.
En cuanto al trigo argentino 2022/23, Erize recordó que, si bien los exportadores registraron a la fecha embarques por 8,84 millones de toneladas del cereal, apenas compraron poco más de 5,0 millones de toneladas, de las cuales solamente 2,82 millones tienen “precio hecho”.
“Si nadie vende trigo en los próximos tres meses y llegamos al mes de octubre y los exportadores tienen ya encima a los embarques de la campaña 2022/23, entonces van a tener que levantar la puntería (para originar mercadería)”, señaló.