La Argentina es un país en joda, donde el gobierno aplica un cepo a las exportaciones de carne pero los embarques de ese alimento igual crecen respecto de cuando no estaban vigentes las restricciones.
¿Se entendió? En mayo de 2021, el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kichner volvió a intervenir sobre las exportaciones de carne, como ya habían hecho Néstor Kirchner y Guillermo Moreno en 2006, con el argumento de que había que regular el flujo comercial para asegurar suficiente oferta del alimento para los argentinos y así evitar subas en los precios. La carne subió casi 60% desde entonces, pero bueno…
Lo curioso es que el cepo -que estuvo vigente en el segundo semestre de 2021 y en este primer tramo de 2022- no provocó una caída de los envíosde carne al exterior en relación al primer semestre de 2021, cuando no había restricciones de ningún tipo para exportar. Por el contrario, según el último informe del IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna), se exportó más carne con el cepo que sin el cepo. Perplejidades de un país sin dudas desquiciado.
La estadística no miente: entre enero y junio de 2022 se embarcaron 299.675 toneladas de carne vacuna (peso producto), un 0,5% más que las 298.330 toneladas del primer semestre de 2021, cuando no había cepo.
Así, en los hechos, el cepo a las exportaciones de carne que primero instrumentó el ex ministro Matías Kulfas y cuya administración pasó luego a manos del ministro de Agricultura, Julián Domínguez, solo sirvió para frenar el crecimiento de las exportaciones, que ya habían sido récord en 2020 (con más de 910 mil toneladas) y pintaban para volver a serlo en 2021 (hasta que el gobierno puso este freno a mitad de año).
Por lo tanto, solo respecto de los volúmenes récord de 2020 las exportaciones habrían caído un 4%.
La continuidad de las exportaciones de carne en los niveles de la primera mitad del año explica en buena medida por qué las entidades rurales dejaron de quejarse por el asunto, a pesar de que constituye un claro ejemplo de intervención del Estado en un mercado. En rigor, los frigoríficos debe seguir pidiendo permisos de embarque a las autoridades y éstas pueden decidir discrecionalmente cuándo cortar el chorro.
Pero si algo acalló la polémica inicial que había desatado esta intervención, eso sin duda fue el alza de los precios del producto en el mercado internacional, que fue de nada menos 20% en junio pasado respecto de igual mes de 2021 para los cortes frescos y de 36% para los cortes congelados. El mes pasado, estos últimos (orientados sobre todo al gigantesco mercado de China) se vendían a 6.000 dólares por tonelada (6 dólares por kilo), mientras que los otros mercados pagaban los cortes enfriados a más de 10 dólares por kilo en promedio.
Por la plata baila hasta el mas rancio oligarca, que se olvida de cepos y de todo tipo de desgracias. El IPCVA remarcó que tomando en cuenta los últimos doce meses (es decir, los dos semestres de vigencia del cepo), “las exportaciones argentinas de carne vacuna acumuladas se ubicaron en volúmenes cercanos a las 717 mil toneladas equivalente res con hueso, por un valor cercano a 3.300 millones de dólares”.
Es el mismo dinero que ingresó a la cadena en todo 2020, el año récord. Si se tiene en cuenta la comparación de este semestre contra los primeros seis meses del año pasado, las divisas obtenidas crecieron de 1.260 millones a 1.765 millones, es decir más del 40%.
En un país en joda como la Argentina, se sabe, entonces nadie puede tomar en cuenta con seriedad las promesas y argumentos de los funcionacios. Al otmar el mando del cepo a las exportaciones de carne, el ministro Domínguez mintió descaradamente al afirmar que las exportaciones no podía superar el 24% de la producción porque si no se veía afectado el precio de la carne en el mercado interno. El funcionario mencionó complejos estudios del INTA que jamás mostró, porque seguramente no existían.
Solo en junio pasado, las exportaciones de carne fueron de 72.409 toneladas Res con hueso, más otras 8.500 toneladas de huesos. Equivalen al 27% de la producción d carne obtenida ese mes. que fue de unas 267 mil toneladas. De todos modos, en junio se detuvo algo la escalada de los precios internos de la carne y el consumo interno se ha recuperado nuevamente hasta unos casi 50 kilos anuales per cápita, demostrando que no tenía casi nada que ver el ritmo de las exportaciones con los niveles de demanda interna.
Según el informe de CICCRA (Cámara de la Industria de la Carne) conocido también en las ultimas horas, “el mercado interno absorbió 1,073 millones de toneladas r/c/h de carne vacuna en lo que transcurrió del año”, por lo que “se observó una recuperación de 4,7% anual” en relación al primer semestre de 2021.
Pero, de nuevo, este es un país de joda. Ahora que bajan los precios de la hacienda (lo hicieron más de 3% en junio) y los de la carne se estabilizan; ahora que el consumo interno vuelve a ganar participación, ya el asunto de la carne dejó de ser el centro de la atención. Así podremos ir desarmando sin que se note el cepo a la exportación, como está sucediendo ahora. Hasta que los precios vuelvan a subir, y volvamos a apelar a la receta absurda de bloquear las exportaciones. Y así sucesivamente.